domingo, 25 de noviembre de 2012

Sobresalir

Los reconocimientos son expresiones que resaltan el desempeño “sobresaliente” que hemos tenido en uno o muchos frentes de trabajo. Nótese que la calificación “sobresaliente” es una elaboración humana totalmente caprichosa que obedece a una valoración intuitiva y emocional, que aunque realizadas con criterios estandarizados, no deja de ser una ponderación humana que está atada a una historia, una realidad y un sentimiento propio del evaluador.

En este sentido, bien anotan los textos sagrados que sólo en el sometimiento de nuestros propios deseos de “sobresalir” podemos encontrar la paz y la armonía para nuestros corazones. El conocer y definir nuestras propias luchas internas por prevalecer, nos permite encontrar el justo medio griego que anima a la virtud para brillar en medio de un mundo parcializado, ensombrecido por nuestros comportamientos mezquinos y sesgos manifiestos.

“Sobresalir” es una palabra que psicológicamente es requerida en cada ser humano para mantener un equilibrio emocional y soportar su propia autoestima. Nadie conoce mejor al hombre que el hombre mismo y su referente trascedente; nadie conoce mejor sus deseos más profundos que su propio corazón y a quién este se lo quiera revelar y, en este actuar, existe una línea invisible que cruza la verdad de sus contradicciones y el temor de sus certezas.

Cuando sometemos a la fuerza de la razón el ejercicio de “sobresalir” aflora nuestro propio querer y la búsqueda de la verdad; una meditación profunda del hombre que describe el progreso de su primitivo instinto atado a lo material, que se confunde con su evolucionado espíritu que busca lo trascendente. En este escenario insólito, dos fuerzas se hacen reales, dos contradictores se hacen evidentes, dos realidades se encuentran para descubrir en medio de los aplausos y reconocimientos, formas de mantenernos en el camino de la luz, sin distracciones ni dilaciones.

“Sobresalir” no puede ser una condición permanente de los seres humanos exitosos. Si bien, es claro que tenemos personas que hacen cosas que se distinguen entre la multitud, que con su trabajo y esfuerzo transforman su realidad, también lo es, que cada uno de ellos lleva en sí mismo un sello particular, una virtud especial que ha descubierto y ha puesto al servicio de los demás. En este sentido, el “sobresalir” deja de ser una elaboración humana, para experimentarse como una expresión divina, esto es, potenciar la luz interior, para ser la sal que da sabor, que da vida.

“Sobresalir” no tiene una connotación mezquina o arrogante en sí misma, es una expresión humana que leída en clave de servicio transforma y supera las expectativas de muchos y revela el nivel de evolución que hemos alcanzado. Cuando los reconocimientos, aplausos y lisonjas se vuelven la inercia de nuestros días, es necesario abandonarlos para poder iniciar el recorrido hacia un nuevo nivel de exigencia, una nueva transformación que te permita mudar tus viejas emociones, por nuevas motivaciones y retos que hagan de ti, material disponible y dócil que se funda con el universo.

El Editor

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