sábado, 9 de febrero de 2019

Alejarse de la orilla


Alejarse de la orilla”, es un ejercicio para lanzarnos a explorar y navegar en aguas poco conocidas. Es una decisión personal o comunitaria que declara el reto de atravesar lo conocido, abandonar las comodidades y cuestionar los saberes previos. “Dejar de ver la orilla”, implica soñar con construir un futuro, desde las competencias y exigencias presentes, sabiendo que si bien no tenemos todos los elementos para hacerlo, tenemos la capacidad para aprender y desprender, para visionar de forma activa lo que queremos lograr.

Alejarnos de la orilla, implicar enfrentarnos a la incertidumbre y la inestabilidad de un entorno que empezamos a descubrir. De acuerdo con el Prof. Schoemaker en su libro Profiting from Uncertainty, cuando nos asaltan las dudas y los inciertos, podemos ser presa de prejuicios cognitivos que limitan nuestra capacidad de aprovechar al máximo el momento. El académico se refiere a ellos como ojos miopes (respecto de la forma en que entendemos y asumimos el riesgo) y almas tímidas (sobre la forma como elegimos cuando enfrentamos los inciertos).

Los ojos miopes implican que no somos capaces de imaginar, visualizar y soñar con las oportunidades potenciales que las situaciones desconocidas pueden generar. Afirma Schoemaker “estamos demasiado seguros de nuestra visión única sobre el futuro, y no se tienen suficientemente en cuenta las opiniones alternativas”(Schoemaker, 2002, p.251). Quebrar la vista de ojos miopes implica cuestionar nuestros saberes previos, abrirnos a explorar y encontrar nuevas opciones, intentar nuevos rumbos y sobremanera, avanzar y desarrollar nuevas capacidades y competencias desde el ejercicio práctico de experimentar y aprender.

Las almas tímidas están asociadas a la sensibilidad de las personas a la pérdida que a la ganancia, la fuerte aversión a la ambigüedad y el sesgo de aislamiento. Esto implica que los individuos entienden las pérdidas como castigos, los cuales crean temores o miedos, que limitan su actuar. De igual forma, el no conocer previamente el resultado de las decisiones, crea zonas de incomodidad, que unido con la visión de las pérdidas, incrementa y refuerza un imaginario, muchas veces irreal, sobre lo que ocurre. Finalmente, cuando la percepción del riesgo que se tiene de una situación, se saca del contexto donde ocurre, un mayor nivel de atención y expectativa se produce, creando una zozobra sin fundamento que aísla completamente y afecta la emocionalidad de la persona impidiendo su movilización.

Superar el sesgo de almas tímidas, es necesario entender que el porvenir no está completamente determinado por nuestras acciones, ni completamente fuera de nuestro control. Necesitamos un equilibrio sensato entre las oportunidades ilimitadas que nos ofrece el futuro y la comprensión que requerimos para hacerlo realidad. Para ello, es necesario utilizar herramientas que, a criterio del Profesor Schoemaker (2002, p. 217), permitan: a) desarrollar múltiples perspectivas de futuros, b) crear una visión estratégica que equilibre el compromiso y la flexibilidad y c) monitorizar en tiempo real el entorno para ajustar dinámicamente cuando se requiera.

En consecuencia, “alejarse de la orillaes una experiencia real de aprendizaje, una declaración para romper con la inercia de nuestras propias certezas, desconectar nuestros saberes previos, identificar las nuevos elementos en el escenario y construir nuevas distinciones que nos permitan reinventar la experiencia y los conocimientos, para tener como dice la escritura “una pesca abundante” allí donde nadie creía que era posible.

El Editor.

Referencia
Schoemaker, P. (2002) Profiting from uncertainty: strategies for succeeding no matter what the future brings. New York, NY. USA: The Free Press – Simon & Schuster.

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