domingo, 14 de julio de 2019

Flexibilidad cognitiva: intentando nuevas respuestas

Si entendemos que el mundo en que vivimos no es estable por sí mismo, es decir, que constantemente esta en una dinámica de inestabilidad, es claro que nuestra capacidad para “navegar” en medio de estas “olas de cambios” debe estar fundada, no en conocimientos estables debidamente probados y verificados, sino en las diversas posibilidades de futuros, la producción de innovaciones, la capacidad de absorción de grandes perturbaciones, en últimas en la flexibilidad de nuestros saberes, para repensar la realidad, con el fin de responder y anticipar nuevos escenarios no previstos.

Los conocimientos aprendidos con el tiempo, son referentes claves que establecen el punto de partida de nuevas propuestas que evolucionan con el tiempo, para enfrentarse a contextos no lineales, donde es posible abrirse a nuevas posibilidades, donde los resultados no se pueden anticipar, sólo simular y probar, con el fin de advertir algunos patrones de comportamientos y así imaginar cómo será ese nuevo futuro probable y plausible. Es difícil abandonar la idea de causalidad cartesiana, aun sabiendo que muchos de los eventos en el mundo no obedecen a la dinámica mecanicista causa-efecto.

Considerando lo anterior, la dinámica de las relaciones entre los distintos componentes de la realidad, generan propiedades emergentes, que caracterizan y definen la manera como la sociedad se comporta. De acuerdo con Luengo González (2018), “las emergencias significan un cambio cualitativo, más que un mero incremento cuantitativo del sistema; esto
es, significan un cambio radical y no solo marginal”. Si esto es cierto, las comunidades manifiestan situaciones que se explican desde la evolución de sus relaciones, y la manera como han decidido organizarse, para armonizar sus propias contradicciones, su aciertos y desaciertos, como una forma natural de profundizar en su propia evolución.

Somos parte de un todo evolutivo, de un sistema complejo, que se opone al reduccionismo causal y a los determinismos estadísticos o probabilísticos (Luengo, 2018), que busca explorar relaciones emergentes y efectos de borde no documentados, para mantener un balance dinámico de restricción y amplificación, de momentos de desierto y encuentros de oasis, es decir, de la reconciliación y armonía de los contrarios, donde no es la lógica natural y cartesiana lo que da la razón, sino la oportunidad de pensar por fuera de los parámetros establecidos, para crear una realidad distinta y novedosa, fuera de los linderos y marcos configurados por intereses particulares.

Cuando eres capaz de crear tus propias historias y darles forma en el contexto de la realidad vigente, estas siendo protagonista de tus propios logros y abriendo posibilidades donde otros veían limitaciones. Tu carrera no es lo que otros quieren que sea, es una búsqueda permanente de sentido, de servicio a los otros, donde todo tu potencial se hace manifiesto y la vida se convierte en un diario reconocimiento de tus talentos. No has venido al mundo a ser una parte de una historia, has sido elegido para ser protagonista y agente de cambio, un elemento del sistema que reta sus supuestos y lo moviliza hacia zonas desconocidas donde una nueva realidad se escribe con tus iniciales.

Si el mundo no es una zona de estabilidad, ni de situaciones repetidas, ni de jerarquías de conocimiento, sino un escenario de posibilidades y retos, donde sólo aquellos que están dispuestos a abandonar la zona cómoda son lo que toman ventaja, tenemos la oportunidad de liberarnos de nuestra propia prisión del lenguaje y de los hábitos de pensamiento lineales, para intentar nuevas respuestas en la riqueza creativa y diversa del mundo real.

El Editor

Referencia
Luengo, E. (2018) Las vertientes de la complejidad. Pensamiento sistémico, ciencias de la complejidad, pensamiento complejo, paradigma ecológico y enfoques holistas. Guadalajara, México: ITESO. Recuperado de: https://rei.iteso.mx/handle/11117/5421

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