domingo, 18 de noviembre de 2012

Ciclos humanos



Por estos días se habla en diferente medios sobre el surgimiento de una nueva era, la terminación de un ciclo universal, de transformaciones y cambios, que advierten a la humanidad entera un nuevo comienzo en el ciclo de la evolución humana. Si bien, muchas versiones científicas refutan las consideraciones de hombres sumergidos en meditaciones y reflexiones espirituales, sobre cataclismos y abruptos cambios, lo cierto es que estamos en un momento de la humanidad, donde estamos regresando, luego de nuestro viaje fuera de sí, hacia un retorno acelerado buscando una vida interior.

Los ciclos humanos se abren y terminan a diario, producto de muchas emociones y proyectos que permiten abrir nuevas posibilidades y aprender con la experiencia de haberlos realizado. Los ciclos de renovación del hombre, están atados a sus sueños y realizaciones, a los retos y condiciones que le exigen encontrar nuevas formas de pensar y encontrarse consigo mismo.

El viaje de regreso que se plantea en este momento de la humanidad, es una marcha que desde las diferentes vistas religiosas se ha planteado a la largo del tiempo. Por una parte la búsqueda permanente de iluminación de los Budistas, un encuentro espiritual con la fuente superior de conocimiento, por otra los Hindúes, en su afán de liberación y paz interior para superar el “sufrimiento”, los Cristianos donde la figura de Cristo, es sanador y liberador interior, fundamento de la transformación del hombre viejo en hombre nuevo, y tantas otras donde la búsqueda de verdades supremas nos muestra el vacío interior del hombre que vuelve a su propio encuentro.

Los cambios del universo y del planeta están sometidos a tiempos estelares y condiciones particulares que aún no terminamos de entender. Nuestros antepasados dejaron algunas pistas de estos eventos, no para inquietarnos, sino para indicarnos que existen movimientos y fuerzas que nos permiten observar los periodos de transición y cambio para renovar nuestra visión de la vida y comprender que hemos venido al mundo, no para ver pasar las cosas, sino para hacer que las cosas pasen.

Como quiera que el hombre ha pasado mucho tiempo fuera de sí, buscando respuestas en el contexto del mundo creado, podemos comprender el notable afán de poder, tener y saber que consume a esta generación, como signos visibles del ser exitoso, conocedor y libre que el mundo proclama, cuando en su interior, el camino de abrojos y espinas lo consume, erosionando sus anclas espirituales que lo condenan a vivir queriendo amar y no poder hacerlo.

Las transformaciones que estamos viendo en el mundo, los anuncios de grandes hambrunas, desastres naturales y condiciones de climas extremos, no son otra cosa que consecuencia de nuestras propias acciones, de nuestros deseos desordenados, de nuestros propios egoísmos y pasiones desenfrenadas. 

Pero no todo es adverso, existe en nuestro interior la luz que hemos heredado desde antiguo, la fuente de renovación natural que a diario espera por nosotros. En este nuevo resurgimiento del viaje al interior de las verdades superiores, sea nuestra mejor motivación, para transformar nuestra condición primitiva atada a lo exterior y pasajero, para experimentar la fuerza de lo espiritual y trascendente que permanece, cual fuego sagrado ardiendo sin extinguirse.

El Editor

lunes, 12 de noviembre de 2012

Trascendencia en un mundo digital


Considerando la reflexiones efectuadas por Sunil Mithas, Ritu Agarwal y Hugh Courtney en su artículo “Digital Business Strategies and the duality of IT”, publicado en el IEEE IT Pro de Septiembre/Octubre de 2012, las estrategias de negocio tradicionales difieren claramente de las estrategias de negocio digitales al menos en cuatro elementos:
  • Deben prosperar en medio la incertidumbre digital
  • Deben centrarse en crear nuevos juegos
  • Deben continuamente buscar nuevas fuentes de ventaja competitiva
  • Deben perseguir múltiples metas simultáneamente
Estas cuatro condiciones nos hablan claramente sobre desarrollar competencias dinámicas para repensar los negocios actuales y anticiparse a las nuevas realidades emergentes de los mercados, así mismo crear e imaginar nuevos movimientos competitivos que quiebren el statu quo actual, bien cuestionando las condiciones vigentes o fundando nuevas soportadas en la generación de valor basadas en la información.

Este nuevo contexto de un mundo que se mueve a pasos agigantados, con una alta dosis de información, como factor clave que diferencia la ejecución de los negocios, nos advierte sobre la necesidad de evolucionar nuestra manera de ver el mundo y lanzarnos a encontrar patrones ocultos en una realidad que se caracteriza por la inmediatez, los riesgos y la habilidad de cambiar, aún estando en movimiento.

Así las cosas, las competencias que se aprendieron en nuestras casas de formación educativa se exponen a un ambiente agresivo de transformación y cambio, que exige una habilidad de adaptación que mantenga al mismo tiempo, la formalidad de un método y aseguramiento de un proceso, así como la capacidad de innovar y formular nuevas oportunidades para decidir y avanzar en tiempo real.

Desconocer esta condición imperante, de eficiencia y celeridad que exige el mundo actual y la condición necesaria y suficiente de las organizaciones de, en el mismo escenario de negocios, poder desagregarse y agregarse, nos avoca a una pérdida de armonía con el entorno, que puede inhibir la explotación de las capacidades personales y organizacionales utilizando los avances tecnológicos disponibles.

Habida cuenta de lo anterior, nuestra capacidad de respuesta ante los cambios vertiginosos del mundo, no deben opacar ni comprometer los fundamentos de la vida personal que son los que mantienen la dinámica profesional y el balance con los aspectos trascendentes de la existencia. En este sentido, desde la espiritualidad moderna, debemos comprender la dualidad a la que es sometido el hombre frente a la productividad y la vida personal, para que un concepto no sea el que domine al otro, sino que se halle la complementariedad de ambos.

Si bien las estrategias empresariales digitales nos invitan a mantener una postura siempre fresca y renovada frente a las asimetrías de los mercados, nuestra vida personal y profesional debe seguir los mismos derroteros, teniendo como centro la búsqueda de nuestra vocación, la sintonía con el universo y su Creador, no para mantenernos fuera de la realidad, sino para superarla desde la trascendencia de nuestros sueños y retos.

El Editor

Referencia
MITHAS, S., AGARWAL, R. y COURTNEY, H. (2012) Digital business strategies and the duality of IT. IEEE IT Pro. September/October. pp 2-4.

lunes, 5 de noviembre de 2012

Nacer cada día



Una frase que al parecer se le atribuye a Khalil Gibran dice: “Si el amor no nace cada día, cada día empieza a morir”, una expresión que nos advierte una lectura de renovación permanente de la vida, en una búsqueda de nuevas razones para continuar explorando y creyendo que es posible reconstruir nuestro presente y desafiar las mejores predicciones del futuro.

Nacer cada día es ver en cada rayo del sol una oportunidad para sentir la alegría de la naturaleza, es ver que el verde matutino tiene la esperanza de la vida sin límites, es impregnarnos de la melodía del amanecer y experimentar la esencia del canto del Creador, que se recrea en el nuevo Edén, buscando encontrarse con el mayor logro de su Creación, el hombre.

Nacer cada día es experimentar la novedad de un nuevo comienzo, no como una experiencia de retroceso, sino como la prospectiva generosa que a diario podemos escribir para hacer que las cosas pasen; como una vista fresca, limpia y sin prejuicios, que nos permite cruzar la ventana de la incertidumbre y rasgar el velo de lo inesperado, renovando nuestra vista del mundo, como vitrales transparentes purificados con la presencia de la luz.

Nacer cada día es permitirnos entender en el colectivo humano los matices y expresiones de la vida, es reconocer en la mixtura de los intereses aquellos que hacen la diferencia compartiendo y entregando de sí; es ver en los ojos de los emprendedores y apasionados, nuevas oportunidades para hacer del mundo un lugar bello para vivir.

Quienes no nacen cada día, envejecen más rápido, se le marchitan los sueños y se exponen a una parálisis contagiosa de la fe, cuya inercia consume y destruye todo cuanto toca. Por tanto, nacer cada día, exige un esfuerzo y poda diaria de nuestras limitaciones, un salto de fe que nos demanda creer en lo que hacemos y abandonarnos en el camino de la virtud, para así, descubrir que podemos hacer la diferencia en nuestras vidas y en las de los demás.

Nunca pienses que eres demasiado joven o avanzado en edad, para volver a nacer, dicha condición no se mide en la cronología humana, sino en la potencialidad y apasionamiento del espíritu, que con ímpetu reconoce sus posibilidades y se lanzar a construir aquello que ha querido, un camino reservado para aquellos que han enfrentado su pasiones desordenadas y conquistado sus demonios internos.

Cuando nacemos a diario, encontramos el camino de la juventud, el elíxir tan deseado por muchos y esquivo para otros. Una juventud que no entiende de fronteras temporales, ni contextos humanos, sino de un encuentro personal y permanente con el infinito, que sólo tiene sentido cuando ardes en la presencia del poder del amor, que como la energía, no se crea ni se destruye, simplemente se transforma.

El Editor

domingo, 28 de octubre de 2012

Significado y Propósito



Anota Douglas Conant y Mette Norgaard, en su libro Touchpoints: “ (…) el significado es una cuestión de contexto, de entender cómo su trabajo agrega valor a alguien, en alguna parte. El propósito, en contraste, es profundamente personal. Se trata de encontrar su lugar en el gran esquema de las cosas, se trata de amar lo que haces, se trata de sentimiento. (…)” dos palabras que cuando viven desconectadas hacen de la vida una constante contradicción, pues el corazón vive en una dirección y la razón en otra.

Dominar el arte de conectar el significado con el propósito, es emprender el camino de la reconciliación de nuestras pasiones con nuestros talentos, un encuentro que nos permite alinear y sintonizar nuestra frecuencia espiritual con las necesidades terrenales. Cuando logramos encauzar significado y propósito en una misma vía, todas las condiciones están dadas para que el universo vibre contigo y logres todo aquello que has querido.

El poder inherente del significado nos permite avanzar en el entendimiento del mundo y sus diversas formas de experimentarlo; una forma de soñar despierto con los lentes de otros, para ver aquello que aún no ha ocurrido. La magia del propósito, es la pócima personal de la virtud que incorpora las experiencias, los sentimientos y las potencialidades humanas para transformar el mundo que lo rodea, un brebaje místico del cual sólo pueden beber aquellos que se arriesgan a ser diferentes.

Cuando soñamos advertimos al universo, que estamos dispuestos a lanzarnos a cumplir su mandato, a dominar el mundo que se nos ha dado, esto es, someter nuestros afectos desordenados, obedecer la gracia santificante y liberarnos de nosotros mismos, para que la energía infinita que hemos recibido fluya y se confunda con luz que emana de la divinidad misma, que, cual fuego inextinguible, nos mantiene protegidos, cobijados y vigilantes para hacer que las cosas pasen.

Bien decía Walt Disney, “si lo sueñas, puedes realizarlo”, una frase que conjuga el poder de un significado y la magia del propósito, una amalgama explosiva que no solo revela en el ser la potencialidad de sus capacidades, sino que moviliza su entorno para que se materialice aquello que ha soñado. Esto, es reconocer que es posible mantenernos concentrados en la armonía de dos (significado y propósito) y no perder tiempo en la exigencia del logro de uno (bien sea propósito o significado).

La próxima vez que enfrentes un reto en la vida o estés dispuesto a superar tus propias marcas, que la sintonía entre significado y propósito te asista como compañera, para que seas capaz de sobreponerte a las condiciones exigentes que demanda ser diferente, ser innovador o transformador, pues allí, estará toda la energía que necesitas para tener la prudencia del sabio que sabe decidir, la fuerza y pasión del gladiador que sabe luchar y, la luz y la fe del santo que sabe meditar y esperar para poder alcanzar.

El Editor

Referencia
CONANT, D. y NORGAARD, M. (2011) Touchpoints. Creating powerful leadership connections in the smallest of moments. Jossey-Bass.

domingo, 14 de octubre de 2012

Re-inventarse


Con frecuencia se escucha en estos momentos de turbulencias empresariales, que es necesario que las organizaciones se reinventen para sobrevivir y mantenerse vigentes en el contexto actual. Si revisamos con cuidado el ejercicio de reinvención debemos atender algunas consideraciones, que nos permitan comprender qué significa esta actividad y los alcances de la misma, toda vez que no es algo exclusivo de la crisis, sino de la vida diaria.

Reinventarse a sí mismo, es volver a encontrarse consigo mismo, enfrentar los miedos actuales, mantener las cosas en perspectiva, remover los filtros emocionales, identificar necesidades, escuchar más y hablar menos, identificar otros con conocimientos y habilidades diferentes, mantener el foco en “quién” y no en “qué” eres, estar abierto a las posibilidades y combinar lo que hemos aprendido con lo que sabemos.

Todas estas condiciones, exigen de nosotros, darnos la oportunidad de encontrar en cada momento una forma diferente de ver el mundo y potenciar nuestros talentos, anticipando condiciones disruptoras de la realidad, para continuar aprendiendo y compartiendo nuestro presente para crear el futuro. Reinventarse, es hacerse voluntario de la vida, es decir, una persona que se dona así misma para que otros encuentren su voz interna y alcancen su vocación.

Volverse a inventar a sí mismo, exige que realmente nos interesemos por las necesidades de los otros, encontrando en cada una de ellas formas de mercadearnos, esto es, movilizarnos desde las personas a los hechos, como una forma de construir a partir de la fuente de oportunidad (la necesidad) y adquirir las habilidades requeridas, que no sólo permiten superar la situación identificada, sino que generan valor, es decir, aquello que inspira y transforma a terceros.

Hablar de reinvención, requiere hablar el lenguaje de los negocios, de los emprendedores, un lenguaje escrito en clave de fe y esperanza, en acciones de convicción y desafío, para que, conscientes de los desafíos que exige la vida, se escriban las memorias de un futuro que ya ha sido creado en el corazón. Reinventarse, no es algo que se hace cuando se advierte una crisis, es una estrategia permanente de los seres que aspiran a ser únicos e irrepetibles, improntas indelebles que dejan historia en el mundo.

Cuando escuches que se requiere reinventar una empresa, piensa en cómo vas a reinventar tu vida y quebrar el molde de la realidad que te rodea, para así transformar tu potencial y ser vitrales de luz, traspasados por la gracia infinita que ha sido elevada y consagrada en un madero.

El Editor

domingo, 7 de octubre de 2012

Desprendimiento humano


Recientemente estudios revelan que personas de más de treinta años, aún viven en el hogar con sus padres, situación que para algunos es irrelevante, pero para otros es signo de posponer el abandono de la casa paterna. Dentro de lo que anotan los estudios sobre esta situación, se indica que las personas en esta condición desean mantener su libertad, ganando lo suficiente y teniendo acceso a muchas comodidades.

Lanzarse fuera de la casa paterna, registra muchas interpretaciones, las cuales hayan su asidero conceptual en cada una de las personas y sus situaciones particulares. Para algunos el continuar en casa de los padres, es signo de inmadurez, signo de indefinición y temor a enfrentar la realidad del mundo. Para otros, es apego a la condición de protección, no asumir la responsabilidad de sus propios gastos y responsabilidades, generando dependencia pasiva del resguardo de sus padres.

En la naturaleza los animales y sus crías viven los procesos de desprendimiento, de abandono y salida fuera del seno familiar. Es una forma natural de lanzarlos a conquistar su propia independencia y valerse por sí mismos frente al mundo agreste y salvaje, donde sobrevivir es la consigna principal, para lo cual el instinto es la función básica que les permite moverse y aprender del entorno que les rodea.

El ser humano al ser una especie pensante, llena de virtudes y defectos, no es la excepción para surtir el proceso de abandono de la seguridad del hogar paterno. Está escrito en la genética humana, que se necesario continuar el camino de la evolución fuera del seno familiar, fuera de la zona confortable de los padres, para terminar de forjar el carácter y el criterio necesario para dar testimonio de las enseñanzas de casa en la construcción personal que todos hacemos a diario.

No es la intención criticar a aquellos que aún continúan viviendo en casa con sus padres, asumiendo responsabilidades y compartiendo la vida con sus progenitores, sino advertir que la naturaleza es fiel a sus designios y sabe que cada ser viviente deber completar su proceso de desprendimiento natural. Al igual que Cristo, se desprendió hasta de sí mismo para alcanzar la plenitud de su obra: amor a la cruz, que sólo fue posible soltando las amarras del amor familiar y el amor personal, para abrazar el amor comunitario, el amor trascendente que todo lo abarca y todo lo llena.

Así pues, que nuestro camino personal de crecimiento, fundado en el amor de familia, en el amor propio y en el amor trascendente (DIOS con nosotros), experimente su máxima expresión en el ejercicio de nuestra libertad, esa condición humana que nos exige el dominio de sí mismo, el compromiso con el recto orden y la práctica de la virtud.

El Editor