Muchas veces nos encontramos con el dilema de "entender la voluntad de DIOS". Pareciera que fuese una voluntad esquiva, extraña y poco clara. Una voluntad que no aparece con la claridad de una orden o de un deseo, lo que necesariamente confunde y genera inquietud en el corazón. Cuando el hombre se enfrente a "entender la voluntad de DIOS", debe desarticular el corazón de los métodos elaborados del mundo y volver a lo sencillo y elemental.
DIOS siempre está en medio de nosotros actuando y dejándonos saber que está allí, como uno más de los participantes, con una forma sutil y generosa de darse, que muchas veces no lo podemos ver, aún se manifieste de manera abierta y concreta ante nuestros ojos. La "voluntad de DIOS" en primera instancia está atada con el mandato de la vida, de la existencia, que no es otra cosa que el reconocimiento de la verdad y la gratuidad del Creador para con nosotros sus criaturas.
La "voluntad de DIOS", recorre el tiempo y el espacio moldeando la realidad humana para cumplir, a través del hombre, el designio mismo de la humanidad, de la Creación, que es alabar y enardecer la presencia de la gloria de su reino en medio de nosotros. Cada día al amanecer estamos delante de la presencia del Creador para recibir el resplandor de su luz y el soplo de su espíritu, como condiciones necesarias para mantenernos cual zarza que no se consume.
Encontrar la "voluntad de DIOS" y lo mejor, hacerla realidad en nuestra vida, es la unión perfecta que ordena los quereres humanos y participa de los dones divinos. La "voluntad de DIOS", como expresión abierta del querer de la divinidad, es encontrar en el mundo los signos propios de los sencillos, de aquellos que se "gastan en el servicio" a los demás, de aquellos que hacen de las cosas complejas, actos de humildad y reconocimientos propios para orientar a otros.
La "voluntad de DIOS", no es algo esquivo o inalcanzable, es más bien una ruta de conocimiento propio, una búsqueda permanente de nuestra realidad y retos, que nos permiten estar más cerca de la divinidad, cual libro vivo que se escribe a diario con nuestras acciones; como ese requisito natural de la criatura que, elevándose sobre la Creación, es capaz de soñar sin límites y encontrarse con la esencia de su dueño y señor.
Recuerda todo el tiempo buscar "la voluntad de DIOS", pues en ese ejercicio permanente de encontrarnos con "lo trascendente", le damos sentido a lo pasajero y mediato. La "voluntad de DIOS", siendo de naturaleza divina se materializa en un ser contingente y falible, una ocasión más para ver cómo lo que aparentemente es débil y limitado, se potencia para revelar en la tierra, la gloria de la eternidad.
El Editor.
DIOS siempre está en medio de nosotros actuando y dejándonos saber que está allí, como uno más de los participantes, con una forma sutil y generosa de darse, que muchas veces no lo podemos ver, aún se manifieste de manera abierta y concreta ante nuestros ojos. La "voluntad de DIOS" en primera instancia está atada con el mandato de la vida, de la existencia, que no es otra cosa que el reconocimiento de la verdad y la gratuidad del Creador para con nosotros sus criaturas.
La "voluntad de DIOS", recorre el tiempo y el espacio moldeando la realidad humana para cumplir, a través del hombre, el designio mismo de la humanidad, de la Creación, que es alabar y enardecer la presencia de la gloria de su reino en medio de nosotros. Cada día al amanecer estamos delante de la presencia del Creador para recibir el resplandor de su luz y el soplo de su espíritu, como condiciones necesarias para mantenernos cual zarza que no se consume.
Encontrar la "voluntad de DIOS" y lo mejor, hacerla realidad en nuestra vida, es la unión perfecta que ordena los quereres humanos y participa de los dones divinos. La "voluntad de DIOS", como expresión abierta del querer de la divinidad, es encontrar en el mundo los signos propios de los sencillos, de aquellos que se "gastan en el servicio" a los demás, de aquellos que hacen de las cosas complejas, actos de humildad y reconocimientos propios para orientar a otros.
La "voluntad de DIOS", no es algo esquivo o inalcanzable, es más bien una ruta de conocimiento propio, una búsqueda permanente de nuestra realidad y retos, que nos permiten estar más cerca de la divinidad, cual libro vivo que se escribe a diario con nuestras acciones; como ese requisito natural de la criatura que, elevándose sobre la Creación, es capaz de soñar sin límites y encontrarse con la esencia de su dueño y señor.
Recuerda todo el tiempo buscar "la voluntad de DIOS", pues en ese ejercicio permanente de encontrarnos con "lo trascendente", le damos sentido a lo pasajero y mediato. La "voluntad de DIOS", siendo de naturaleza divina se materializa en un ser contingente y falible, una ocasión más para ver cómo lo que aparentemente es débil y limitado, se potencia para revelar en la tierra, la gloria de la eternidad.
El Editor.
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