viernes, 31 de marzo de 2017

Éxitos del pasado, Capacidades del futuro

No hay nada peor que dejar de ser uno mismo, perderse en un laberinto de falsas identidades y abandonar la autenticidad. Dejar de sentir la conexión sagrada con nuestro ser más íntimo equivale muchas veces a la condenación, a navegar sin rumbo por océanos de modas impersonales, tendencias artificiales, dobles agendas y personalidades de quita y pone (Adaptado de: Ponti y Ferrer, 2011, p.137. Las subrayas están fuera del texto original).

Los académicos Ponti y Ferrer (2011), ponen el acento en ese aspecto tan íntimo y personal del ser humano, en la necesidad de tener un proyecto de vida, una postura clara y frontal frente a la existencia, que exige la búsqueda de situaciones distintas, para abandonar los éxitos del pasado y comenzar a construir las nuevas capacidades del futuro.

Esta declaración demanda tener un plan de acción, reconocer y analizar el entorno, escuchar a los otros (con sus consideraciones), manteniendo el rumbo original, concentrados en el ejercicio trascendente de la propia misión, que busca cumplir los sueños y superar los retos de forma persistente e inteligente. Un ejercicio de curiosidad permanente, que lleva a cuestionar los dogmas vigentes, para superar los convencionalismos implícitos en las estructuras de poder.

Mantenerse conectado con la esencia misma del ser interior, es divertirse con lo que se hace; es crear una zona de motivación, pasión y sintonía con todo el entorno, donde las ideas fluyen, las reflexiones disruptivas afloran, las controversias se presentan y las ganancias teóricas y prácticas se vuelven realidad. El ser interior se deleita con la oportunidad para manifestarse, para relacionarse, para nutrirse, para saborearse las circunstancias que el momento ofrece, tejiendo una red multicolor de experiencias y saberes que hacen la vida una escena única que jamás se vuelve a repetir.

Cuando no se renuncia a ser auténtico, es posible mostrar y revelar con la rigurosidad requerida las ideas y propuestas. Sale a relucir el “niño travieso” que mira al futuro sin restricciones, el “académico” que formaliza la postura, “el psicólogo” que conecta con la emoción del otro, “el líder” que encamina y dirige el proyecto y finalmente el “político” que influencia con su discurso y pone a prueba su credibilidad. Cuando esto ocurre, no es posible perderse en el “ruido de las modas”, sino que se cuidan los detalles requeridos para hacer que las cosas pasen.

Los que no se mutan con falsas identidades o se convierten en camaleones organizacionales, aprenden a crear cosas distintas, proponer ideas, romper paradigmas, asumir posturas novedosas, con el fin de aprender rápidamente de los errores que se puedan cometer, para concretar los conocimientos y saberes que serán utilizados para cambiar la percepción en el cliente final. No sucumbir a la tentación de ser otro, crea una tensión en aquellos escenarios donde se requieren personas “alineadas” con el orden establecido, profundizando diferencias que al final conciben el error como un resultado y no como parte del proceso.

Quien en la vida navega sin rumbo, posiblemente llegará a donde no quiere ir. Cada experiencia en la historia personal debe ser un insumo que construye y deconstruye saberes que acercan al hombre a la consumación de su declaración trascendente, pues parafraseando a Lynn Heward, la vida no consiste en vivir en una jaula cantando la misma canción todos los días, sino en levantar el vuelo y mirar al horizonte donde la realidad se funde en la paleta multicolor del Dueño de la Vida.

El Editor

Referencia
Ponti, F. y Ferrer, J. M. (2011) Si funciona, cámbielo. Cómo innovar sin morir en el intento. Bogotá, D.C, Colombia: Grupo Editorial Norma.

domingo, 26 de marzo de 2017

Profesionales "Commodity"

Se dice en la actualidad que la era de la rentabilidad de los commodities está próxima a concluir. La volatilidad de los cambios y la necesidad permanente de novedad en el entorno, demandan una transformación más acelerada de las personas y las industrias frente a los retos que tenemos a la fecha y los que ya se despuntan en el horizonte.

Un commodity, es un producto o bien uniforme que sirve igual que cualquier otro y para el cual existe una demanda en el mercado, donde se comercializan sin diferencia cualitativa en el ejercicio de comprar y vender. Este tipo de productos o bienes por lo general hacen referencia a materias primas, las cuales tienen composiciones básicas y estándar que serán transformadas por el empresario en bienes o servicios más elaborados que generen diferencia frente a lo tradicional y conocido (Caballero, 2012).

En el contexto empresarial podemos encontrar muchas personas y procesos que se comportan como “commodities”, como versiones estándar de bienes conocidos, que han sido afinadas de tal modo, que su eficiencia ha llegado a un nivel donde los cambios propios del ejercicio no dejan espacio para mayores distinciones nuevas. Estos procesos y personas han desarrollado el ciclo de calidad a tal punto que han alcanzado maestría en el desarrollo de las actividades previstas en dicho proceso.

Cuando tenemos en las empresas personas que se comportan como commodities, acentuamos la presencia de la zona cómoda, de la zona donde todo lo que existe es conocido y cualquier desviación es una amenaza que debe ser controlada y contenida. Todo aquel que piense distinto, que haga distinciones nuevas se enfrenta a la maquinaria aceitada del proceso asegurado, que refrenda su poder con los hechos y datos de lo que ha conquistado hasta ahora.

Las personas tipo commodity, se instalan en las maquinarias básicas de la organización, donde se requiere la gestión estándar y las movilizaciones claves de los recursos, en donde pueden usar sus contactos construidos durante su larga estancia en la organización, creando una base inestable de seguridad personal, donde puede ejercer su poder de transformación con personas semejantes, las cuales en últimas cuidan el remanso de estabilidad que han creado dentro de la organización.

Cuando la organización sufre una transformación ocasionada por importantes fuerzas del entorno, que cambian la forma como ella se mueve en los inciertos de su segmento de negocio, se genera la incertidumbre al interior de todos los profesionales “commodities”, pues ellos, al no tener margen de acción ni apuestas distintas a lo conocido, se sienten amenazados, dado que no conocen alternativas en el entorno que les permitan repetir el ciclo de aseguramiento con la precisión y claridad que lo hacen al interior de la empresa.

Mantener una persona como profesional “commodity” en una organización es invalidar la esencia de los talentos y potencialidades propias de los individuos. Es un ejercicio sistemático y silencioso que oxida los sueños, acomoda la voluntad y compromete el buen criterio, en pocas palabras, anula a la persona frente al esencia natural de un entorno inestable, incierto y volátil, llevándola posiblemente a concretar acciones de dudosa reputación para mantener su status quo.

Si bien la empresa, puede optar por acciones como rotaciones, cambios entre áreas, pasantías en otros negocios, encargos en otras posiciones, la realidad diaria de las funciones de las personas ha construido el lugar seguro donde regresará y estará nuevamente cubierto por la dinámica natural y conocida de la empresa.

Así las cosas, convertirse en un profesional “commodity” en plena era de lo digital, de transformaciones tecnológicas de productos y servicios, es una apuesta arriesgada donde la capacidad de desaprendizaje se pone a prueba, la claridad del propósito de vida trascendente es un imperativo personal, la creación de redes de contactos es una exigencia y la creación de oportunidades y retos es por definición, la esencia para desarrollar la resiliencia necesaria que quiebra la lectura estándar de la realidad.

El Editor.

Referencias

Caballero, J. (2012) ABC de los commodities. El economista. Mayo 11. Recuperado de: http://eleconomista.com.mx/mercados-estadisticas/2012/05/11/abc-commodities

domingo, 19 de marzo de 2017

Superávit de futuro

Vivimos con frecuencia con un superávit de futuro, donde la incertidumbre nos estremece y afecta frente a situaciones que posiblemente no conocemos. Si bien la vida no es un ejercicio lineal de eventos, si es una oportunidad para concretar giros estratégicos que nos permitan alcanzar nuestras metas y superar los retos que nos acercan a nuestros sueños. En este sentido, cada momento establece un escenario consciente para abrazar la inestabilidad de lo que hemos aprendido y así fundar un terreno fértil para que la sabiduría divina fecunde nuestro entendimiento y transforme nuestra vida.

En la medida que sigamos atados a la visión determinista de la realidad, donde un fenómeno constituye la causa de otro (su efecto), estaremos perpetuando el proceso mental de dividir o fragmentar los objetos de del mundo, para poder conocer y probar que algo es como dice ser y tener las evidencias suficientes para validar que es de una forma y no de otra. Esta lectura, entiende que el observador se abstrae de la realidad y es capaz de forma objetiva de revelar un comportamiento o característica del evento investigado, libre de cualquier sesgo.

Lo anterior, resulta en una vista parcial y limitada de la riqueza del entorno, cuando sabemos que somos resultado de un producto social, con una historia determinada, donde todos hacemos parte del proceso de descubrimiento de la realidad, vinculando miradas novedosas y alternas, que permiten desconectar los conceptos que hemos aprendido, para incorporar elementos inéditos desde perspectivas desconocidas, con el fin de reconectar de forma creativa y concretar una ganancia teórica, que en la práctica se transforma de un saber colectivo y significativo para un grupo o la sociedad.

La postura sistémica de la realidad, reconoce que el mapa que hemos construido desde nuestros supuestos y creencias, donde validamos cada momento de la vida, son una imagen borrosa e incompleta del territorio, lo que nos invita descubrir en cada momento aspectos complementarios de las interpretaciones que hemos hecho, reconociendo que no tenemos la variedad requerida o conocimientos necesarios para abordar una temática y por tanto, reconocer que no sabemos, es la experiencia más valiosa que podemos experimentar para poder “desaprender” y abrirnos a la postura de “aprendices permanentes” de nuestro entorno.

En consecuencia de lo anterior, tanto el enfoque “causa-efecto”, como la revisión relacional y circular, donde una causa es un efecto y viceversa, establecen un vínculo autoreferenciado y recurrente donde el análisis y la síntesis de cada lectura de la realidad, permite un entendimiento cada vez más fino de aquello que queremos entender y sobre manera, abre la posibilidad de un diálogo entre el todo y sus partes, donde es posible aprender de forma significativa, articulando la experiencia previa con la novedad de las discontinuidades del momento presente.

Así las cosas, no es la incertidumbre, ni la inestabilidad de lo que conocemos, ni la caída de las verdades que sabíamos, la que nos determina para superar nuestros propios temores a lo desconocido, sino el campo infinito de posibilidades que se abre delante de nuestros ojos, que nos demanda un ejercicio juicioso de exploración, que nos permita concentrarnos menos en lo que no está sucediendo y más en lo que puede suceder (Carmen, 2015, p.91), una oportunidad para que, aquello que no se ve, se revele y emerja como respuesta provisional en un marco específico de tiempo, modo y lugar.

El Editor

Referencias
Carmen, A. (2015) La ley del quizás. Cómo transformar la incertidumbre en posibilidad. Barcelona, España: Editorial Urano.

domingo, 12 de marzo de 2017

Riesgos inteligentes

Palabras como transformación digital, agilidad, consistencia, resiliencia, digitalización entre otras, ocupan muchas de las principales publicaciones de negocios del mundo en la actualidad. Pareciera que todas ellas, hacen parte de un nuevo conjunto de exigencias que el mundo actual requiere para todos aquellos que quieren estar en la cúspide de la ola de los negocios digitales y así, posicionarse en lugares privilegiados.

Surfear sobre estos nuevos normales de la nueva sociedad digitalmente modificada, demanda asumir riesgos de forma inteligente, de forma medida y calculada, como quiera que la avalancha de discontinuidades tecnológica presentes y futuras, entrarán a retar lo que actualmente conocemos, cuestionar los valores sociales compartidos hasta el momento y proponer visiones alternativas de las relaciones humanas que estarán en tensión con las posturas tradicionales relativas a la construcción de los significados sociales.

Los riesgos, como construcción social, se fundan en la experiencia individual interpretada en la cámara secreta de sus supuestos, en las interpretaciones legítimas de los hechos evidenciados y significados socialmente aceptados, en los estados de indeterminación entre una causa y sus efectos, así como en la incapacidad de poder distinguir aspectos particulares de la realidad. En este sentido, el riesgo demanda tanto una apertura a la exploración, como una responsabilidad para comprender y analizar aquello que se quiere concretar.

Figura 1. Riesgos inteligentes

En el escenario actual, todos aquellos que quieren concretar nuevas oportunidades en el contexto de una sociedad digital y tecnológicamente modificada, deben comprender que existen riesgos relevantes y oportunidades excepcionales, que establecen un rango de movilidad donde las personas se pueden mover para lograr sus proyectos. En este sentido, es necesario desarrollar la habilidad de tomar riesgos de forma inteligente, una declaración que demanda no solo capacidad para reconocer la oportunidad, sino la experiencia para refinar el camino frente a lo incierto.

Un riesgo inteligente (ver figura 1) es una situación o evento donde algo de valor humano está en juego, que visto desde los impactos estratégicos, las afectaciones tácticas, las lecciones aprendidas y los grupos de interés que se pueden ver afectados, establece una oportunidad de aprendizaje donde el beneficio potencial de un desacierto es más alto que su costo. En este sentido, los riesgos inteligentes demandan escenarios de prototipos, simulaciones y pruebas que permitan desconectar los supuestos de los conceptos actuales para reconectarlos y crear nuevas ganancias teóricas y prácticas antes inexistentes.

Quienes asuman riesgos de forma inteligente, deberán tener un umbral reforzado de tolerancia a la falla, no a cualquier precio, sino bajo entornos psicológicamente seguros, donde el error sea parte natural del proceso y no ocasión de sanción o señalamiento frente a referentes de éxito, que nada o poco aportan sobre la situación novedosa que se pretende descubrir o enfrentar.

Así las cosas, en el contexto de inestabilidad actual, donde las verdades o fundamentos conceptuales se debilitan rápidamente y la obsolescencia del conocimiento se hace evidente a cada momento, es necesario crear una espiral ascendente de quiebres o suspensiones de la realidad conocida, para dejarnos sorprender por las nuevas lecturas del entorno, entendiendo que los riesgos que debemos tomar de forma inteligente, serán ocasión de contradicción para algunos, motivación de transformación para otros y realidades alternas para aquellos que se han atrevido a pensar “fuera de la caja” o mejor aún proponer una “caja alterna”.

El Editor.

Referencias usadas:
Freund, J. y Jones, J. (2015) Measuring and managing information risk. A FAIR Approach. Kidlington, Oxford. UK: Butterworth-Heinemann.
Rosa, E., Renn, O. y McCright, A. (2014) The risk society revisited. Social theory and governance. Philadelphia, Pennsylvania. USA: Temple University Press.
Schoemaker, P. (2011) Brilliant mistakes. Finding success on the far side of failure. Philadelphia, USA: Wharton Digital Press

domingo, 5 de marzo de 2017

Rupturas de la realidad

Cuando usted piensa que no ocurre nada en la vida, es probable que todo esté ocurriendo y no se haya percatado de ello. Bien asegura el profesor Gary Hamel, que el “problema de pronosticar el futuro, es que ya sucedió y no nos dimos cuenta”, una afirmación que nos debe disponer a monitorizar permanentemente el entorno, para detectar las frecuentes e imperceptibles “rupturas de la normalidad”, que son en últimas aquellas, que suspenden el entendimiento tradicional de la realidad y quiebran la cámara secreta de nuestros propios supuestos.

Las rupturas con el pensamiento tradicional provocadas por posturas inesperadas de la lectura de la realidad, crean un fenómeno de discontinuidad interna que afecta el normal desarrollo de la vida de las personas y las organizaciones. La zona cómoda donde se encuentran se ve amenazada por elementos antes desconocidos que retan los entendimientos vigentes, mostrando caminos alternos que, pueden o no, ser alternativas viables para reimaginar el presente y comprender y descubrir el futuro.

Pensar en la estabilidad de las organizaciones y de las personas en un mundo volátil, incierto, complejo y ambiguo, es como tratar de contener la acelerada transformación de la sociedad en el escenario de la participación social digital, es decir, instantánea, en movimiento, en la nube y con visibilidad global. Aquellos que quieran estabilidad, sabrán que estarán en una plataforma en mar abierto, que será golpeada por las mareas de los cambios bruscos e inesperados, donde se pondrá a prueba su resistencia para no sucumbir ante tifones inclementes, que la debilitarán tarde o temprano.

Cuando el hombre moderno se asoma a la ventana del futuro, debe asegurarse que ha incorporado las lecciones aprendidas del pasado, que reta las limitaciones y propuestas del presente, con el fin de integrar y visualizar las perspectivas inéditas del mañana. El futuro no es una manifestación de lo va a ocurrir, sino la concreción de las acciones de lo que se puede simular, descubrir y entender en el ahora, en este instante donde se conspira contra la inercia y los “ya lo hicimos antes”, los cuales intentan que no se obran las oportunidades para otros.

Comprender que estamos en un mundo que evoluciona, que de forma acelerada hace obsoletos nuestros conocimientos, no es una amenaza per se para los trabajadores del conocimiento de Drucker, sino una oportunidad para comprender las olas de transformación que continuamente ocurren y surfear sobre ellas, de tal forma, que podamos potenciar nuestra visión del mundo, desarrollar nuevas habilidades, superar la cámara secreta de nuestros supuestos y así, mantenernos incómodos para construir desde la diversidad, la realidad en la cual nos movemos y existimos.

Motivar todo el tiempo rupturas en las estructuras del conocimiento actual, es una apuesta contrainsurgente contra la supuesta estabilidad de lo que conocemos. Por tanto, si quieres mantenerte delante de la curva, necesitas desconectar lo que has aprendido, sumergirte en la novedad de lo que ocurre, para conectar los puntos de forma novedosa y alterar el entendimiento del entorno, ese que sólo ocurre en los significados colectivos de los cuales hacemos parte.

El Editor.