Todo aquello que delante de nuestro
razonamiento no encaje en las “verdades” conocidas del mundo, genera inquietud,
inestabilidad y desconfianza, pues nuestro sistema de valores y códigos de mentales
no está preparado para ser confrontado y retado frente a formas diferentes de
experimentar o ver el mundo.
Comprender o entender el
mundo donde habita “DIOS” (cualquiera que sea tu imagen de Él) es un reto que
supera nuestras posibilidades, que pone en evidencia nuestras limitaciones
humanas y lo necesitado que somos de su presencia en nuestras vidas. Sin
embargo, nos habilita medios naturales y trascendentes para incorporarnos en la
esencia de lo que él mismo es: un ser espiritual.
Anota Guillermo Maldonado, “DIOS
no es un ser material; no tiene un cuerpo tangible ni necesidades físicas (…)”;
lo que en filosofía se denomina el “ser anterior a todo”, “el primer movimiento”,
es una esencia divina de condición sobrenatural, que demanda un abandono de
este mundo contingente para experimentar las posibilidades infinitas de estar
en su presencia, que no es otra cosa que apreciar la manifestación de las
bondades y perfecciones que se encuentran en él.
La característica propia de “DIOS”
es ser sobrenatural, que significa “encima” o “arriba”, esto es, vive por
encima o fuera del ámbito natural, que gobierna en un mismo tiempo lo que
ocurre en el mundo natural y en el trascendente. Si esto es así, nuestra
relación con Él debe superar las realidades normales que conocemos y, lanzarnos
a creer y sentir las verdades superiores reveladas en la dimensión de lo
físico, es decir, la presencia del poder de lo invisible en nuestro mundo
visible.
Cuando nos alcanza el
gobierno de lo sobrenatural, nuestra fe y razonamiento experimentan un quiebre
de la visión del mundo natural, abriendo la posibilidad para canalizar y
desplegar el poder de “DIOS”, la fuerza de lo natural acelerado; un encuentro
profundo con su esencia, que requiere de nuestro concurso humano, para
canalizar su obra desde la realidad invisible hasta nuestro mundo visible.
Estar en la presencia de “DIOS”,
no es un momento de éxtasis o cosa semejante, es entrar en una relación
profunda con su palabra y poder sobrenatural y ser beneficiado de “un fragmento
del conocimiento de DIOS que viene a nuestro espíritu en un instante” como
anota Maldonado, para refrescar nuestra vida e impulsar una nueva renovación
espiritual que activa, estimula y acelera nuestras capacidades para servir a
sus planes.
Por tanto, debemos ser
dóciles para abandonar las verdades humanas y aprender el “lenguaje de DIOS”,
ese que está nutrido de conocimiento revelado y fe en su poder, ese que nos permite
que caminemos por senderos insospechados,
para reclamar la autoridad y dominio sobre el mundo natural, para que sea su
presencia la que transforme nuestras vidas, dejando de mendigar las migajas de
este mundo lleno de “imposibles” y lanzarnos a la riquezas infinitas que nos
tiene reservadas, donde los “imposibles” son expresiones caducas y mentirosas del
“enemigo” y que no tienen lugar en la soberanía de su mandato en nuestras
vidas.
El Editor.
Referencia:
MALDONADO, G. (2013) El reino de poder. Cómo demostrarlo aquí y ahora. Whitaker House.
. COMO DESARROLLAR INTELIGENCIA ESPIRITUAL
ResponderEliminarEN LA CONDUCCION DIARIA
Cada señalización luminosa es un acto de conciencia
Ejemplo:
Ceder el paso a un peatón.
Ceder el paso a un vehículo en su incorporación.
Poner un intermitente
Cada vez que cedes el paso a un peatón
o persona en la conducción estas haciendo un acto de conciencia.
Imagina los que te pierdes en cada trayecto del día.
Trabaja tu inteligencia para desarrollar conciencia.
Atentamente:
Joaquin Gorreta 55 años