sábado, 25 de enero de 2020

Colaborar, cooperar y coordinar


Muchas veces encontramos en diferentes contextos las palabras colaborar, cooperar y coordinar, las cuales denotan por lo general un trabajo con otras personas. El prefijo “co” indica “en compañía”, “en unión” y por lo tanto, establece un marco de trabajo que debe privilegiar la búsqueda de convergencias y conexiones para lograr perspectivas distintas a las iniciales. Un ejercicio donde las diferencias son ocasión de posibilidades y las coincidencia, fortalecimiento de capacidades.

La palabra colaborar, es una palabra muchas veces mal entendida. No es un sinónimo de cooperar. Colaborar es una palabra que abre un espacio para construir, para aportar y establecer un escenario de aprendizaje. Es una expresión que invita a despojarnos de nuestros egos, de nuestras posesiones, títulos y estatus para abrirnos a encontrar relaciones con otras formas de pensar y así, libres de nuestro prejuicios, descubrir el valor de lo que sabemos y tenemos, y mejor aún, aceptar la incertidumbre como nuevo patrón de convivencia que nos permite hacernos mejores preguntas y buscar nuevas respuestas.

De otra parte, la palabra cooperar, es una vista complementaria de colaborar. Una vez se ha logrado una visión concreta sobre el reto de la colaboración y se requiere llevarla a la realidad, se demanda de los talentos, confianza y determinación de los participantes para hacer que las cosas pasen. Cooperar, es sumar esfuerzos y capacidades alrededor de una causa común, para materializar un proyecto o una propuesta. No es una apuesta hecha en el vacío, sino una expresión del balance de la fuerza y la voluntad de cada persona que cree en una posibilidad para concentrar su energía y saber.

Por su parte, coordinar, es el momento definitivo que armoniza la cooperación. Encontrar el orden en medio de la inestabilidad y los inciertos, es el reto de aquellos que han sido designados para esta labor. El orden es motivar lo simple, lo claro, sin forzar nada. Es la expresión de la disciplina que empodera a cada persona para lograr aquello que se ha propuesto. El que vive la esencia de coordinar, no se culpa así mismo por lo que acontece, asume cada momento como una oportunidad para cambiar, revisar sus intenciones, métodos, acciones y comportamientos para lograr resultados distintos.

Cuando entendemos que podemos colaborar para pensar y pensarnos distintos a lo que conocemos, para hacernos una versión mejorada de nosotros mismos, estamos cooperando en la construcción de una nueva sociedad fuera de las trampas tradicionales de la ausencia y la diferencia. Esto es, una lectura de la libertad como la disciplina del balance de sí mismo, donde se crea confianza y luz interior que conecta con la sabiduría universal. Un ejercicio de coordinación que observa, experimenta y no juzga, sólo se sumerge en la oportunidad que tiene para vivir intensamente el momento presente.

Colaborar, cooperar y coordinar están unidos entre sí. Conforman una amalgama de silencio, fuerza, propósito y pasión que permiten canalizar la energía de una comunidad, la sabiduría de una conciencia universal, que no busca protagonismos, ni reconocimientos, sino la experiencia de crear relaciones auténticas que revelan lo mejor de cada uno de sus participantes para establecer puentes entre los diferentes mundos que hacen parte del reto que los convoca.

El Editor

1 comentario:

  1. Me gusta como has definido de manera practica estás tres palabras que muchas veces usamos sin pensar bien.

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