sábado, 8 de agosto de 2015

Jefes y Gerentes

¿Qué distingue a un líder, de un jefe? ¿Qué distingue a un líder, de un gerente? Preguntas que en el contexto de la vida organizacional cotidiana muchos se hacen, observan y perciben. Al parecer hay algunos acuerdos tácitos en la práctica del ejercicio empresarial para dar respuesta a estas preguntas, como quiera que con sus comportamientos y expresiones los revelan.

Un jefe usa de manera preferente pensamiento lineal, basado en causa y efecto, donde siempre debe haber explicaciones lógicas y detalladas. Un líder se inclina por el pensamiento complejo, por el entendimiento del contexto y sus diferentes lecturas; no se confía de lo que ve a simple vista, sino que indaga para no hacer afirmaciones inadecuadas.

Un gerente está pendiente de al menos tres cosas claves para asegurar su desempeño: los comportamientos de las personas, la distribución de los recursos (generalmente financieros) y la rendición de cuentas. Un líder no pierde de vista lo anterior y mantiene su vista de manera genuina sobre quién es su gente, cómo la puede desarrollar y cómo con ellas hace la diferencia.

Un jefe entiende el control de las actividades, como la restricción de acciones para limitar la incertidumbre y tener un resultado predecible cada vez. Un líder entiende el control como la oportunidad para encontrar nuevas formas de movilizar un resultado, que ajustados a las condiciones  organizacionales, asume riesgos calculados y así logra efectos novedosos.

Un gerente entiende el aprender como un proceso donde se acumulan conocimientos y destrezas, que hacen de la ejecución de actividades una práctica virtuosa de negocio. Un líder entiende el aprender, como la experiencia que se genera de un quiebre conceptual en el hacer, que hace tránsito en la mente de sus colaboradores, transforma su práctica e introduce nuevas formas de hacer que las cosas pasen.

Un jefe construye su práctica de negocio desde la pedagogía del éxito, esa que busca los errores para mostrar superioridad en el saber y en el hacer, un ejercicio de poder que se define desde el cargo. Un líder sabe que desde la pedagogía del error es posible reconstruir la realidad de sus colaboradores y descubrir en profundidad formas alternas de lograr resultados, más allá de los previstos inicialmente.

Un gerente establece un proceso formal de innovación, que demanda asegurar unos entregables y logros, con el fin de activar el mejoramiento continuo de su grupo. Un líder confronta la realidad del hacer con prácticas de otras industrias o empresas, para rasgar el velo de lo cotidiano y dejar que la imaginación de los colaboradores haga el resto, dentro del contexto de las exigencias organizacionales.

Cuando alguien te hable de jefes y gerentes en el contexto de una organización, recuerda que hay un ejercicio subyacente que es el que hace las cosas realidad, no desde los indicadores duros de los marcos balanceados de gestión, sino desde la conexión y realización personal de cada uno de los colaboradores, que han dicho “sí” en corazón y lo reflejan en su actuar cada día al llegar a compartir y construir con otros.


El Editor

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