Cuando usted piensa
que no ocurre nada en la vida, es probable que todo esté ocurriendo y no se
haya percatado de ello. Bien asegura el profesor Gary Hamel, que el “problema
de pronosticar el futuro, es que ya sucedió y no nos dimos cuenta”, una
afirmación que nos debe disponer a monitorizar permanentemente el entorno, para
detectar las frecuentes e imperceptibles “rupturas de la normalidad”, que son
en últimas aquellas, que suspenden el entendimiento tradicional de la realidad
y quiebran la cámara secreta de nuestros propios supuestos.
Las rupturas con el
pensamiento tradicional provocadas por posturas inesperadas de la lectura de la
realidad, crean un fenómeno de discontinuidad interna que afecta el normal
desarrollo de la vida de las personas y las organizaciones. La zona cómoda
donde se encuentran se ve amenazada por elementos antes desconocidos que retan
los entendimientos vigentes, mostrando caminos alternos que, pueden o no, ser
alternativas viables para reimaginar el presente y comprender y descubrir el
futuro.
Pensar en la
estabilidad de las organizaciones y de las personas en un mundo volátil,
incierto, complejo y ambiguo, es como tratar de contener la acelerada
transformación de la sociedad en el escenario de la participación social
digital, es decir, instantánea, en movimiento, en la nube y con visibilidad
global. Aquellos que quieran estabilidad, sabrán que estarán en una plataforma
en mar abierto, que será golpeada por las mareas de los cambios bruscos e
inesperados, donde se pondrá a prueba su resistencia para no sucumbir ante
tifones inclementes, que la debilitarán tarde o temprano.
Cuando el hombre
moderno se asoma a la ventana del futuro, debe asegurarse que ha incorporado
las lecciones aprendidas del pasado, que reta las limitaciones y propuestas del
presente, con el fin de integrar y visualizar las perspectivas inéditas del
mañana. El futuro no es una manifestación de lo va a ocurrir, sino la
concreción de las acciones de lo que se puede simular, descubrir y entender en
el ahora, en este instante donde se conspira contra la inercia y los “ya lo
hicimos antes”, los cuales intentan que no se obran las oportunidades para
otros.
Comprender que
estamos en un mundo que evoluciona, que de forma acelerada hace obsoletos nuestros
conocimientos, no es una amenaza per se para los trabajadores del conocimiento
de Drucker, sino una oportunidad para comprender las olas de transformación que
continuamente ocurren y surfear sobre ellas, de tal forma, que podamos
potenciar nuestra visión del mundo, desarrollar nuevas habilidades, superar la
cámara secreta de nuestros supuestos y así, mantenernos incómodos para
construir desde la diversidad, la realidad en la cual nos movemos y existimos.
Motivar todo el
tiempo rupturas en las estructuras del conocimiento actual, es una apuesta
contrainsurgente contra la supuesta estabilidad de lo que conocemos. Por tanto,
si quieres mantenerte delante de la curva, necesitas desconectar lo que has
aprendido, sumergirte en la novedad de lo que ocurre, para conectar los puntos
de forma novedosa y alterar el entendimiento del entorno, ese que sólo ocurre
en los significados colectivos de los cuales hacemos parte.
El Editor.
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