domingo, 10 de marzo de 2013

Humildad y arrogancia



Retomando algunas reflexiones de Edward de Bono en su libro “El texto de la sabiduría de Edward de Bono”, encontramos un párrafo que nos orienta sobre la búsqueda permanente del ser humano: “Humildad es lo contrario de arrogancia. ¿Cómo sabe uno que no sabe algo que debiera saber? Sólo la humildad le dirá que existe la “posibilidad” de algo que necesita saber pero que todavía no sabe. Sólo la humildad le dirá que existe la “posibilidad” de alternativas que todavía no ha generado. La humildad abre el sondeo y la comunicación con el mundo que nos rodea, en tanto que la arrogancia corta la comunicación. (…)”

Humildad, viene de la palabra latina “humus”, que significa tierra, postrarse por los suelos, una lectura semejante a la de la palabra tapeinos, del hombre desprovisto de los bienes normales, el abajado. Humildad es una de las palabras que hoy el hombre moderno esquiva y desecha, pues es símbolo de debilidad, de marginación, de apocamiento, palabras que definitivamente no son parte del ser humano del siglo XXI.

Por otro lado, tenemos la palabra arrogancia, que viene del latin arrogare, que significa apropiarse, que toma (sin que se lo den) honores o exagera de sus facultades. El arrogante es la figura que pierde el sentido del contexto actual y pondera sus condiciones, más allá de sus límites, para exhibir una condición, que por demás, no es consistente con la realidad. La arrogancia vive su propia mentira y construye sobre la arena de sus propios deseos.

De Bono nos plantea, que la humildad es la base de nuestra comunicación con el mundo, mientras la arrogancia, la forma de escindir nuestra relación, incluso con nosotros mismos. Mientras el humilde establece una conexión interna con el ser humano interior y transforma sus pensamientos en acciones que moviliza realidades superiores, el arrogante zanja su relación consigo mismo, para lanzarse a encontrar realidades que le permitan superar su propio vacío interior. Por esta razón, el arrogante no encuentra el camino de regreso a la vida superior, sino que se lanzar a construir sin un punto referente.

De Bono, con su lenguaje generoso nos habla de las posibilidades de la humildad, situaciones que abren la oportunidad para aprender y descubrir aquello que debemos enfrentar, que debemos interiorizar y que nos exige comprender más allá de lo que vemos y sabemos. Mientras, la arrogancia sobreabunda en respuestas y conocimientos, que no permiten el espacio para desaprender, pues declarar que no se sabe, es una muestra de debilidad y limitación, que no está permitido en el ambiente donde todo es conocido y esperado.

Si comparamos las dos raíces de las palabras humildad y arrogancia, encontramos que una es un desprendimiento permanente, un abajarse y someterse a la tierra de lo desconocido, para recabar nuevas posibilidades para crecer y conocer, mientras la otra, es un deseo de apropiación y logro que busca en cada momento lisonjas y honores, que alivien si vacío interior.

Así las cosas, la humildad es un canal de comunicación que moviliza el hombre interior para conquistar el mundo exterior, mientras la arrogancia, es el espejismo del mundo exterior que consume y falsifica la esencia del hombre interior.

El Editor.

Referencias:
DE BONO, E. (1997) El texto de la sabiduría de Edward de Bono. Pautas y herramientas para aprender a pensar. Ed. Norma. 

Enlaces:
http://etimologias.dechile.net/?arrogante
http://mercaba.org/FICHAS/ceiboysur/pobres_de_yave_03.htm
http://etimologias.dechile.net/?humildad

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