Revisando el resumen del libro “Leaders
make the future. Ten new leadership skills for an uncertain world” cuyo autor es Bob Johansen, las nuevas generaciones
se enfrentan a un mundo “volátil, incierto, complejo y ambigüo”, un escenario
que está lleno de experiencias novedosas, oportunidades inesperadas y grandes
desafíos intelectuales que motivan las mentes más inquietas, para descubrir y
escribir las nuevas historias de logro que aún esperan por los nuevos
conquistadores y nuevas amazonas, que encuentren en el ejercicio de
desaprender, la esencia de su propia realización personal.
Los nuevos creadores de la
realidad miran al futuro con humildad, valor, carácter y objetivos claros, una
forma de construir un camino en medio de la incertidumbre, superando los
estereotipos actuales de “falsa claridad”, cuestionando el statu quo para
abordar dilemas que son irresolubles y cruzar el umbral de lo conocido y
demostrado, para iniciarse en el arte de la transformación desde lo desconocido
y aún sin demostrar, afinando su instinto estratégico.
La nueva generación de
ejecutivos deben, según el autor, desarrollar la “habilidad de ser abiertos y
auténticos acerca de lo que es importante para ellos, sin que se hagan
publicidad a sí mismos”, una declaración que busca mantener un enfoque de
transparencia de lo que somos y podemos, sin “falsas connotaciones de humildad”,
que permitan a los directivos mantener los pies en la tierra, compartiendo sus
visiones y exponiendo las mismas para que otros opinen y las enriquezcan.
Las organizaciones que
sobrevivan en este nuevo contexto global cambiante y dinámico deberán enfrentar
el choque generacional que se advierte entre los “nuevos chicos del barrio”
esos que no temen confrontar la autoridad, probar nuevos mundos que no se han
experimentado y son nativos en las tecnologías de información, con los “ejecutivos
experimentados”, que conocen la forma de movilizar ideas en la empresa, saben
de los gustos empresariales y reconocen los riesgos naturales de las
estrategias, para que ambos mundos potencien las ideas que posicionarán la
empresa en los lugares exclusivos de su entorno de negocio.
Frente a este escenario con
verdades inestables y preguntas cada vez más elaboradas, se hace necesario
desarrollar una inteligencia colectiva que nos permita construir, como anota
Johansen, “bienes comunes”, es decir, “activos valiosos que las personas
comparten para su beneficio mutuo”, una invitación para que se generen
ecuaciones de suma equivalente, relaciones gana-gana, algo natural que está en
el ADN de cada uno de los seres humanos, pero que no logramos comprender cuando
de posicionar una idea, producto o
servicio se trata.
En este sentido, los
ejecutivos de esta nueva era, deberán estar abiertos a descubrir los patrones
de cambio en medio de su entorno, para que con “visión, ingenio, claridad y
agilidad” logren desarrollar una “cartografía visual” del mañana, no para
impresionar a los miembros de la junta directiva, sino para advertir y anticipar
los riesgos y amenazas emergentes que cuenten las memorias del futuro que se
escriben hoy a pesar de la inevitabilidad de la falla.
El Editor.
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