Muchas veces hemos escuchado las frases: “esos son los poderosos del
país”, “esas personas tienen poder para … ”, declaraciones que hablan de una
condición humana asociada con dignidades y relevancias de dominación o control
sobre situaciones propias de nuestros apegos humanos. Estas apreciaciones sobre
lo que es el poder, nos desvían de lo que realmente debemos entender como
poder, como fuerza, como poderío y dominio, connotaciones que no hablan de
cosas en el exterior sino descubrimientos y potenciales en nuestro interior.
De acuerdo con una consulta efectuada vía internet, la palabra poder
estar asociada con el vocablo griego dunamis,
palabra usada en las “Sagradas Escrituras” (particularmente en el Nuevo Testamento en más de 120 ocasiones) para denotar “poder, virtud, fuerza y
poderío”, una palabra que habla de la dinámica y habilidad que los seres
humanos deben desarrollar desde su interior para transformar su exterior.
Mientras un ser humano se sumerge más en el conocimiento de su
realidad interior y descubre cómo la generosidad abundante de su Creador le
permite potenciar sus virtudes, mayor será la dunamis, la dinámica, la explosión interior que desate el potencial
de logros que transformen su vida y definan su vocación, ese llamado permanente
del infinito para entrar en la presencia del fuego que nunca se consume.
El poder de la revelación, del descubrimiento de lo invisible, de la
espiritualidad vibrante del ser humano, es la condición básica para que
encontremos el camino de regreso a nuestro hogar, un lugar, que siempre ha
estado en medio de nosotros esperando nuestro retorno y colmarnos de la
esperanza que nunca muere y permanece vigilante de la luz.
Los poderosos hombres de DIOS – PhD, son aquellos que han aceptado
lanzarse a la conquista de las aguas profundas del conocimiento interior, que
han encontrado el camino del águila en el cielo y las huellas del viento en el
aire, esos que abandonando sus comodidades y certezas y han creído en la fuerza
interior que los llama y los consume para encontrarse con el infinito; unos
guerreros de luz, que viven peregrinos en medio de la contradicción del mundo.
Si somos herederos de nuestro Creador, somos portadores de la dumanis, de la condición natural del
hombre que abandonado en la presencia de la gracia transforma todo lo creado;
unos PhD que han sabido herir el corazón del Altísimo y revelar la gloria que
tiene preparada para todos nosotros.
El Editor