domingo, 17 de febrero de 2019

Mirar al futuro


Si hay una competencia que el hombre moderno debe desarrollar es mirar al futuro. No para generar ansiedad o superávit de éste, sino para movilizarse desde el presente para concretar sus posibilidades. En este ejercicio, es natural que se encuentren aspectos inciertos e inestables, que no permiten dar cuenta de ese escenario que se quiere para los próximos años, sin embargo, es clave advertir e identificar con claridad aquellas alertas tempranas que sugieren cambios estructurales en el porvenir.

Para lograr lo anterior, es necesario identificar y comprender qué es un cambio estructural, cómo a través de señales, inconsistencias y rarezas, es posible revelar tendencias emergentes que nos previenen sobre los nuevos normales que el mundo revela para aprovechar sus oportunidades. Ver el cambio estructural en medio de las inestabilidades, es un comportamiento que implica leer implicaciones, imaginar posibilidades y comprender las contradicciones de los eventos que se observan en la actualidad.

Si logramos condensar nuestros análisis de eso que observamos en un mapa de conexiones entre nuestro entorno actual y los retos del mañana, podemos diseñar estrategias de colaboración, co-innovación y co-operación, de tal forma, que sea posible motivar cambios desde esfuerzos conjuntos que cambien la visión del mundo. El futuro nos es un lugar para solitarios, es un escenario para colectivos, para ideas colaborativas donde todos podemos ser parte de una visión conjunta, desde la aplicación de nuestros saberes y habilidades particulares.

Para lograrlo, se requiere crear entornos psicológicamente seguros para explorar, experimentar y validar ideas que reten los conocimientos y estado del arte actual en diferentes dominios. Cuando somos capaces de romper la inercia de un paradigma en un dominio del conocimiento, es posible abrir la puerta para construir propuestas que renueven la manera de hacer y conocer. Si bien todas las respuesta actuales de la ciencia a los problemas de la humanidad son parciales, son los cambios de perspectiva y la ideas disruptivas las que muestran que tenemos la oportunidad para hacer del mundo un lugar interesante para vivir y existir.

Ver, probar y adaptar son tres palabras que se deben instalar y desarrollar en el lenguaje de las propuestas pedagógicas contemporáneas, para desinstalar el repetir, responder y alinear con los saberes previos de aquellos docentes, que aún esperan que sus estudiantes respondan de la manera como ellos esperan, o como la teoría vigente hasta el momento les indica. Crear el futuro que deseamos, es una apuesta para desconectar las verdades que conocemos a la fecha y lanzarnos a conectar nuevos puntos en el espacio de oportunidades que un entorno incierto e inestable nos plantea.

Mirar al futuro, no es un ejercicio para olvidar el presente, ni una distracción para lograr un mañana. Es preparar y desarrollar reflexiones retadoras y exigentes, que permitan crear escenarios posibles y factibles, para optar por opciones resilientes, que transformen la manera de hacer las cosas, y así tomar decisiones informadas y conscientes, aún sin toda la información disponible, para liderar cambios personales que restauren y reinventen la manera como vemos el mundo.

El Editor  

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