El liderazgo siempre ocupa las
agendas de muchos ejecutivos y consultores a nivel global, muchas reflexiones,
muchos documentos se escriben a diario para explorar los secretos propios del
ejercicio de transformar seres ordinarios, en personas extraordinarias.
En este ejercicio de
encontrarnos con más preguntas y respuestas sobre el liderazgo, la Compañía de
Jesús, nos muestra con claridad diametral, el sentido transcendente, práctico y
concreto de lo que Ignacio de Loyola, quería de los miembros de esta empresa.
De acuerdo con Lowney, son cuatro los pilares fundamentales que marcan la vida
y obra de un jesuita: el conocimiento de sí mismo, el ingenio, el amor y el
heroísmo.
Cuando observamos estas
cuatro condiciones del liderazgo de los jesuitas, los cuales fueron declarados
hace más de quinientos años, por un joven militar caído en batalla y con el “toque”
de DIOS, podemos decir que la literatura moderna, muchas veces se ha quedado
corta para movilizar el potencial del ser humano, para alcanzar
transformaciones de fondo que se traduzcan en la “conversión” del hombre para
encontrarse consigo mismo y con la Creación.
El conocimiento de sí mismo,
el hábito de la reflexión permanente de quién somos, del reto personal que
tenemos para alcanzar nuestra misión; el aprecio de sí mismo como una persona
amada, de dignidad y potencial únicos. Un ejercicio que busca cultivar y
florecer en el ser humano su virtudes y dones, para que viva una vida llena de
sentido y propósito, donde se “dé a sí mismo” para alcanzar su fin y hacer que
otros alcancen igualmente todo su potencial.
El ingenio, como lo detalla
Lowney, “es la voluntad de trabajar sin una cartilla y soñar nuevas maneras
imaginativas de resolver problemas que han atajado a otros.” Continua Lowney, “el
ingenio florece cuando la libertad para seguir tras las oportunidades se enlaza
con una profunda fe y el optimismo de que el mundo las ofrece con abundancia.”
El ingenio jesuita, es la herramienta fundamental de aquellos que transforman
el mundo, por un bien superior.
El amor, palabra muchas veces
utilizada y mal entendida, para los jesuitas consiste en tratar al prójimo con
una actitud positiva y alentadora; esa fuerza motivadora que moviliza todos sus
esfuerzos, el lente a través del cual ellos ven el mundo. El amor es la firma
indeleble que comparte la pasión y el compromiso de cada jesuita para personalizar
la misión de la compañía en cada una de sus acciones.
El heroísmo, describe Lowney,
“ese motivarse a sí mismo para dar un rendimiento superior y concentrarse en el
rico potencial de cada momento. Es la búsqueda del magis, el impulso infatigable de buscar algo más en toda
oportunidad y la confianza de encontrarlo.” Este heroísmo exige de cada jesuita
una imaginación audaz y deseo de asumir riesgos audaces, riesgos que en muchas
ocasiones los exponen a sí mismos para realizar aquello que el mundo ve como “imposible”.
Entender este liderazgo en el
mundo de hoy, es exigirnos a nosotros mismos “discretamente y sin ostentación”
para superar nuestras propias inercias y salir al encuentro de la luz que
brilla en cada ser desde el inicio del mundo, para que ese magis que vive en cada uno de nosotros nos advierta que en la vida “el
mayor riesgo es no correr ninguno”.
EL Editor.
Referencia:
LOWNEY, C. (2004) El liderazgo al estilo de los Jesuítas. Editorial Norma
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