Hemos dado inicio a los nuevos 365 días en el que la tierra se tarda en
darle la vuelta al sol. Para ello debemos concentrarnos y mantener el rumbo
hacia nuestro próximo destino teniendo afinada nuestra brújula personal para
superar los desafíos y alcanzar las aspiraciones que nos hemos trazado durante este nuevo
tiempo.
Para
algunos será tiempo de reinvención, de cambio de mentalidad, de nuevas
capacidades y prácticas. Para otros será momento para insistir en sus retos
actuales y dominar habilidades que pudo desarrollar el año inmediatamente
anterior. Para otro segmento, será periodo de reflexión y tomar distancia de la
realidad, y así dar cuenta de las dinámicas del mundo que debe comprender y
explorar.
Cualquiera
sea tu momento, cada nuevo recorrido de la tierra en el espacio, es escenario
de aprendizaje y desaprendizaje, de retar todo aquello que hemos aprendido: los
nuevos puntos que hemos conectado y desconectado, las líneas de conocimiento
que hemos movido, las experiencias vividas y los imaginarios que hemos
construido. Este es un momento donde nos encontramos frente a al espejo de
la vida, para dar cuenta de nuestro compromiso para hacer que las cosas pasen.
Un
nuevo año es oportunidad para superar los retos del pasado y consolidar nuevas
capacidades futuras. Un ejercicio para reconocer que tanto nos hemos incomodado
y que tanto estamos dispuestos a hacerlo una vez más, pero ahora con mayor alcance
y dedicación para lograr renovarnos a nosotros mismos, desde la misma vista interior
de nuestra vida, que conecta con los retos que se plantean en el mundo exterior.
Un
nuevo inicio es insistir en aquello que conviene mantener y preservar para
hacer que ocurran las cosas, que se materialice y se construya el futuro que
queremos. Esta es una declaración que demanda foco y valentía, para cruzar el río
de la indiferencia, el fango de la inercia y la inestabilidad de la
incredulidad. Insistir en aquello que debemos conservar, es una apuesta
delicada de criterio y prioridad, que le permiten al hombre situarse en la
lectura del mundo desde la tribuna de sus propios deseos y sueños.
Contar
con nuevos 365 días es tener 365 días de experimentación y pruebas, para
descubrir y arriesgar, para encontrar nuevas formas de comprender la realidad y
desestabilizar el statu quo vigente. Mientras la mente y el corazón habiten en el
incierto de la volatilidad, sin sobresaltos y temores, habrá mayores espacios
para ver nuevas propuestas que repiensen la manera de hacer las cosas, nuevas
oportunidades para “pintar en el borde de las hojas” y crear nuevos lienzos con
colores inestables, fluidos y sistémicamente conectados.
Iniciar
un año es el resultado de nuestro imaginario de apertura y cierre, que si bien
no debe ser leído desde la postura de la lógica rígida, que sólo entiende de causas
y efectos, sino desde la lógica fluida (De Bono, 2013), donde apertura y cierre son parte de un
mismo continuo. Esto es, creando una espiral ascendente de conocimiento donde
el inicio, no es más que un punto en un espacio infinito, y el final, una
realidad que se reinicia y reinventa cada vez que dichos puntos se encuentra en
un espacio finito.
El Editor
Referencia
De Bono, E. (2013) Lógica fluida. Una alternativa a la lógica tradicional. Barcelona, España: Paidos.
Referencia
De Bono, E. (2013) Lógica fluida. Una alternativa a la lógica tradicional. Barcelona, España: Paidos.
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