domingo, 9 de julio de 2017

Un sueño: pasión de todos

Bien afirma Covey (2016) cuando establece la distinción entre resolución de situaciones problemáticas y creatividad: “cuando nos centramos en la resolución de un problema, intentamos eliminar algo. Cuando estamos en modo creativo, intentamos crear algo”.

Si permanecemos todo el tiempo en modalidad “resolución de problema”, la ansiedad y la angustia aparecen, las reflexiones analíticas se vuelven tan naturales, que nos concentran en un punto específico que nos hace perder del norte y los objetivos claves por los cuales asumimos la tarea que nos han encomendado (Covey, 2016). Por lo general este esfuerzo, que nos consume mucha de nuestra energía, termina siendo estéril como quiera que la situación problemática no siempre es solucionada.

Cuando nos movemos al “modo creativo”, buscamos en la situación problemática una oportunidad para construir algo que no existe, un pensamiento lógico y algunas veces inusual que nos permita abandonar los patrones de pensamiento habituales, con el fin de crear en nuestra mente a solución y la energía necesaria para concretarla. Lo anterior, supone, encontrar en nuestra misión personal aquellos puntos de inflexión que nos permiten superar los conocimientos previos y motivarnos a navegar sobre el incierto de aquello que no ha sido probado.

En la formación académica tradicional el pensamiento analítico ha mantenido su dominio sobre las formas alternas de pensar y proponer. En la medida que nuestro pensamiento tenga la habilidad de conciliar la incertidumbre, como una opción para desconectar la realidad, incluir los aspectos novedosos disponibles y luego, concretar una distinción enriquecida que reinterprete la situación problemática, podemos advertir que hemos efectuado un movimiento lateral que para muchos puede ser inesperado.

Cuando estamos prisioneros de las presiones conceptuales y los marcos de trabajo conocidos y probados, las ideas diferentes suelen ser doblegadas por las pruebas y resultados de acciones previamente validadas y analizadas. Por tanto, “sin apoyos, sin ayuda y sin sinergias, nuestras ideas “no estándares”, acaban siendo una apuesta que se queda sin fondos, sin soporte para lograr transformar y hacer las cosas de formas no conocidas” (Adaptado de: Covey, 2016, p.106).

En este sentido, es importante construir alrededor de nuestras propias reflexiones, un equipo que compense nuestras limitaciones y poder así, motivar transformaciones donde las ideas distintas tengan un espacio de acción, dejando poco margen para que las debilidades sean las protagonistas de las conversaciones. En consecuencia, se hace necesario cambiar el mapa de nuestras propuestas de tal forma que, podamos concretar un escenario de apertura, sobre un territorio incierto, donde las ideas novedosas tengan un espacio fértil donde crecer, así sea al margen del camino de los escépticos.

No podemos dejar que las cosas importantes, ocupen el espacio de las menos importantes; que la tiranía de la urgencia, como afirma Covey (2016), doblegue las ideas creativas que podemos desarrollar y concretar. En este sentido, es necesario pasar de la dependencia de una idea, a la interdependencia de un concepto, es decir, llegar allí donde las fortalezas de otros son parte una nueva historia: un sueño que se hace uno con la pasión de todos.

EL Editor

Referencia
Covey, S. (2016) Las 12 palancas del éxito. Hacia la grandeza primordial. Bogotá, Colombia: Editorial Planeta.

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