martes, 17 de diciembre de 2019

Desconectarse

En este tiempo de renovación, de transformación, de reflexión y propósitos, llama la atención la contradicción del mundo moderno, entre la necesidad de comunicación y contacto, y el uso desmedido de los medios masivos de hiperconexión, que más que conectar y encontrar; saturan, aíslan y muchas veces dividen. El mundo de hoy vive en medio de un ruido permanente de noticias (algunas confiables, otras no tanto), que más que informar, crean imaginarios dirigidos por intereses particulares, para movilizar a aquellos ingenuos que sólo se quedan con lo que la red les ofrece.

En este momento es necesario desconectarnos por un momento, para hacer un pare en el camino, tomar distancia de lo que dicen o afirma otros, y tomar el camino del conocimiento interior, para descubrir la ruta que nos lleva a la orilla del silencio del Creador. Ese silencio que te espera para abrirte el corazón y conectarte con la eternidad, con la virtud y con la esencia de la luz que brilla en ti desde que naciste. Un silencio que no calla tus limitaciones, sino que descubre tus potencialidades para renovarte y hacer una mejor versión de ti mismo.

Cuando te desconectas no sólo te encuentras contigo mismo, sino que descubres a aquellos que pasan alrededor de tu vida, esos enviados del dueño de la vida que tienen algo que decirte, algo que enseñarte, algo que mostrarte para que avances hacia el siguiente nivel, donde vas a encontrar nuevos retos, nuevas aventuras y la manera de salir de tu zona cómoda, para descubrir esos dones y virtudes que aún no has desarrollado. Cuando te desconectas del mundo, te conectas con el poder de tu voz interior, que conecta con tu visión sagrada de la vida.

Desconectarse del mundo no es aislarse, ni volverse ermitaño ausente de la realidad. Es precisamente hacerse consciente de las dinámicas del mundo, tomando como referente tu búsqueda trascendente, abandonando el juego de las comparaciones y carencias tan motivado por aquellos que manipulan y engañan, para cambiarlo por las potencialidades y las construcciones colectivas desde las virtudes de los otros, donde la diferencias no restan, ni dividen, sino que suman y multiplican. Cuando te desconectas, encuentra los sonidos del silencio donde vibras en la misma frecuencia de la esperanza, la fe y la caridad.

Busca desconectarte de las envidias, de los maltratos, de las palabras altisonantes, de los insultos, de las malos modales, de la falsa humildad, de las exclusiones y sobremanera de las mentiras, para que puedas abrir un canal de comunicación fluido y permanente con la común unión, con las buenas maneras, con las palabra de ánimo y bendición, con las posturas de apertura y disponibilidad, con la inclusión de los otros, para que finalmente pueda brillar en ti, la verdad, aquella que preguntó Pilatos al Crucificado, y que vive en el corazón del hombre abierto a ser uno con su palabra.

Que esta nueva natividad, sea para que te desconectes de tus propios miedos, de tus viejos hábitos, para que le des paso a una vida en frecuencia modulada con la luz, la bendición y la paz interior, donde se funde la declaración de una misión, la visión de un propósito y la fuerza de una vocación humana y divina; esa que clama ser parte de un nuevo nacimiento, de un nuevo comienzo; donde tomas tus lecciones aprendidas y tus sueños para dibujar un camino incierto y retador, que abrazados a la fe y la luz, puedas potenciar tus capacidades y hacerte uno con el plan mismo del dueño de la vida.

El Editor.

sábado, 2 de noviembre de 2019

Políticamente correctos

Muchas veces hemos escuchado un par de frases que están asociadas con situaciones de tensión o contraste: “hay que ser políticamente correctos” y “hay que ser diplomáticos”. Estas dos frases hablan del ejercicio de la mesura, la negociación, del buen acuerdo y en particular, de mantener unas relaciones armónicas y de no agresión entre las partes.

Cuando se habla de diplomacia la literatura nos remite a la Convención de Viena de 1961, que en su artículo 3 establece las funciones de una misión diplomática. Las funciones establecidas son: representación, observación e información, negociación, protección y asesoramiento (Jara, 1989).

La representación implica participación en reuniones o actos oficiales en nombre de quien ha sido encomendado. Esta presencia no solamente será administrativa, sino política pues estará atento a participar de decisiones colectivas para las cuales ha sido autorizado, comprometiendo la responsabilidad de aquel a quien representa. La representación es una presencia real que manifiesta un interés particular de una parte, que vincula la esencia misma de todos aquellos que hacen parte de su mandato asociado con su delegación (Calduch, 1993).

La observación tiene por objeto informarse de forma adecuada, para lo cual requiere contar con fuentes de información ciertas, generalmente provistas por las autoridades formales o por medios o personalidades de probada confiabilidad y respeto en el entorno donde se encuentra. La observación es un apoyo fundamental para el reconocimiento del terreno donde va a operar la misión diplomática y por lo tanto deberá consultar fuentes abiertas, que están alcance de todos, como fuentes privadas, preguntando de forma sutil y moderada, sobre aspectos que son de interés para los objetivos de la diplomacia (Jara, 1989).

La negociación es una habilidad que todo buen diplomático debe desarrollar. Es habilitar un espacio de conversación para intercambiar ideas, reconocer los puntos de vista de las partes y establecer un contexto de conciliación o comprensión que lleve a una disminución de las tensiones que se pudiesen tener por temas que pueden ser difíciles de tratar y moderar. Los resultados de la negociación deben traducirse en acuerdos y planteamientos bilaterales o multilaterales que sumen a la distensión de las posiciones de los participantes por un bien superior a todos los que hacen parte del diálogo (Calduch, 1993; Jara, 1989).

La protección es la función que va unida a la representación. Facilita el ejercicio de derechos o la gestión de actuaciones jurídico-administrativas ante las autoridades de la contraparte. Es la acción decidida de una parte que demanda cuidado y salvaguarda de derechos y condiciones de quiénes representa, comoquiera que, en los acuerdos previos y reconocimientos de cada parte, se hacen efectivas, vinculantes y recíprocas las condiciones de cuidado de los miembros de la representación diplomática (Jara, 1989).

El asesoramiento está directamente ligado a la función de observación e información. Cuanta más y mejor información se tenga respecto del sitio de la operación de la misión diplomática, mejor será la orientación que se puede dar a aquel a quien se representa. Los reportes que se generan del servicio diplomático ofrecen una visión complementaria de la situación del contexto y establecen pautas para el desarrollo de las acciones locales y así fortalecer las relaciones con las autoridades del territorio donde se encuentra (Jara, 1989).

Así las cosas, “ser diplomáticos o políticamente correctos”, implica un ejercicio de reconocimiento, recolección y análisis de información para crear una ventaja relacional sutil y discreta, de tal forma que, al generarse tensiones y situaciones al margen de las agendas públicas, sea posible mantener una visión real de las pretensiones e intereses de la contraparte. De esta manera, se consolida una marca personal e institucional que reduce tensiones, asegura la postura que representa y conecta las realidades de los otros negociadores a favor de un bien común y general.

El Editor

Referencias
Calduch, R. (1993). Dinámica de la Sociedad Internacional. Madrid, España: Editorial CEURA. Cap.17. Recuperado de: https://www.ucm.es/data/cont/media/www/pag-55160/lib2cap7.pdf
Jara, E. (1989) La función diplomática. Documento de trabajo No.5. CEPAL. Santiago, Chile: PNUD-CEPAL. Recuperado de: https://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/29597/S3272J37_es.pdf

domingo, 20 de octubre de 2019

Realidad: Una visión de mapas imperfectos


Con el aumento del volumen de información que llegan desde diferentes fuentes y lugares, es complicado poder estar atento a las señales y distinciones que empiezan a afectar todo aquello que las personas hacen y proyectan en el mediano y largo plazo. La “infoxificación” como la define el académico Alfons Cornella es “es el exceso de información. Es, pues, lo mismo que el information overload. Es estar siempre «on», recibir centenares de informaciones cada día, a las que no puedes dedicar tiempo. Es no poder profundizar en nada, y saltar de una cosa a la otra” (Cornella, 2013).

Desarrollar la concentración en un mundo de diversidad y oferta creciente, establece un reto clave para aquellos que quieren concretar acciones estratégicas en un mar de incertidumbres y de eventos interconectados, donde todo es posible, y donde es mandatorio estar vigilante. Esto es, detectar, explorar e interpretar las señales débiles, que aparecen en el horizonte y aquellas que se manifiestan al interior de las organizaciones (Day & Schoemaker, 2019).

Para lograr lo anterior, es necesarios “curar” con cuidado la información disponible para hacer un trabajo de revisión, análisis y confiabilidad, que permita distinguir lo que es importante, del posible ruido que hay en medio de las inestabilidades que se manifiestan de formas inesperadas. Es claro, que no es posible predecir el futuro, pero el reto si es poder danzar con él, es decir, poder usar una tabla de surf (simulaciones, prototipos y escenarios) y explorar diferentes olas para establecer las nuevas fronteras donde aun no hay definiciones ni reglas impuestas por otros (Consejo Nacional de Innovación para la competitividad, 2013).

En este ejercicio se pueden advertir algunas situaciones, descritas a continuación, que revelan algunos archipiélagos de certezas identificados hasta el momento y establecer un marco de acción en donde iniciar la creación de “relaciones posibles” que abren la puerta a la tensión inherente entre cambiar y conservar (Calvo, 2017):
  • Situación 1 – Las plataformas digitales ayudarán a revelar nuevos jugadores globales en formas inesperadas,
  • Situación 2Los límites de los mercados son cada vez más borrosos y se disuelven de forma acelerada,
  • Situación 3Están emergiendo ecosistemas complejos en diferentes sectores con diferentes jugadores,
  • Situación 4El ritmo del cambio se está acelerando (Day & Schoemaker, 2019, p.7).
  • Situación 5Aumento de la necesidad aprender/desaprender ágilmente en las empresas: el error como condición necesaria para habilitar el aprendizaje (Flaum & Winkler, 2015; Calvo, 2017).

Esta situaciones establecen un escenario inestable e incierto, que implica “superar la primacía de las relaciones de causa y efecto como marco explicativo” (Calvo, 2017, p.73) y abrir las fronteras al pensamiento sistémico y complejo, donde las causalidades se multiplican y entrelazan de manera imprevisibles. Lo anterior, hace evidente la necesidad de una alfabetización sistémica (Booth, s.f.), como fundamento para "disoñar" (diseñar y soñar) (Calvo, 2016) propuestas alternativas y novedosas que no teman a la equivocación ni a la ignorancia.

Así las cosas, es fundamental repensar la manera como entendemos la realidad, para que al sortear la necesidad de certezas y relaciones conocidas, se diseñen espacios para abrazar “la diversidad, la complejidad, la emergencia y la autoorganización” (Calvo, 2017, p.77) en medio de un territorio inestable e incierto, donde sin temores y de forma psicológicamente segura, sea posible todo el tiempo actualizar los mapas imperfectos de la realidad.

Referencias
Booth, L. (s.f.) Food systems, climate systems, laundry systems: the time for systems literacy is now! The systems thinker. Recuperado de: https://thesystemsthinker.com/%ef%bb%bffood-systems-climate-systems-laundry-systems-the-time-for-systems-literacy-is-now/
Calvo, C. (2017) ingenuos, ignorantes, inocentes. De la educación informal a la escuela autoorganizada. La Serena, Chile: Editorial Universidad de la Serena.
Calvo, C. (2016) Del mapa escolar al territorio educativo. Disoñando la escuela desde la educación. La Serena, Chile: Editorial Universidad de la Serena.
Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad (2013) Orientaciones estratégicas. Surfeando hacia el futuro. Chile en el horizonte 2025. Recuperado de: https://consejosociedades.files.wordpress.com/2013/08/orientaciones_estrategicas.pdf
Cornella, A. (2013) Infoxificación. Recuperado de: https://alfonscornella.com/2013/10/02/infoxicacion/
Day, G. & Schoemaker, P. (2019). See sooner act faster. How vigilant leaders thrive in an era of digital turbulence. Cambridge, MA. USA: MIT Press.
Flaum, J. P. & Winkler, B. (2015). Improve Your Ability to Learn. Harvard Business Review. Recuperado de: https://hbr.org/2015/06/improve-your-ability-to-learn

sábado, 12 de octubre de 2019

La ilusión del control

Muchas personas piensan que pueden tener “control” en todo lo que hacen y cómo lo hacen. Los ejecutivos particularmente son adictos al “control”, como una fuente de tranquilidad frente a los resultados que persiguen en el ejercicio de sus cargos. Cuando sienten u observan que las cosas no van como ellos piensan que deben ir, crean un escenario de restricción y limitación que termina afectando la discrecionalidad de sus colaboradores, sus iniciativas y creatividad. Ellos creen que el “control” es aquello que es posible manejar y establecer desde su visión del mundo, muchas veces no compartida por su personal a cargo.

Los ejecutivos, anclados a los resultados por los cuáles van a ser medidos y remunerados, tratan de modelar el mundo desde la vista de causa-efecto, donde se dice que es posible tener “control” sobre las consecuencias de las interacciones entre los objetos. Cuando los resultados no se manifiestan de acuerdo con lo que su modelo les indica, tratan de encontrar soluciones puntuales y acciones específicas para comprender un fenómeno, que por definición es sistémico y complejo, el cual no es gobernado por la linealidad.

Cuando los ejecutivos se encuentra atrapados en la “ilusión del control”, en la trampa del mundo mecanicista, donde es posible tener certezas de los resultados, se hacen evidentes los excesos de revisión, nuevas reglas, nuevos procedimientos, que buscan identificar elementos puntuales en el contexto, con el fin de disminuir el incierto que genera no conocer lo que pasa, ni poder “controlar” los resultados. La “ilusión del control” es la enfermedad de los que buscan certezas en un mundo que por definición es asimétrico, inestable, incierto y ambiguo.

En la medida que los ejecutivos puedan descubrir que están en un tejido de relaciones y distinciones emergentes, donde las prácticas conocidas son la base de su actuación, pero no la esencia de su visión, estamos avanzando hacia un escenario más sistémico, donde la complejidad y la incertidumbre no son las amenazas, sino elementos a conquistar y sintonizar para abrir espacios y oportunidades para capitalizar ideas, que de otra forma nunca hubiesen podido tener una oportunidad.

La innovación no se genera en un espacio de certezas y reflexiones conocidas. Es una proceso natural que se manifiesta en la inestabilidad, en la sensación de “no saber” y sobremanera, cuando se hace necesario tener una respuesta y una oportunidad para ver las cosas de forma distinta. Cuando se lograr distinguir en medio de los clarooscuros, es posible avanzar en la construcción de posibilidades y no de probabilidades. Un ejercicio para desconectar el mundo evidente, ponerlo sobre la mesa de las cosas emergentes y dibujar una nueva frontera donde sólo pocos pueden llegar, si están dispuestos a invertir en su propio futuro.

Pensar que es posible tener control, es crear una limitación inherente en la forma como vemos el mundo. Es pensar que podemos controlar los resultados, o mejor aún que es viable predecirlos. Desarrollar una alfabetización sistémica (en inglés systems literacy) (Booth, s.f.), que aumenta la sensibilidad a una lectura del mundo desde la relaciones y las posibilidades, es abrir la puerta a experiencias de construcción conjunta, donde no son los intereses personales y las remuneraciones individuales las que cuentan, sino las tensiones y conexiones visibles e invisibles las que permiten un escenario de evolución donde podemos aprender/desaprender y experimentar nuevos linderos, donde lo que sabemos y conocemos, siempre tiene una oportunidad para ser revisado y repensado.

Superar la “ilusión del control” implica una visión interdisciplinar, enfrentarse al reto y al problema real con el fin de darle respuesta, es decir, más que ser académicamente correctos, entrar en modalidad aprendizaje (visión amateur), admitir que “no se sabe” y esta dispuesto a aprender unos de otros, y por la sabiduría del sistema, superar las cegueras cognitivas que los modelos conocidos nos han autoimpuesto en la manera como entendemos el mundo (Meadows, 2008).

El Editor.

Referencias
Meadows, D. (2008). Thinking in systems. A primer. Londres, Reino Unido: EarthScan. Recuperado de: https://wtf.tw/ref/meadows.pdf
Booth, L. (s.f.). Food systems, climate systems, laundry systems: the time for systems literacy is now! The systems Thinker. Recuperado de: https://thesystemsthinker.com/%EF%BB%BFfood-systems-climate-systems-laundry-systems-the-time-for-systems-literacy-is-now/

sábado, 31 de agosto de 2019

Equilibrio en movimiento

Decía Bruce Lee: “Hay que buscar el equilibrio en el movimiento y no en la quietud” (Alcaide, 2018, p.51), una frase que convoca el concepto de homeóstasis que “es una propiedad de los organismos que consiste en su capacidad de mantener una condición interna estable compensando los cambios en su entorno mediante el intercambio regulado de materia y energía con el exterior” (IEEE.ES, 2017). Lo anterior, implica que el equilibrio no es quietud, sino balance entre lo conocido y lo incierto, una declaración de acción permanente que fluye con el ambiente.

Cuando mantenemos nuestra curiosidad, cuando definimos nuestro apetito al riesgo, descubrimos las señales del entorno y cuidamos los recursos (materiales y espirituales), sabemos que estamos en un contexto particular donde cualquier cosa puede pasar, y no porque seas una buena persona, como advierte Bruce Lee, no vas a esperar “que un tigre no te ataque por ser vegetariano” (Alcaide, 2018, p.52). En este sentido, sabemos que vamos a tener situaciones incómodas y tensiones permanentes, pero sólo así se abre la puerta al aprendizaje/desaprendizaje, se hacen evidentes tus propios sesgos y creencias, y descubres el camino hacia aquello que deseas.

Encontrar el equilibrio en medio de la turbulencia es fluir con la inestabilidad, es elegir la opción positiva que nos permite crecer y sacarnos de la zona cómoda. Es tomar control de aquello que sentimos y experimentamos, para convertirlo en la estrategia concreta que permite aprovechar los miedos e indecisiones de otros, y así capitalizar las oportunidades donde muchos sólo ven limitaciones. Encontrar ese equilibrio, es elegir crecer y no resignarte a lo que pasa, es descubrir porque las cosas no salieron como estaban planeadas y superar el orgullo de las excusas baratas.

Buscar el equilibrio en movimiento, es precisamente tratar de darle a un blanco que se mueve y cambia de posición. Es un ejercicio para mantenerse atento y recalibrar en cada momento la visión de la vida. Es nunca descuidar el combustible de la humildad para mejorar y reconocer que tenemos mucho que madurar y aprender. Es saber que somos seres inacabados que estamos dispuestos a lanzarnos y encontrar nuevas rutas donde otros jamás han intentado. Esto supone que no siempre se tendrá el resultado esperado, pero siempre podrás tener un espacio para saber quién eres, desde donde puedes crecer y cómo puedes hacerlo.

Cuando vives en equilibrio dinámico, la vida es un continuo de reinvención que no permite marcha atrás. Es el ejercicio de vibrar en el presente, ensanchando la mente y expandiendo la realidad, una apuesta de riesgos calculados donde se retan los saberes previos y respuestas conocidas, para explorar y superar el mandato de aquello que nos han enseñado. Elige darle forma a tu existencia y déjala que se vea, que se manifieste y se abran nuevos espacios donde se haga realidad aquello que tanto quieres.

Recuerda que la vida es de aquellos que viven en movimiento, de aquellos no descuidan sus objetivos y retos, y permanecen enfocados. Es decir, de quienes son capaces de observar y navegar en medio de contradicciones, inflexiones, rarezas e inestabilidades para dar lo mejor de sí y ser testigos de la expresión más elevada de la raza humana: la alegría de dar, donarse, sin esperar nada a cambio; el reto de servir y ayudar a otros a ser mejores versiones de sí mismos.

El Editor

Referencias
Alcaide, F. (2018). Aprendiendo de los mejores 2. Tu desarrollo personal es tu destino. Barcelona, España: Alienta Editorial.
IEEE.ES (2017). Resiliencia: del individuo al Estado y del Estado al Individuo. Centro Superior de Estudios de la Defensa Nacional. Septiembre. Recuperado de: http://www.ieee.es/Galerias/fichero/docs_trabajo/2017/DIEEET05-2017_Resiliencia_GrupoTrabajo.pdf

sábado, 10 de agosto de 2019

Jaulas de oro

Muchas veces algunos se encuentran atrapados en una jaula de oro. Viven una realidad de comodidad, de seguridad y sin sobresaltos, donde cada día no hay novedad más allá de las nuevas 24 horas que tiene el siguiente día. Al tener todo resuelto, los sueños se acomodan y toman forma de la misma realidad, dejando de tener ese sentido de reto y descubrimiento permanente.

Cuando el hombre tiene en abundancia tiende a acomodarse, a generar una zona conocida que lo vuelve descuidado, perdiendo su capacidad de asombro, de identificación de rarezas, inconsistencias y contradicciones, donde se pueden encontrar nuevas oportunidades y amenazas que sugieren inestabilidades previsibles, pero que se ocultan por nuestra ceguera de lo conocido, y por la incapacidad de ver fuera de los patrones que la realidad establece.

Cuando el ser humano tiene lo básico para su desarrollo, como dice Maslow, se prepara para evolucionar y avanzar. Esto es, encuentra los elementos necesarios y suficientes para mantenerse en ruta, sin perder su espíritu de aventura, su sentido de reto, ni su ánimo de trascendencia. Encontrar el escenario base donde el hombre se expone a sus propios temores, es ubicar su punto de inflexión y el pivote desde donde construye su propio presente y anticipa el futuro.

Estar atrapado en la cotidianidad, en esos momentos que no tienen variedad, donde parece que nada pasa, es aventurarse a quedar bien preparado para un mundo que ya no existe. Luego, para una realidad que cambia y evoluciona, donde los espacios para proponer y prosperar están disponibles todos los días, debes permanecer atento y evitar quedar adormilado en la seguridad de tus propios pensamientos y condiciones laborales.

Cuando entiendes que cualquier empleo que tengas es temporal, que la realidad cambia de un momento a otro y para lo cual debes estar listo, entras en la nueva dinámica del mundo actual donde la incomodidad es la base de la renovación, el incierto el fundamento de tus capacidades para innovar y la inestabilidad el soporte en la toma de decisiones. Cuando decides mantenerte en movimiento y atento a las volatilidades, estas en la ruta de alcanzar nuevos destinos y fronteras que nunca pensaste cruzar.

No asumas nunca que la estabilidad es la norma del mundo conocido. No asumas que las cosas no cambiarán, no asumas que el imprevisto o el incierto no van a llegar, pues estarás expuesto a la debilidad misma del hombre que se acostumbra a las certezas, al camino delineado y reiterado por muchos, y escasamente cuestionado por pocos. Estar atrapado en la comodidad de la abundancia y en la dinámica de un rebaño, es comprometer los retos que son necesarios para llevarte al siguiente nivel de tu propia evolución.

Podrás tener logros, promociones, reconocimientos y aplausos muy merecidos por tu labor; pero si esos no corresponden al sentido de trascendencia y a la esencia misma de tu vocación, serán sonidos sordos que no resuenan en tu interior, que no elevan la frecuencia de tu propio destino. Por tanto, que tu vida sea una constante renovación y balance entre tus luchas y sueños, para que la cotidianidad del mundo no te alcance, y si lo hace, sepas como liberarte y abrirte nuevamente al horizonte inexplorado, donde la divinidad te espera para hacerte heredero de su promesa: abundancia y generosidad para aquellos que creen sin haber visto.

El Editor

sábado, 3 de agosto de 2019

¿Cuál es tu lugar en el mundo?


Escuchar a un profesional recién egresado decir “que bien se siente descubrir cuál es su lugar en el mundo”, es una expresión de una apuesta de claridad y propósito, que habla de cómo disfruta lo que hace, cómo vibra con sus talentos y cómo desarrolla su potencial. Cuando se tiene claro quiénes somos, en qué somos buenos, cómo hacemos la diferencia con los otros, todo se alinea para que cada día no haya más que logros y satisfacciones. Es claro que habrá momentos de inquietud y zozobra, los cuales permitirán darle forma y forjar el carácter de quien ha decidido ser auténtico y no morir como un copia, vieja, amarilla y desgastada.

Encontrar nuestro lugar en el mundo, no se logra por casualidad o por un golpe de suerte. Es un ejercicio consistente y consciente que a diario invita al ser humano a salir de su zona cómoda y desde allí, darle vida a esa idea, ese proyecto, ese sueño que lo llevará a explorar en medio del incierto y construir sus propios escenarios de certezas, desde la orilla de los prototipos y experimentos. Ese lugar, que te espera, no es una meta en sí misma, es una ocasión para edificar nuevas capacidades, esos patrones de aprendizaje/desaprendizaje, que te permiten mantenerte en movimiento y reinventarte cada vez que sea necesario.

Encontrar ese lugar en el mundo, es un camino de luchas internas, de desafíos superiores que te preparan para alcanzar el siguiente nivel de tu evolución. Cada vez que surgen nuevas preguntas, nuevos inciertos y nuevos retos, sabrás que caminas hacia ese lugar, inicialmente desconocido, pero que, conforme avanzas y descubres nuevas oportunidades, se vuelve más visible y menos borroso. Decidirse a encontrar nuestro lugar en el mundo, es una lección de vida para muchos, inspiración para otros y abandono de nuestras seguridades humanas para confiarnos en las divinas.

Quien se lanza a encontrar su lugar en el mundo, sabe que encontrará detractores en el camino, engaños de quienes quieren desviarte, palos en la rueda que quieren retrasarte, en fin, un sin número de excusas que estarán allí para que desistas, te canses y vuelvas al redil, donde todos marchan sin cuestionar, y siguir ciegamente un lineamiento muchas veces diseñado por unos pocos. Comprender que venimos al mundo con sello único e impronta divina, es darle sentido a la esencia de lo que somos: seres de luz atrapados en vasijas de barro.

Nunca es tarde para emprender el camino y encontrar nuestro lugar en el mundo. Deja las excusas tradicionales como “ya a estos años”, “que otros lo logren”, “ya no tengo la vitalidad de antes”, “eso es para los jóvenes”, “no tengo el talento”, “no hay oportunidades”, “no sé cómo hacerlo” y tantas otras que se escuchan en medio de las conversaciones cotidianas, y date la oportunidad de explorar y decidirte a hacer que las cosas pasen, de sacar el talante y la fuerza con la cual has sido dotado, para transformarte a ti mismo y motivar cambios en contextos y escenarios impensables.

Mira a tu alrededor y revisa quién eres tú, las habilidades y virtudes que tienes, y encuentra esos espacios en blanco que existen en tu entorno, para que allí brille tu propia lectura del mundo, esa que genera un efecto cascada que hace de eventos ordinarios, mareas de logros y realidades extraordinarias.

El Editor

sábado, 27 de julio de 2019

Iniciar un viaje: TRIP

Moverse en el escenario de lo digital y las nuevas tendencias del mercado, implica reinventarse de forma permanente, sin caer en la fatiga que estos cambios imponen tanto a las personas como a la organización. Pareciera que es una carrera sin fin, para mantener una posición estratégica en el escenario global, donde sólo el más versátil, flexible, atento y hábil, puede mantenerse en operaciones, sin dejar de lado su capacidad de ver, aprender y proponer de forma anticipada.

Dicen los académicos Cooray & Duus (2019) que para “lograr y mantener una posición competitiva, es fundamental mirar fuera del ecosistema central de la organización y anticipar la aparición de la competencia de fuentes afiliadas e "invisibles””, esto es, un ejercicio para aprender de las tendencias emergentes, las decisiones y comportamientos pasados, con el fin de desconectarlos y enriquecerlos con los retos actuales, para así responder a las oportunidades latentes y los desafíos futuros.

Para ello, éstos estudiosos plantean un marco metodológico denominado TRIP acrónimo que incluye cuatro elementos fundamentales: Transparencia, Respuesta, Inteligencia y Personalización.

Transparencia, se entiende como apertura e intercambio de las “realidades duras” tanto con clientes, como con los socios. Ser transparente es un ejercicio que requiere el valor de enfrentarse a lo que la empresa y las personas son, sin perjuicio de los comentarios y señalamientos que pueda haber. Es una apuesta que abre al diálogo y buscar crecer con los retos y realidades del otro.

Respuesta, es la habilidad para anticipar las necesidades emergentes de los clientes y dar cuenta de las nuevas oportunidades del mercado. Responder de forma concreta y clara frente a la variabilidad de las tendencias del entorno, implica una reflexión con atención plena de nuestros sesgos cognitivos y mentales, para poder “ver” en medio del ruido mediático, aquellas rarezas, inconsistencias y contradicciones, que pueden ser de valor para los retos y requisitos de las personas.

Inteligencia, es esa habilidad de conocimiento, datos e ideas actualizadas, relevantes para el sector donde se mueve la empresa y el ecosistema del cual hace parte. La inteligencia no es un servicio para tener y contrastar información todo el tiempo, es una acción focalizada y estratégica que desarrolla y construye un cuerpo de saberes necesarios y suficientes para conocer y descubrir escenarios de forma anticipada, y así, establecer actividades que permitan a la empresa actuar con fundamento y no bajo juicios que no estén bien fundados.

Personalización, es la esencia de individualizar productos, servicios y comunicaciones con el fin de atender necesidades particulares y específicas de las personas en contexto. La personalización, es el proceso de construcción de la atención plena y genuina de la persona con el fin de encontrar aquello que hace sentido a sus expectativas y de esta forma elaborar una propuesta que le permita resolver una inquietud, o atender un reto que hace mucho tiempo no podía comprender.

Enfrentarse al incierto que implica moverse y mantenerse en medio del tsunami digital actual, demanda capacidades (patrones de aprendizaje), competencias (prácticas estándares) y posturas trascendentes (experiencia espiritual) que deben desarrollarse y configurarse de forma acelerada en cada individuo. Esto es, una declaración de apertura y reto personal que debe ser capitalizada para iniciar un viaje (TRIP) en medio de un mar de volatilidades y cambios inesperados, y así encontrar algunos archipiélagos de certezas, esos que son los “espacios en blanco” donde es posible hacer la diferencia.

El Editor

Referencia
Cooray, M. & Duus, R. (2019). TRIP Framework: Re-Thinking Organisational Competitiveness in Digital Spheres. European Business Review. Recuperado de: https://www.europeanbusinessreview.com/trip-framework-re-thinking-organisational-competitiveness-in-digital-spheres/

sábado, 20 de julio de 2019

Entre la luz y la oscuridad

Dos frases pronunciadas por dos personas de tiempos distintos, crean una vórtice de reflexión que busca comprender la esencia misma de lo que somos como humanos. La primera de Séneca: “Hay una gran diferencia entre un persona que elige no pecar y alguien que no sabe cómo hacerlo” y la otra de un director de investigaciones de la Agencia Nacional de Seguridad Norteamericana (ya fallecido), Richard Proto que afirmaba: “Las teorías de la seguridad provienen de las teorías de la inseguridad”.

Estas dos frases, establecen un marco de reflexión por el complemento que pocas veces utilizamos para descubrir y hacer evidentes nuestras cegueras cognitivas. Pensar por el complemento, es una invitación a caminar por la mente del contrario, como un espacio de diversión y análisis, para descubrir aquellos efectos no documentados que pueden surgir cuando hacemos evidente perspectivas que permanecen en las sombras, por la marcada postura mecanicista en la cual hemos sido formados.

De igual forma afirmaba Dérrida, “el objeto es por su complemento”. Es decir, un objeto no se puede descubrir o analizar en perspectiva, sino es por su cara oculta, por su relación de contraste, que es tan real, como el objeto mismo. Dicen que hemos escuchado muchas veces, el cuento de “caperucita roja y el lobo feroz” siempre en la persona de “caperucita”, pero no necesariamente en la voz del “lobo”. Cuando logramos entender y no negar nuestras propias limitaciones y zonas “oscuras”, podemos avanzar con mayor profundidad en el crecimiento personal y colectivo.

Recorrer las zonas de luz y oscuridad que tenemos como seres humanos, nos permite construir una visión del mundo más enriquecida. Esto es, diseñar y desarrollar propuestas que potencien las capacidades humanas, desde las especificaciones de las propiedades emergentes deseadas; un ejercicio que permite a los individuos reconocerse a así mismos como los facilitadores de sus propias transformaciones, de sus propios cambios, sin juzgarse ni acusarse de aquello que los avergüenza, buscando nuevas oportunidades que lo lleven a nuevas fronteras de conocimiento antes ignoradas.

Cuando contrastamos las zonas de luz y oscuridad que los seres humanos tenemos, hacemos un ejercicio donde revelamos las argucias y movimientos del adversario, para crecer en sabiduría y visión, no para imitarlo en su acción reprochable, sino para comprender mejor “porqué los atacantes adquieren frecuentemente la ventaja” y cómo éstos logran materializar sus acciones con el mínimo de esfuerzo y el máximo de beneficio. Hacer este ejercicio, nos permite no sólo construir barreras para demorar al agente agresor, sino visión sistémica para advertir la relaciones emergentes que podrán afectarte de forma efectiva en el futuro y prepararse para ello.

Cuando tu corazón se debate “entre el mal que no quieres hacer y el bien en el cual has sido creado”, estas en una zona de tensión interna y espiritual, que muchas veces fatiga tu fuerza interior, cuando tratas de superarla. Mira mas bien y estudia tus propias tendencias proclives, sin prevenciones o juzgamientos, para que, abiertos a la gracia sobrenatural, puedas iluminar esos puntos ciegos que persisten en tu mirada trascendente, y así concretar una experiencia generosa y abundante de la vida, para aquellos que se saben seres necesitados de la misericordia divina, y que son un proyecto humano en permanente evolución y construcción.

El Editor.

domingo, 14 de julio de 2019

Flexibilidad cognitiva: intentando nuevas respuestas

Si entendemos que el mundo en que vivimos no es estable por sí mismo, es decir, que constantemente esta en una dinámica de inestabilidad, es claro que nuestra capacidad para “navegar” en medio de estas “olas de cambios” debe estar fundada, no en conocimientos estables debidamente probados y verificados, sino en las diversas posibilidades de futuros, la producción de innovaciones, la capacidad de absorción de grandes perturbaciones, en últimas en la flexibilidad de nuestros saberes, para repensar la realidad, con el fin de responder y anticipar nuevos escenarios no previstos.

Los conocimientos aprendidos con el tiempo, son referentes claves que establecen el punto de partida de nuevas propuestas que evolucionan con el tiempo, para enfrentarse a contextos no lineales, donde es posible abrirse a nuevas posibilidades, donde los resultados no se pueden anticipar, sólo simular y probar, con el fin de advertir algunos patrones de comportamientos y así imaginar cómo será ese nuevo futuro probable y plausible. Es difícil abandonar la idea de causalidad cartesiana, aun sabiendo que muchos de los eventos en el mundo no obedecen a la dinámica mecanicista causa-efecto.

Considerando lo anterior, la dinámica de las relaciones entre los distintos componentes de la realidad, generan propiedades emergentes, que caracterizan y definen la manera como la sociedad se comporta. De acuerdo con Luengo González (2018), “las emergencias significan un cambio cualitativo, más que un mero incremento cuantitativo del sistema; esto
es, significan un cambio radical y no solo marginal”. Si esto es cierto, las comunidades manifiestan situaciones que se explican desde la evolución de sus relaciones, y la manera como han decidido organizarse, para armonizar sus propias contradicciones, su aciertos y desaciertos, como una forma natural de profundizar en su propia evolución.

Somos parte de un todo evolutivo, de un sistema complejo, que se opone al reduccionismo causal y a los determinismos estadísticos o probabilísticos (Luengo, 2018), que busca explorar relaciones emergentes y efectos de borde no documentados, para mantener un balance dinámico de restricción y amplificación, de momentos de desierto y encuentros de oasis, es decir, de la reconciliación y armonía de los contrarios, donde no es la lógica natural y cartesiana lo que da la razón, sino la oportunidad de pensar por fuera de los parámetros establecidos, para crear una realidad distinta y novedosa, fuera de los linderos y marcos configurados por intereses particulares.

Cuando eres capaz de crear tus propias historias y darles forma en el contexto de la realidad vigente, estas siendo protagonista de tus propios logros y abriendo posibilidades donde otros veían limitaciones. Tu carrera no es lo que otros quieren que sea, es una búsqueda permanente de sentido, de servicio a los otros, donde todo tu potencial se hace manifiesto y la vida se convierte en un diario reconocimiento de tus talentos. No has venido al mundo a ser una parte de una historia, has sido elegido para ser protagonista y agente de cambio, un elemento del sistema que reta sus supuestos y lo moviliza hacia zonas desconocidas donde una nueva realidad se escribe con tus iniciales.

Si el mundo no es una zona de estabilidad, ni de situaciones repetidas, ni de jerarquías de conocimiento, sino un escenario de posibilidades y retos, donde sólo aquellos que están dispuestos a abandonar la zona cómoda son lo que toman ventaja, tenemos la oportunidad de liberarnos de nuestra propia prisión del lenguaje y de los hábitos de pensamiento lineales, para intentar nuevas respuestas en la riqueza creativa y diversa del mundo real.

El Editor

Referencia
Luengo, E. (2018) Las vertientes de la complejidad. Pensamiento sistémico, ciencias de la complejidad, pensamiento complejo, paradigma ecológico y enfoques holistas. Guadalajara, México: ITESO. Recuperado de: https://rei.iteso.mx/handle/11117/5421

sábado, 29 de junio de 2019

El yo "actual" y el YO "futuro"


Vivimos en un mundo inestable e incierto, que es fruto de tres niveles de desconexión, según afirma Scharmer & Käufer (2015). Existe una desconexión entre el yo y la naturaleza, que lleva a las brechas ecológicas que tenemos en la actualidad. Otra entre el yo y los demás, que genera la profunda brecha social donde existen unos que no tienen y otros que cada vez tienen más; y finalmente una entre el yo “actual” y el YO “futuro” que representa el potencial de desarrollo que tenemos y debemos alcanzar.

Particularmente la última desconexión llama la atención, pues ésta se basa en los retos que debemos asumir, para mantenernos fuera de la zona cómoda y así explorar, más allá de lo que conocemos y caminar por senderos que jamás hemos recorrido, y así encontrar las nuevos archipiélagos de certezas, necesarios para seguir navegando en medio del mar de incertidumbres que propone la dinámica social, económica, política, tecnológica, legal y ecológica del mundo.

En la medida que nos podamos interrogar sobre aquello que no podemos ver, es decir, reconocer las cegueras cognitivas que nuestros saberes previos nos imponen, así como la inercia de las verdades aprendidas, podemos iluminar nuevos caminos, para dejar de criticar y reiterar las quejas del pasado, y salir de ese círculo vicioso que crea una espiral descendente que nos ancla en la parálisis; para construir una realidad emergente, que nos abra al conocimiento ecosistémico, donde no se reacciona contra lo que ha ocurrido, sino que se visualiza y crea un lugar común en el futuro, donde surge una espiral de conocimiento ascendente que hace realidad una visión comunitaria.

Para lograr superar esa desconexión entre el yo “actual” y el YO “futuro”, se hace necesario suspender el ejercicio actual de nuestras reflexiones, con mirada fresca y corazón abierto; luego redirigir nuestra atención a esos lugares poco comunes donde ocurren las cosas, para dejar ir el pasado y sus consecuencias, y así presenciar con consciencia plena lo que ocurre en el hoy y en el ahora. Seguidamente, conectar este ejercicio con nuestra motivación y fuerza interior, y así inclinarnos hacia ese futuro que se advierte en el horizonte, y dejarlo venir, para cristalizarlo desde el ejercicio de prototipos, simulaciones y escenarios, donde existe un propósito superior, que nos convoca y crea condiciones de posibilidad para todos los que participamos (Scharmer & Käufer, 2015).  

Cuando conectamos el ser y la materia, es posible descubrir con mayor claridad la vocación particular a la que hemos sido llamados, esa moción interior que disfruta lo que hace, goza con lo que descubre y vibra con lo que logra. Cuando el ser y la materia, están unidos y la mediación de lo sagrado y trascendente se alinea con esa conexión, se transforma la vida del hombre, la calidad de sus relaciones, de su pensamiento y por tanto, la calidad de los resultado del mañana. Se abren nuevos linderos de crecimiento y oportunidad, que están reservados para aquellos que han superado el miedo a lo incierto, y se han reinventado desde los retos de las perturbaciones del pasado, para dar paso a el futuro que quiere empezar.

Superar la desconexión entre el yo “actual” y el YO “futuro” es un ejercicio que nos invita como el Crucificado a decidirnos por el evangelio, dejarlo todo y liberarnos de todo el equipaje no esencial, para que el YO, con y mayúscula sea nuestra mejor posibilidad para prestar atención a las “grietas”, que son las aperturas y cambios inesperados, y así enfrentar y crear el futuro con mente abierta, corazón dispuesto y voluntad a toda prueba.

El Editor

Referencia
Scharmer, O. & Käufer, K. (2015). Liderar desde el futuro emergente. De los egosistemas a los ecosistemas económicos. Barcelona, España: Editorial Eleftheria.

domingo, 16 de junio de 2019

El error en dos perspectivas: persona y sistema

El error como calificación adversa o contraria a lo que un tercero evalúa como correcto y válido, ha venido haciendo carrera en las diferentes disciplinas científicas y en la práctica profesional. Quiénes se abrogan la capacidad de evaluar o establecer un comportamiento como “adecuado” o “inseguro”, saben que no poseen “El” marco conceptual necesario para dar su dictamen, pues todas las respuestas a los interrogantes, la misma ciencia nos dice, son temporales y parciales, y dependen de las condiciones de tiempo, modo y lugar en el cual se adelantan las observaciones y análisis.

De acuerdo con Reason (2000) un error es un reto que se puede ver desde dos perspectivas: desde la persona y desde el sistema. La perspectiva del error desde la persona ha tenido una tradición dominante. Afirma el autor, profesor de psicología en la Universidad de Manchester, que “culpar a los individuos es emocionalmente más satisfactorio que acusar a las empresas”. En esta vista, las personas son definidas como agentes capaces de escoger entre un comportamiento seguro y otro inseguro. Por tanto, si algo no sale como estaba planeado, es claro que un individuo será el responsable.

Cuando se usa la vista del error desde la persona, se asume que es posible aislar los actos inseguros de un individuo del contexto donde ocurren. Esto significaría desbordar el concepto, como quiera que es viable que las “mejores personas” puedan generar los peores eventos y por otro lado, lejos de ser una temática aleatoria, los infortunios tienden a manifestarse en patrones recurrentes. Es decir, en un conjunto de circunstancias semejantes, se pueden provocar situaciones no previstas, sin importar el tipo de personas que participen (Reason, 2000).

Ahora bien, la perspectiva del error desde el sistema, asumen que las personas son falibles y el error, es algo que es previsible. En este sentido, el error se asume como consecuencia y no como causa, por lo cual las explicaciones de aquello que no ha resultado como se esperaba, no se restringe a la proclividad inherente a la naturaleza humana, sino a los aspectos que lo rodean, es decir la condiciones donde los individuos trabajan y operan. En consecuencia, el énfasis de este enfoque se da en el sistema de defensas y controles disponible en la organización. Por tanto, cuando algo sale diferente a lo establecido, lo importante no es buscar culpables, sino comprender cómo y porqué fallaron los sistemas defensivos.

Cuando se entiende el error desde el sistema, se busca aumentar la confiabilidad del mismo. Es decir, frente a la variabilidad humana, el sistema desarrolla compensaciones y adaptaciones a los eventos cambiantes, de tal forma que es capaz de amortiguar sus efectos, absorbiendo los condiciones emergentes o adaptándose a la ruptura ocasionada protegiendo su desempeño (Reason, 2000). En consecuencia, el error en esta vista, demanda a la organización anticipar los peores escenarios y prepararse para actuar de forma resiliente en todos los niveles de la empresa.

En consecuencia, una persona o empresa resiliente debe contar con las siguientes propiedades o características:
  • Capacidad de amortiguación: el tamaño o tipos de interrupciones que el sistema puede absorber o se adaptan sin rupturas fundamentales en el rendimiento;
  • Flexibilidad: la capacidad del sistema para reestructurarse en respuesta a cambios externos o presiones;
  • Umbrales de operación: la cercanía del funcionamiento actual del sistema en relación con sus márgenes de operación;
  • Tolerancia: el sistema se degrada con sutileza a medida que aumenta la tensión/presión, o colapsa rápidamente cuando la presión excede la capacidad de adaptación (Woods, Dekker, Cook, Johannesen, & Sarter, 2010, p.93);
  • Capacidad de pronóstico (*): desarrollo de un patrón de aprendizaje/desaprendizaje del sistema para anticipar situaciones adversas que puedan afectar su funcionamiento, fuera de los umbrales de operación.

Así las cosas, el error, como visualizador de puntos ciegos y ventanas de aprendizaje, permite tanto a organizaciones como seres humanos, reinventarse y repensarse, con el fin de adaptarse a los eventos inciertos, motivando la imaginación y el análisis de las lecciones aprendidas, para visualizar escenarios novedosos; en lugar de aislar las causas de las fallas asegurando las acciones locales, y más bien, comprender de forma sistémica lo que ha ocurrido y procurar acciones estructurales que aumenten la confiabilidad y resiliencia de la empresa y de su propia vida.

(*) Esta característica no está incluida en las reflexiones de Woods, Dekker, Cook, Johannesen & Sarter, 2010.

Referencias
Reason, J. (2000) Human error: models and management. British Medical Journal. 320, 768-770.
Woods, D., Dekker, S., Cook, R., Johannesen, L. & Sarter, N. (2010) Behind human error. Second Edition. Farnham, Surrey. England: Ashgate Publishing Limited 

domingo, 9 de junio de 2019

Cinco (5) lecciones hacer la diferencia


Revisando un breve documento sobre las lecciones aprendidas de los graduando del MBA de la Universidad de Harvard en 2019, llama la atención algunas de ellas, que pueden darnos algunas ideas para continuar avanzando y desarrollando capacidades personales para concretar nuestros proyectos y retos en la vida.

Vulnerabilidad y entrega. Esta primera lección aprendida nos habla de lo que en otras ocasiones se ha conversado. Ser vulnerable no significa debilidad, sino capacidad de reconocimiento propio de las limitaciones, y las exigencias que tenemos para retarnos hacia adelante. La entrega, es dar todo nuestro esfuerzo y dedicación a todo aquello que se nos encomienda. Vulnerabilidad y entrega son los sellos de una persona que sabe que es un ser en permanente construcción y que sólo en el ejercicio del servicio a los otros puede hacer la diferencia.

Sentido de comunidad e impacto global. Estos dos elementos, plantean una reflexión asociada a crecer y construir en conjunto. Reconocer que no lo sabemos todo y que con otros es posible ver aspectos distintos de la realidad, es una enseñanza que potencia ideas y propuestas para lograr cambios que transformen vidas. El impacto global, viene como consecuencia de la construcción conjunta. Las tecnologías de información han habilitado un espacio de conversación y reconocimiento donde cualquiera puede ser parte de una iniciativa e iniciar una transformación desde cualquier parte del mundo.

Liderazgo desinteresado. Es una lección que invita a inspirar a otros. Es un ejercicio de coherencia personal, exigencia profesional y visión de futuro, que permite al individuo comprender en contexto cómo puede hacer la diferencia, y al mismo tiempo, servir de ejemplo para otros, para que salga de su zona cómoda y movilicen sus talentos para que transformen sus propias vidas. El liderazgo desinteresado, demanda una postura concreta y seria ante la vida, y al mismo tiempo, espacios para compartir y motivar a otros para luchen por sus propios ideales y le den sentido a la vocación con la que ha venido a servir.

Amor propio. Es una lección que invita a los nuevos graduandos a conocerse a sí mismos, valorar lo que son, y saber que son seres privilegiados que están al servicio de otros. El amor propio no es un amor narcisista, que se ve a sí mismo como referente, sino que es un ejercicio de reconocimiento del otro, que vive y se desarrolla junto a mí, y para quien yo no indiferente, ni él para mí. El amor propio, es la energía que fluye desde el interior del individuo para concretar su experiencia de vida, en el ejercicio de reconocer al otro, como verdadero otro, donde las diferencias suman y no dividen.

Seguir los sueños. Los sueños son uno de los motivadores más importantes de las personas. Una persona sin sueños, es un ser sin esperanzas. Mientras los sueños permanezcan en la vida de los seres humanos, siempre habrá posibilidades para transformar y cambiar. En lectura de la doctrina de la iglesia católica, los sueños son las mociones del espíritu divino que movilizan al hombre para concretar la obra del Creador en la Tierra. Esa fuerza que rompe con la inercia del hombre para salir de sí, anunciar la buena nueva al mundo y dar todo de sí para hacer que las cosas pasen.

Estas cinco lecciones de los graduandos de Harvard 2019, si bien no son ajenas a nuestra realidad particular, si nos recuerdan una vez más el compromiso que hemos asumido para hacer la diferencia, y sobremanera, la dinámica permanente de cambio que debemos asumir y aprovechar, para continuar retando nuestros saberes previos, reinventando la práctica de nuestra disciplina y renovando la caja de herramientas; desde donde podemos seguir descubriendo la realidad visible a los ojos humanos y experimentando aquella, que vive en el referente sagrado y trascendente que orienta nuestra vida.

El Editor

Referencia:
Harvard Business School- HBS (2019) 9 lessons from the class of 2019. Recuperado de: https://www.hbs.edu/mba/blog/post/9-lessons-from-the-class-of-2019

domingo, 2 de junio de 2019

Riesgos sistémicos

Estamos en un momento de cambios e inestabilidades, de expectativas y grandes inciertos sobre la dinámica del mundo. Pareciera que todo lo que sabemos sobre la forma de comprender la realidad, se debilita y no tenemos las respuestas que necesitamos para tener la tranquilidad de saber qué puede pasar. Nuestra capacidad de ver lo que viene, de pronosticar, no ha sido entrenada, ni desarrollada pues los supuestos sobre los cuales fundamos la realidad los creíamos estables y duraderos.

Hoy la realidad nos interroga y nos demanda una comprensión más elaborada, menos lineal y más relacional. Aquellos que insisten en dar respuesta a las situaciones complejas del mundo desde su vista particular, corren el riesgo de ser sorprendidos por variables o conexiones antes ignoradas y que, particularmente determinan el comportamiento del sistema que tratan de modelar o explicar. Superar la vista disciplinar, se convierte en un reto por construir interfases con otros saberes para encontrar experiencias diferentes y ausentes en las reflexiones actuales.

Explicar el cambio climático, la pobreza, la corrupción, las desaceleraciones económicas, los juegos de poder, los ciberriesgos, entre otros temas, implica comprender el mundo desde una vista ecosistémica, donde la dinámica de los participantes y su entorno, define aspectos concretos de la realidad, así como la explicación de eventos emergentes que no tienen explicación concreta en un elemento particular (Capra & Luisi, 2014). Esto es, si entendemos que estamos interconectados entre todos y con todo, los riesgos que se asumen no tienen otra característica sino de riesgos sistémicos.

Un riesgo sistémico tiene que ver con los efectos en cadena de eventos en un ecosistema producto de la interdependencia entre los diferentes participantes, que puede desencadenar efectos no previstos a su interior o en su entorno, o que  puede terminar con la suspensión de la dinámica conocida de la realidad y habilitar acciones emergentes no contempladas en su patrón de respuesta. Es en últimas, una interacción no anticipada, de los componentes del sistema y sus unidades individuales, que pueden cambiar su comportamiento y que generan “efectos de borde” desconocidos y no explicados hasta el momento (Rosa, Renn & McCright, 2014).

Considerando lo anterior, si queremos entender la dinámica del mundo actual, se hace necesario actualizar nuestra caja de herramientas e incluir referentes sistémicos, ecosistémicos y holísticos, de tal forma que se puedan desarrollar habilidades, para conectar y desconectar la realidad, y de esta forma, simular y probar relaciones no documentadas y anticipar posibles eventos que aún no ocurren en la realidad.

Recientes eventos en la banca, en la industria aeronáutica, en el mercado de valores, en la ciberseguridad, dan cuenta de la necesidad de una comprensión distinta de la realidad, que no se concentra solamente en la aplicación de buenas prácticas, sino en el desarrollo de capacidades, las cuales demandan generar ventanas de aprendizaje/desaprendizaje que permitan cuestionar la zona cómoda de los estándares y llevar a las personas y organizaciones, a sitios desconocidos, para desde allí, construir nuevos lugares comunes.

En consecuencia, comprender y gobernar los riesgos sistémicos, requiere una comprensión ecosistémica y relacional del entorno, que reconozca amenazas conocidas, latentes y emergentes, en un ambiente volátil, incierto, complejo y ambiguo, que prepare al individuo o a una organización para la inevitabilidad de la falla, y así, desarrolle su capacidad de resiliencia para mantener su integridad y confiabilidad, a pesar de que un evento no deseado se haya materializado.

Por tanto, ignorar que somos una raza eminentemente relacional, que acoplamos e interconectamos personas y objetos del mundo para entenderlo de formas distintas, equivale a desarrollar conocimiento para un mundo estático y estable, donde las respuestas son conocidas y el poder de la novedad, es incapaz de superar la inercia de lo vigente.

El Editor.

Referencias
Rosa, E., Renn, O. & McCright, A. (2014). The risk society revisited. Social theory and governance. Philadelphia, Pennsylvania. USA: Temple University Press
Capra, F. & Luisi, P. L. (2014). The systems view of life. A unifying vision. Cambridge, UK.: Cambridge University Press.

domingo, 26 de mayo de 2019

Arqueólogos del futuro

Dicen que la arqueología es una disciplina que recorre el pasado y estudia los cambios que se producen en las sociedades antiguas hasta las actuales, un ejercicio de exploración, descubrimiento, interpretación y análisis, que mediante una revisión en profundidad de los restos materiales dispersos en el terreno y conservados a través del tiempo, ofrecen pistas sobre comportamientos sociales, económicos, políticos e ideológicos de la vida humana ya desaparecida (Renfrew & Bahn, 1996).

Un arqueólogo establece marcos de referencia de tiempo, modo y lugar, para tratar de comprender, con la ayuda de otras disciplinas, la dinámica de lo que ocurría en un periodo de tiempo anterior, y así establecer patrones de comportamientos y actividades que puedan explicar escenarios que se tienen en la actualidad. Si bien, este profesional ve el mundo desde el pasado, tiene una habilidad especial de poder encontrar razones que dan cuenta de eventos que pueden ocurrir en el futuro.

Un arqueólogo es un profesional que desde los hechos y datos de las ruinas, o restos que nos deja la historia, es capaz de construir reflexiones que sitúan acciones y condiciones, que en muchas ocasiones, restauran contextos, prácticas y costumbres de las cuales no se tiene conocimiento. En este sentido, un arqueólogo tiene la habilidad natural de sorprenderse y sorprender a la historia moderna sobre lo que ha pasado y motivar reflexiones sobre lo que puede pasar en el futuro.

De esta forma, siguiendo las líneas de acción de los arqueólogos, es necesario recabar en nuestras propias historias de vida para encontrar razones que nos sigan impulsando a conquistar nuestros sueños. Establecer ese diseño prospectivo sobre el terreno, para protagonizar las nuevas leyendas del futuro, esas que nos saquen de la zona cómoda, generen inciertos y abran nuevamente el escenario a oportunidades latentes; a un marco de aventuras donde podamos continuar madurando nuestra personalidad y perfeccionando el talento para romper con nuestros límites autoimpuestos.

En consecuencia, debemos configurarnos como arqueólogos del futuro, esos especialistas en explorar, descubrir, interpretar y analizar territorios inexplorados, con ruinas y vestigios de simulaciones prospectivas, de tal forma que podamos dar respuesta a los retos actuales trabajando sobre realidades que aún no ocurren. Un arqueólogo del futuro, entiende su vida con pasos cortos y mirada larga, como un eterno estudiante que busca sorprenderse de las revelaciones del futuro, que aún no ocurre en la realidad, y que si se materializan en su mente.

El arqueólogo del futuro, es una expresión que propone una contradicción conceptual, una vista emergente que potencia la construcción y vivencia desde el hoy, sabiendo que cada paso y mirada que se da, es una oportunidad para visualizar y darle sentido al futuro, no desde los conocimientos y retos que hemos superado, sino desde la visión trascendente que nos motiva, que nos emociona; desde aquellas cosas que nos animan, que nos gustan y disfrutamos, y para las cuales tenemos un don especial.

El arqueólogo del futuro, parafraseando a Sánchez-Bayo (2010), proyecta lo que es, en su interacción con el mundo, en su conexión con los otros y con su referente sagrado. Es un explorador de su propio talento, que revela su capacidad de hacer y manifesta el maestro que lleva dentro; un viajero del tiempo que sale al encuentro de experiencias distintas seducido por un edén prometido: su vida en plenitud.

El Editor

Referencia
Sánchez-Bayo, A. (2010) Arqueología del talento. En busca de los tesoros personales. Segunda Edición. Madrid, España: ESIC Editorial.
Renfrew, C. & Bahn, P. (1996) Archaeology : theories, methods and practice. London, UK.: Thames & Hudson.