Retomando algunas reflexiones
de Edward de Bono en su libro “El texto de la sabiduría de Edward de Bono”,
encontramos un párrafo que nos orienta sobre la búsqueda permanente del ser
humano: “Humildad es lo contrario de arrogancia. ¿Cómo sabe uno que no sabe
algo que debiera saber? Sólo la humildad le dirá que existe la “posibilidad” de
algo que necesita saber pero que todavía no sabe. Sólo la humildad le dirá que
existe la “posibilidad” de alternativas que todavía no ha generado. La humildad
abre el sondeo y la comunicación con el mundo que nos rodea, en tanto que la
arrogancia corta la comunicación. (…)”
Humildad, viene de la palabra
latina “humus”, que significa tierra, postrarse por los suelos, una lectura
semejante a la de la palabra tapeinos, del hombre desprovisto de los bienes
normales, el abajado. Humildad es una de las palabras que hoy el hombre moderno
esquiva y desecha, pues es símbolo de debilidad, de marginación, de
apocamiento, palabras que definitivamente no son parte del ser humano del siglo
XXI.
Por otro lado, tenemos la
palabra arrogancia, que viene del latin arrogare,
que significa apropiarse, que toma (sin que se lo den) honores o exagera de sus
facultades. El arrogante es la figura que pierde el sentido del contexto actual
y pondera sus condiciones, más allá de sus límites, para exhibir una condición,
que por demás, no es consistente con la realidad. La arrogancia vive su propia
mentira y construye sobre la arena de sus propios deseos.
De Bono nos plantea, que la
humildad es la base de nuestra comunicación con el mundo, mientras la
arrogancia, la forma de escindir nuestra relación, incluso con nosotros mismos.
Mientras el humilde establece una conexión interna con el ser humano interior y
transforma sus pensamientos en acciones que moviliza realidades superiores, el
arrogante zanja su relación consigo mismo, para lanzarse a encontrar realidades
que le permitan superar su propio vacío interior. Por esta razón, el arrogante
no encuentra el camino de regreso a la vida superior, sino que se lanzar a
construir sin un punto referente.
De Bono, con su lenguaje
generoso nos habla de las posibilidades de la humildad, situaciones que abren
la oportunidad para aprender y descubrir aquello que debemos enfrentar, que
debemos interiorizar y que nos exige comprender más allá de lo que vemos y sabemos.
Mientras, la arrogancia sobreabunda en respuestas y conocimientos, que no
permiten el espacio para desaprender, pues declarar que no se sabe, es una
muestra de debilidad y limitación, que no está permitido en el ambiente donde
todo es conocido y esperado.
Si comparamos las dos raíces
de las palabras humildad y arrogancia, encontramos que una es un
desprendimiento permanente, un abajarse y someterse a la tierra de lo
desconocido, para recabar nuevas posibilidades para crecer y conocer, mientras
la otra, es un deseo de apropiación y logro que busca en cada momento lisonjas
y honores, que alivien si vacío interior.
Así las cosas, la humildad es
un canal de comunicación que moviliza el hombre interior para conquistar el
mundo exterior, mientras la arrogancia, es el espejismo del mundo exterior que
consume y falsifica la esencia del hombre interior.
El Editor.
Referencias:
DE BONO, E. (1997) El texto de la sabiduría de Edward de Bono. Pautas y herramientas para aprender a pensar. Ed. Norma.
Enlaces:
http://etimologias.dechile.net/?arrogante
http://mercaba.org/FICHAS/ceiboysur/pobres_de_yave_03.htm
http://etimologias.dechile.net/?humildad
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