sábado, 4 de enero de 2020

Zapatos nuevos


Cuando compramos zapatos nuevos por lo general, vamos y probamos en el almacén cómo nos quedan, cómo lucen y nos imaginamos con qué prendas de vestir los vamos a usar. En este proceso, nos vemos proyectados en un futuro cercano para conectarnos con aquella forma de vernos, sentirnos y expresarnos que visualizamos desde la perspectiva del presente que habita en ese momento de la prueba de los zapatos.

Una vez nuestro marco de “comodidad, estética, utilidad y conveniencia” se encuentra satisfecho, procedemos a la compra de los zapatos sabiendo que hemos viajado al futuro (lejano o cercano) y estamos tranquilos de cómo será la experiencia que se viviremos al usarlos. Al comprar los zapatos, compramos una visión prospectiva de un futuro, no un objeto funcional necesario para caminar y usar en el desarrollo de nuestras actividades diarias.

Cuando empezamos a usar los zapatos podemos experimentar sensaciones distintas a las que registramos cuando los compramos. Sensaciones que nos hacen pensar sobre el porqué los compramos y para qué los adquirimos. En este proceso, los zapatos se reinterpretan en la realidad y se afina la visión sobre la cual se pagaron, con el fin de contextualizar su uso en un escenario concreto donde la prospectiva se hace con mayor información y dinámica a su conceptualización inicial.

Iniciar un nuevo año es como comprar un nuevo par de zapatos. Vamos a la tienda, donde observamos, valoramos, reflexionamos y visionamos aquello que puede pasar, generalmente basados en experiencias anteriores, las cuales tratan de buscar certezas o puntos de referencias para ver como se puede comportar el año en su desarrollo. No obstante, al igual que los zapatos nuevos, los años nos presentan situaciones inéditas, propuestas y ajustes inesperados que muchas veces terminan de ajustar el zapato a las nuevas condiciones que se presentan.

Un zapato nuevo puede tallarte e incomodarte en sus inicios, pues te lleva a tensionar tus costumbres previas, tus seguridades y aprendizajes ya incorporados, los cuales resultan en un inicio insuficientes par dar cuenta con los acontecimientos que se manifiestan. Los zapatos nuevos presentan una doctrina de transformación y cambio que cada persona debe asumir para desarrollar una hoja de ruta que tiene algunos elementos claves de referencia para unir puntos desconectados en el entorno y tejer una nueva red de contactos y conocimiento antes inexplorada.

Los zapatos nuevos, se configuran como una alternativa para caminar distinto, sentir distinto y visionar diferente. Es una estructura funcional que no busca adaptarse a lo que tu quieres, sino mostrarte una manera distinta caminar y construir un rumbo alternativo. Si empiezas a caminar con tus zapatos nuevos y no sientes ningún cambio, pregúntate si tienes puestos son los zapatos viejos.

Caminar o vivir un año, es desgastar la suela de los zapatos nuevos, darnos la oportunidad de experimentar nuevas superficies, algunas suaves, otras rugosas, otras ásperas o rústicas con el fin de dejar marca del esfuerzo y determinación con que hemos decidido avanzar para dar cuenta del reto que significa descubrir que hay adelante en nuestra ruta y cómo vamos a darle forma a los momentos de indecisión, duda e inestabilidad que necesariamente estarán presente durante este proceso.

El Editor

1 comentario:

  1. Un zapato nuevo puede tallarte e incomodarte en sus inicios, pues te lleva a tensionar tus costumbres previas, tus seguridades y aprendizajes ya incorporados, los cuales resultan en un inicio insuficientes par dar cuenta con los acontecimientos que se manifiestan. Los zapatos nuevos presentan una doctrina de transformación y cambio que cada persona mi blog aquí

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