La existencia del
misterio divide la opinión tanto de científicos como de las personas del común.
El misterio es una sensación y percepción que aparece en el entorno, luego de
no poder explicar o reconocer aquello que nuestro entendimiento puede delinear
o encuadrar dentro de un aspecto conocido o referenciado. En consecuencia,
aquello que no logramos entender se convierte en un “misterio”, que bien puede
ser usado para crear “superstición” o generar un “halo” de magia o confusión
que puede ser aprovechado a favor o en contra de una comunidad.
Lo mágico y
misterioso ha sido una constante en la humanidad, desde tiempo inmemoriales.
Las culturas indígenas son y han sido las más pródigas en la creación de mitos
y misterios alrededor de aquello que no logran explicar, pero de lo cual logran
beneficios. Pues, no existe deidad creada, que no sólo ofrezca protección sino
bienestar y grandes manifestaciones de grandeza y poder, con lo cual sus
creyentes reiteran su fidelidad y adherencia sin mayores reparos.
Lo mágico en la
cultura actual es sinónimo de sorpresa, acciones inesperadas y cambio de
paradigma, que permite preguntar a la audiencia “¿y cómo hizo eso?”. La esencia
de una ilusión se construye sobre la base de inciertos e información
inconsistente, que construye una realidad que es percibida como real, aún esta
no lo sea. Se detalla de tal forma que la figura o proyección que se crea
responde a ese imaginario compartido que tienen las personas de realidad y las referencias
faltantes, el cerebro humano los termina de completar para que haga sentido
dentro de los cánones que se esperan de esa realidad compartida.
El misterio es la
estrategia de muchas personas para potenciar sus habilidades con el fin de cautivar
a muchos con sensaciones y expresiones, que son poco conocidas o estudiadas.
Cuando carecemos de información y no “preguntamos más allá” de lo que ocurre,
es cuando se confirma que estamos en presencia de una posible manipulación,
muchas veces no intencional, pero generalmente muy bien elaborada que nos hace
sentido en las reflexiones personales que tenemos a la fecha sobre esa
temática.
La próxima natividad,
no es un misterio, no es una ilusión, ni una expresión mágica u oculta a los
ojos de los humanos. Es una contexto evidente que se manifiesta en tres figuras
conectadas por un mismo eje central: el amor, la transcendencia, la fe, la
unidad y la familia, que revela su mejor expresión en el otro, como verdadero
otro. No hay definiciones o agendas ocultas en ese portal, sólo la realidad concreta
del frío, del incierto y de la noche que todos los hombres caminamos, con la
esperanza de que la luz salga a nuestro encuentro y nos regale un brillo de
sabiduría, una manta de alegría y un vaso de generosidad.
Vive esta próxima
navidad sin visos mágicos, o ilusionismo o celebraciones pomposas. Vívela como
la esencia de la fuerza de un DIOS (cualquiera sea la imagen que tengas) que te
llama para ser parte de un plan donde tus dones y talentos son parte de la estrategia
que Él tiene para hacer que las cosas pasen. Si quieres ser sus manos, su mente
y sus pensamientos allí en cada momento de la vida, deja que la fe, la esperanza
y el amor hagan hagan presencia viva en tu corazón, para que sean la luz y la levadura
que fermente los sueños y los retos de todos los hombres en el mundo.
El Editor.
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