Pareciera que la creatividad
estuviese cercada por nuestros propios pensamientos y acciones; que no tuviese
escapatoria para actuar respecto de los retos modernos de la sociedad y así
continuar en su búsqueda de respuestas para reinventarse a sí misma.
En este espíritu de
liberación y exigencia, el hombre día a día encuentra nuevas razones para seguir
viviendo, nuevas razones para desequilibrar el statu quo, nuevas razones para
rasgar el velo de lo novedoso, de lo inesperado, de lo sorprendente; una
tendencia que se confunde con la indiferencia de los que han perdido su
capacidad de asombro, de los que no creen en sus capacidades y de los que se
condenan en la inercia de sus logros y de sus victorias.
El hombre ha sido dotado de
la capacidad de moldear el presente, indagar en los patrones del futuro y
permanecer en las playas de lo impensable. Esta capacidad instalada en nuestra
genética humana, ha sido concebida por el Arquitecto Mayor para que cada uno de
los seres humanos, colabore en la realización de la obra majestuosa de la
Creación donde el Creador y tú son los principales protagonistas.
En este ejercicio de
liberarnos de nuestras restricciones autoimpuestas, el hombre es capaz de
sumergirse en el diseño mismo de las cosas y advertir la maestría de su DIOS,
que ha cuidado cada detalle en su Creación, para que el hombre “conecte los
puntos” faltantes y desarrolle habilidades emergentes que brinden nuevas
experiencias a la humanidad y se haga uno con el proyecto divino que se ejecuta
en la tierra.
Encontrar hendijas de luz en
medio de la Creación, es revelar la mano de DIOS en la tierra, es correr al
encuentro de la santidad y pureza del alma que es sensible a los destellos de
perfección que habitan entre nosotros. La creatividad que habita en nuestro
ser, es la llave maestra que abre las puertas entre lo divino y lo humano para
recibir el reto de transformarnos en aquello que creemos y profesamos, el
testimonio de vida que nace a diario con una idea.
Crear es una característica
inherente a la divinidad, que en el hombre se hace innovación, un despertar de
una habilidad potencial, que busca encontrarse con las diferentes vistas del
mundo y descifrar los misterios propios de la humanidad, empezando en el
corazón de las personas y terminando en los senderos misteriosos de la mente colectiva
del mundo, donde todo es posible para los que creen.
Advertir los signos de los
tiempos, es encontrar el sendero de las meditaciones del corazón de DIOS, para
divisar los rasgos de sus pensamientos y encontrar en nuestra realidad, un
reflejo de su querer, ese que se anida entre aquello real y visible al corazón humano y aquello
inverosímil e invisible a su propio egoísmo.
Los signos de DIOS están
disponibles, para esos seres que han logrado encontrar en la creatividad, una
forma de seguir las huellas del Creador, que aun borrosas o esquivas, siempre
ofrecen una ruta de escape para esos peregrinos de la tierra que han logrado vencerse a sí mismos y superar
las restricciones del mundo.
El Editor
No hay comentarios:
Publicar un comentario