Afirman COVEY y COLOSIMO en su libro “Cómo construir la
carrera de su vida”: “(…) Una gran carrera consiste en resolver grandes
problemas, enfrentar grandes retos y hacer aportes trascendentes (…)”, es
decir, anotan los académicos, “(…) encontrar la combinación única de tu talento
natural, tu pasión por una causa y vocación de tu conciencia de llenar un gran
vacío en el mundo (…)”.
Si lo anterior es cierto, cada uno de nosotros tiene en
potencia una gran carrera, una vida llena de energía para desarrollar la mejor
contribución al mundo. Lo importante es hacer un inventario de nuestros
talentos, de nuestras pasiones, de aquello que nos motiva y transforma, pues
allí está la fuerza interior que te mantiene atento y vigilante para superar
cada día tu propia marca.
En esta era del conocimiento, cada uno de nosotros es “un
proveedor de soluciones que posee una serie de herramientas únicas con las
cuales resolver problemas importantes”; cada uno tiene un don único que le
permite lograr cosas con facilidad y de gran valor. Revise aquellos momentos en
los que usted hace alguna actividad y ésta fluye de manera natural, sin
esfuerzo y con resultados extraordinarios. Pues bien, allí descansa un
potencial infinito que habla de su sello personal y la plenitud de sus
habilidades. Medite en ello y póngase en acción.
En este sentido, debemos encontrar nuestro llamado,
aquello por lo que podemos trabajar con gusto y sin reparos, aquello en lo que
nuestras decisiones se orientan para obtener el mejor resultado y no
aclamaciones o reconocimientos. Encontrar ese nicho de logro personal y aporte
permanente, nos permite crear oportunidades inesperadas y potenciar nuestra
curiosidad insaciable.
Bien anotaba Albert Einstein cuando se le llamaba, uno de
los científicos más eminentes del mundo: “No tengo ningún talento especial,
sencillamente son apasionadamente curioso”, una frase que define en sí misma
una forma y estilo de vida, una condición permanente para dejarnos sorprender y
movilizar frente a la incertidumbre y los desequilibrios.
Por tanto, enfrenta la esencia de aquellos que han
transformado el mundo, de esos seres que “eligen la forma de verse a sí
mismos”, que son “producto de sus decisiones”; de esos individuos que toman el
control de sí mismos, dominan sus emociones, se elevan en oración y hacen que
las cosas pasen; de aquellos voluntarios que se lanzan definir problemas en el
momento que se vislumbran o detectan, de hombres y mujeres que saben recorrer
la distancia entre la realidad actual y el resultado deseado.
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