sábado, 29 de noviembre de 2014

Desafíos

Afirma César Romao, en su libro “Motívese: Venza sus desafíos”: “Todo desafío que nos presenta la vida es un momento que nos conduce hacia un aprendizaje superior al nivel en que nos encontramos”, una afirmación que nos muestra que sólo en el ejercicio de nuestras habilidades y talentos en situaciones de reto, somos capaces de movilizar nuestros deseos para quebrar la inercia y mudar nuestras “viejas victorias”, para reconquistar y reconectarnos con la vida.

Los desafíos son alertas que se nos presentan para que no perdamos de vista el verdadero camino, para que estemos vigilantes de nuestros propios “consuelos” y exigirnos para salir de nuestras reflexiones, para conectar con las propuestas de otros. Ignorar las señales que nos envían los desafíos, es autoanular y limitar nuestras posibilidades para ir más allá de nuestras metas; es olvidar la presencia del entorno como fuente de sabiduría para pensar nuevos escenarios.

Quien asume los desafíos como fuente de crecimiento y conocimiento propio, está labrando una construcción espiritual superior, una condición de compromiso de alto nivel, que poco a poco irá brillando en su interior, para que luego se proyecte en el exterior. Decídase a soltar las amarras de su embarcación para que navegue en aguas profundas, en territorios desconocidos, para que toda su preparación y talento brille, confiando en su referente sagrado y asistido por la fuerza que viene de lo alto.

Los desafíos nos permiten revisar nuestro equipaje, nuestro equipo de soporte conceptual, técnico, humano, financiero, social y político. Es una forma de hacer inventario personal, para asumir una condición diferente, un quiebre de lentes propios, para reconstruir la realidad, desde mi propia historia. Saberse desafiado implica, cuestionar lo que hemos hecho hasta hoy, cómo lo hemos hecho, qué hemos aprendido, qué tenemos por aprender y hasta donde queremos llegar.

Un desafío implica despertar a un gigante dormido en ti o asustarte con tu propia sombra. Este sentido los desafíos, no hablan por sí mismos, sino por medio de la acciones concretas de las personas. El desafiante es la condición base de los resultados, su disposición para sacrificar su comodidad, para movilizarse fuera de sus discursos internos y quebrar la inercia de su condición actual, es la esperanza de la transformación que requiere el mundo. No hacerlo, es demorar la ejecución del plan previsto, que muchas veces estará en contra de nuestra voluntad, pero a favor de nuestra humanidad.

Vencer los desafíos que se nos imponen revela la potencialidad y la madurez de nuestra realización. Cada ser humano es una creación perfecta, única e irrepetible que irradia energía y poder en cualquier lugar donde se encuentre, pues su grandeza y estatura humana, no radica solamente en conocerse a sí mismo, sino en ponerse en los zapatos del otro, aún le queden grandes, para crucificar su orgullo y practicar la humildad.

Cuando tenga un desafío en la vida, no piense en “porqué me pasa esto”, sino “para qué llega esto a mi vida” y así no tendrás autoconsuelos o justificaciones para no hacer, sino razones para salir de la hipnosis de la rutina y responder al llamado de la vida para pagar el precio de un nuevo amanecer, de un nuevo momentum de grandeza que está en la puerta de tu existencia para que tomes control de tu propio destino.

El Editor

Referencias

Romao, C. (2009) Motívese: Venza sus desafíos. Ed. Panamericana.

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