domingo, 31 de marzo de 2013

Pascua = Riesgos



El Jesuíta Álvaro Jiménez Cadena en su libro “Tus tesoros ocultos”, referencia al Dr. David Viscott en su libro “Los riesgos. Cómo correrlos con éxito”, proponiendo algunas reflexiones sobre cómo se deben correr los riesgos en la vida. Muchas veces no alcanzamos lo que queremos, pues no sabemos cómo enfrentar, analizar y enfrentar los riesgos que se nos presentan, que no son otra cosa que el ejercicio formal y permanente de autorrealización personal, que nos hace dueño de nuestro destino.

  1. Arriesgarse es soltar el asidero de lo conocido y lo cierto y estirar la mano para asir algo de lo que uno no está completamente seguro, pero que cree que es mejor que lo que tiene, o que, por lo menos es necesario para sobrevivir.
  2. Tú no puedes correr un riesgo a menos que estés dispuesto a aceptar la responsabilidad de alguna pérdida.
  3. Cuando tengas un objetivo por el que valga la pena arriesgarse, tus acciones tendrán un propósito y tu vida empezará a tener sentido; no habrá entonces ningún riesgo que te detenga.
  4. Las personas que tienen miedo a ser ellas mismas no conocen nada de la vida. Les preocupan las apariencias y lo que las otras personas piensan. Atrévete a ser tú mismo y habrás conquistado una valiosísima cualidad: ser auténtico.
  5. El confiar es arriesgarse a salir lastimado. El riesgo de abrir las puertas del corazón a otros, es encontrar grandes retos y alegrías con tus semejantes, o grandes tristezas cuando eres traicionado.
  6. Si no puedes arriesgarte, no puedes creer que es posible. Si no puedes creer, no puedes volverte mejor, si no puedes mejorar, no puedes ser feliz y si no puedes ser feliz ¿qué otra cosa importa?
  7. Los riesgos son los insumos fundamentales de la vida que exigen dominio de tus impulsos y emociones, así como superación de miedos y temores.

Estos siete consejos establecen una hoja de ruta personal que debe fundar una vida con propósito, para que el estratega que hay en ti, surja y desarrolle las acciones que eleven tu potencial y transformen tu entorno.

La pascua que hoy celebramos, es arriesgarnos a ser “los otros diferentes”, a resucitar de nuestras “comodidades”, para mantenernos vivos y motivados en el ejercicio de nuestra misión, de la vocación que cada uno ha recibido. En palabras de la Dra Montgomery de la Facultad de Administración de Harvard en su libro “El Estratega”: “(…) Nada es más importante para la supervivencia y éxito de una firma que su razón de existir, y las necesidades que intenta satisfacer. (…)”

Así las cosas, que el espíritu de una “tumba vacía”, nos anime a creer que es posible transformar y renacer cada día, para que tu pasión por la excelencia sea aquello que te distingue, que te marca y nutre, para pagar el precio de llevar tus talentos y habilidades al siguiente nivel, ese que conquista nuestras dudas, fortalece la prudencia y libera nuestro potencial.

El Editor

Referencias:
JIMENEZ CADENA, A. (2002) Tus tesoros ocultos. Cuarta edición. Colección Plenitud. Editorial Indo American Press Service Limitada. Bogotá, Colombia.
MONTGOMERY, C. (2012) El estratega. Conviértete en el líder que tu negocio necesita. Editorial Aguilar, Altea, Taurus, Alfaguara, S.A.

domingo, 24 de marzo de 2013

Emaús



La meditación del Camino de Emaús, es la reflexión de la experiencia de la fe y cómo esta debe madurar. En ese camino lleno de situaciones inesperadas, el hombre se experimenta sólo, huérfano y lleno de sentimientos encontrados. Su corazón esta distante de la realidad trascendente que lo antecede y busca de alguna forma encontrar nuevas razones para continuar creyendo.

Emaús es el símbolo del hombre que busca a toda costa pruebas, evidencia, certezas que le permitan decirle al mundo que las cosas son reales y evidentes, que tenemos hechos y datos que verifican nuestras acciones, que somos fruto de realidades concretas que advierten la presencia personal y única de un ser humano hecho a imagen y semejanza de su “Creador”.

Emaús inicia como un camino de desesperanza, de derrota, de oscuridad y pérdida de identidad espiritual, para transformarse en la buena noticia del amor de DIOS que, firmes en los consejos evangélicos y en la llama que vive en el corazón, destruye las dudas y los temores para salir al encuentro con la vida y transformar todo aquello que queremos.

Emaús, es librarnos de las vendas que obstruyen nuestro camino de regreso al Padre, es experimentar el calor incandescente de la verdad que se anima en nuestro corazón, es conversar de manera personal y decidida con la palabra hecha carne y experimentar el reto de aceptarla, sin limitaciones ni reparos.

Emaús, es encontrarnos con la revelación de lo trascendente, de lo invisible y percibir la fuerza del amor que todo lo abarca y lo nutre con su fuego y calor. Ser discípulo de Emaús, es la responsabilidad de anunciar, aún en medio de nuestras tibiezas, la palabra que transforma y renueva nuestros corazones y sueños; ese mensaje fuera de nuestra realidad fría y superficial que nos invita a “vaciarnos de sí”, para ser luz en medio de los inesperados  giros de la vida.

Emaús, es la meditación la fe que se construye desde la obra negra de nuestra humanidad doliente y caída, desde los vestigios de las contradicciones humanas, nuestros propios deseos y las pasiones desordenadas. Emaús, es un signo de alegría, el anticipo en la tierra de la vida sin límites que nos espera al final. Emaús es una vida centrada en el servicio, en el darse, que le permite entender como suyo el reto de la eternidad.

Emaús, es la compuerta escondida a la luz de todos, para que muchos la puedan ver, pero no todos la puedan superar. Es la expresión de nuestras vidas enfrentadas, que dividen al hombre y lo hacen más vulnerable para encontrarse con la Gracia. Emaús, no es otro encuentro con la verdad hecha vida, sino la conjunción del eclipse de nuestras limitaciones, con el fuego que renueva y purifica, ese horno que funde todo cuanto ingresa para ser uno con la verdad.

Emaús, es esa agua termal medicinal que nutre la fe, el baño de la esperanza que apaga nuestras dudas, el encuentro inexplicable que anima el corazón. Asistir al camino de Emaús, es dejarme llevar por el amor, para transfigurarme en la promesa misma de DIOS.

El Editor

Referencia:
San Lucas 24, 13-35  

domingo, 17 de marzo de 2013

El Magis



El liderazgo siempre ocupa las agendas de muchos ejecutivos y consultores a nivel global, muchas reflexiones, muchos documentos se escriben a diario para explorar los secretos propios del ejercicio de transformar seres ordinarios, en personas extraordinarias.

En este ejercicio de encontrarnos con más preguntas y respuestas sobre el liderazgo, la Compañía de Jesús, nos muestra con claridad diametral, el sentido transcendente, práctico y concreto de lo que Ignacio de Loyola, quería de los miembros de esta empresa. De acuerdo con Lowney, son cuatro los pilares fundamentales que marcan la vida y obra de un jesuita: el conocimiento de sí mismo, el ingenio, el amor y el heroísmo.

Cuando observamos estas cuatro condiciones del liderazgo de los jesuitas, los cuales fueron declarados hace más de quinientos años, por un joven militar caído en batalla y con el “toque” de DIOS, podemos decir que la literatura moderna, muchas veces se ha quedado corta para movilizar el potencial del ser humano, para alcanzar transformaciones de fondo que se traduzcan en la “conversión” del hombre para encontrarse consigo mismo y con la Creación.

El conocimiento de sí mismo, el hábito de la reflexión permanente de quién somos, del reto personal que tenemos para alcanzar nuestra misión; el aprecio de sí mismo como una persona amada, de dignidad y potencial únicos. Un ejercicio que busca cultivar y florecer en el ser humano su virtudes y dones, para que viva una vida llena de sentido y propósito, donde se “dé a sí mismo” para alcanzar su fin y hacer que otros alcancen igualmente todo su potencial.

El ingenio, como lo detalla Lowney, “es la voluntad de trabajar sin una cartilla y soñar nuevas maneras imaginativas de resolver problemas que han atajado a otros.” Continua Lowney, “el ingenio florece cuando la libertad para seguir tras las oportunidades se enlaza con una profunda fe y el optimismo de que el mundo las ofrece con abundancia.” El ingenio jesuita, es la herramienta fundamental de aquellos que transforman el mundo, por un bien superior.

El amor, palabra muchas veces utilizada y mal entendida, para los jesuitas consiste en tratar al prójimo con una actitud positiva y alentadora; esa fuerza motivadora que moviliza todos sus esfuerzos, el lente a través del cual ellos ven el mundo. El amor es la firma indeleble que comparte la pasión y el compromiso de cada jesuita para personalizar la misión de la compañía en cada una de sus acciones.

El heroísmo, describe Lowney, “ese motivarse a sí mismo para dar un rendimiento superior y concentrarse en el rico potencial de cada momento. Es la búsqueda del magis, el impulso infatigable de buscar algo más en toda oportunidad y la confianza de encontrarlo.” Este heroísmo exige de cada jesuita una imaginación audaz y deseo de asumir riesgos audaces, riesgos que en muchas ocasiones los exponen a sí mismos para realizar aquello que el mundo ve como “imposible”.

Entender este liderazgo en el mundo de hoy, es exigirnos a nosotros mismos “discretamente y sin ostentación” para superar nuestras propias inercias y salir al encuentro de la luz que brilla en cada ser desde el inicio del mundo, para que ese magis que vive en cada uno de nosotros nos advierta que en la vida “el mayor riesgo es no correr ninguno”.

EL Editor.

Referencia:
LOWNEY, C. (2004) El liderazgo al estilo de los Jesuítas. Editorial Norma

domingo, 10 de marzo de 2013

Humildad y arrogancia



Retomando algunas reflexiones de Edward de Bono en su libro “El texto de la sabiduría de Edward de Bono”, encontramos un párrafo que nos orienta sobre la búsqueda permanente del ser humano: “Humildad es lo contrario de arrogancia. ¿Cómo sabe uno que no sabe algo que debiera saber? Sólo la humildad le dirá que existe la “posibilidad” de algo que necesita saber pero que todavía no sabe. Sólo la humildad le dirá que existe la “posibilidad” de alternativas que todavía no ha generado. La humildad abre el sondeo y la comunicación con el mundo que nos rodea, en tanto que la arrogancia corta la comunicación. (…)”

Humildad, viene de la palabra latina “humus”, que significa tierra, postrarse por los suelos, una lectura semejante a la de la palabra tapeinos, del hombre desprovisto de los bienes normales, el abajado. Humildad es una de las palabras que hoy el hombre moderno esquiva y desecha, pues es símbolo de debilidad, de marginación, de apocamiento, palabras que definitivamente no son parte del ser humano del siglo XXI.

Por otro lado, tenemos la palabra arrogancia, que viene del latin arrogare, que significa apropiarse, que toma (sin que se lo den) honores o exagera de sus facultades. El arrogante es la figura que pierde el sentido del contexto actual y pondera sus condiciones, más allá de sus límites, para exhibir una condición, que por demás, no es consistente con la realidad. La arrogancia vive su propia mentira y construye sobre la arena de sus propios deseos.

De Bono nos plantea, que la humildad es la base de nuestra comunicación con el mundo, mientras la arrogancia, la forma de escindir nuestra relación, incluso con nosotros mismos. Mientras el humilde establece una conexión interna con el ser humano interior y transforma sus pensamientos en acciones que moviliza realidades superiores, el arrogante zanja su relación consigo mismo, para lanzarse a encontrar realidades que le permitan superar su propio vacío interior. Por esta razón, el arrogante no encuentra el camino de regreso a la vida superior, sino que se lanzar a construir sin un punto referente.

De Bono, con su lenguaje generoso nos habla de las posibilidades de la humildad, situaciones que abren la oportunidad para aprender y descubrir aquello que debemos enfrentar, que debemos interiorizar y que nos exige comprender más allá de lo que vemos y sabemos. Mientras, la arrogancia sobreabunda en respuestas y conocimientos, que no permiten el espacio para desaprender, pues declarar que no se sabe, es una muestra de debilidad y limitación, que no está permitido en el ambiente donde todo es conocido y esperado.

Si comparamos las dos raíces de las palabras humildad y arrogancia, encontramos que una es un desprendimiento permanente, un abajarse y someterse a la tierra de lo desconocido, para recabar nuevas posibilidades para crecer y conocer, mientras la otra, es un deseo de apropiación y logro que busca en cada momento lisonjas y honores, que alivien si vacío interior.

Así las cosas, la humildad es un canal de comunicación que moviliza el hombre interior para conquistar el mundo exterior, mientras la arrogancia, es el espejismo del mundo exterior que consume y falsifica la esencia del hombre interior.

El Editor.

Referencias:
DE BONO, E. (1997) El texto de la sabiduría de Edward de Bono. Pautas y herramientas para aprender a pensar. Ed. Norma. 

Enlaces:
http://etimologias.dechile.net/?arrogante
http://mercaba.org/FICHAS/ceiboysur/pobres_de_yave_03.htm
http://etimologias.dechile.net/?humildad

domingo, 3 de marzo de 2013

Crear: condición divina y experiencia humana



Pareciera que la creatividad estuviese cercada por nuestros propios pensamientos y acciones; que no tuviese escapatoria para actuar respecto de los retos modernos de la sociedad y así continuar en su búsqueda de respuestas para reinventarse a sí misma.

En este espíritu de liberación y exigencia, el hombre día a día encuentra nuevas razones para seguir viviendo, nuevas razones para desequilibrar el statu quo, nuevas razones para rasgar el velo de lo novedoso, de lo inesperado, de lo sorprendente; una tendencia que se confunde con la indiferencia de los que han perdido su capacidad de asombro, de los que no creen en sus capacidades y de los que se condenan en la inercia de sus logros y de sus victorias.

El hombre ha sido dotado de la capacidad de moldear el presente, indagar en los patrones del futuro y permanecer en las playas de lo impensable. Esta capacidad instalada en nuestra genética humana, ha sido concebida por el Arquitecto Mayor para que cada uno de los seres humanos, colabore en la realización de la obra majestuosa de la Creación donde el Creador y tú son los principales protagonistas.

En este ejercicio de liberarnos de nuestras restricciones autoimpuestas, el hombre es capaz de sumergirse en el diseño mismo de las cosas y advertir la maestría de su DIOS, que ha cuidado cada detalle en su Creación, para que el hombre “conecte los puntos” faltantes y desarrolle habilidades emergentes que brinden nuevas experiencias a la humanidad y se haga uno con el proyecto divino que se ejecuta en la tierra.

Encontrar hendijas de luz en medio de la Creación, es revelar la mano de DIOS en la tierra, es correr al encuentro de la santidad y pureza del alma que es sensible a los destellos de perfección que habitan entre nosotros. La creatividad que habita en nuestro ser, es la llave maestra que abre las puertas entre lo divino y lo humano para recibir el reto de transformarnos en aquello que creemos y profesamos, el testimonio de vida que nace a diario con una idea.

Crear es una característica inherente a la divinidad, que en el hombre se hace innovación, un despertar de una habilidad potencial, que busca encontrarse con las diferentes vistas del mundo y descifrar los misterios propios de la humanidad, empezando en el corazón de las personas y terminando en los senderos misteriosos de la mente colectiva del mundo, donde todo es posible para los que creen.

Advertir los signos de los tiempos, es encontrar el sendero de las meditaciones del corazón de DIOS, para divisar los rasgos de sus pensamientos y encontrar en nuestra realidad, un reflejo de su querer, ese que se anida entre aquello real y visible al corazón humano y aquello inverosímil e invisible a su propio egoísmo.

Los signos de DIOS están disponibles, para esos seres que han logrado encontrar en la creatividad, una forma de seguir las huellas del Creador, que aun borrosas o esquivas, siempre ofrecen una ruta de escape para esos peregrinos de la tierra que han logrado vencerse a sí mismos y superar las restricciones del mundo.

El Editor