domingo, 16 de diciembre de 2018

Cuenta regresiva


En estos días se escuchan voces que tratan de anticipar lo que pasará el año que viene. Voces que tratan de escudriñar las fronteras del futuro para ver qué cosas se deben tener en cuenta para preparar el camino a seguir en los próximos 365 días. Te has puesto a pensar, ¿qué harías su supieras la fecha y la hora en la cual dejarás este plano conocido? Una pregunta que puede intimidar y crear gran inquietud, pero al mismo tiempo, una oportunidad para establecer nuestras prioridades y retos como seres humanos para dejar una huella en el mundo.

Tener el cronómetro regresivo cierto andando delante de nosotros, es una apuesta que nos invita a tener una vida siempre presente, viva y llena de propósitos. Saber que el tiempo transcurre delante nuestro, es una exigencia para dar lo mejor de nosotros mismo en cada momento, para transcender más allá de lo que hoy hacemos y amar con tanta intensidad, que muchos verán en cada proceder el signo de la divinidad obrando en cada persona.

Cuando sabemos que los plazos se vencen y se cumplen, pareciera que tenemos una acción decidida que nos permite salir de la zona cómoda y hacer aquello, que generalmente hemos pospuesto por otras, que en su momento pensamos que eran más importantes. Nada es más importante que conectar con la espiritualidad que vive en nosotros, con la fuerza de la luz de DIOS que hemos recibido desde que nacimos, para dar cuenta de nuestra semejanza con la divinidad que nos ha acogido y seleccionado para transformar el mundo.

El mundo y sus realidades visibles, crean una zona de opacidad de nuestra verdadera razón de ser, tratando de cautivar aquello que hemos recibido, el amor sin límites; por una lectura de la felicidad basada en el tener, el poder y el placer, donde los objetos y las cosas dibujan la ilusión de la satisfacción qué sólo dura un momento. Una dependencia afectiva y emocional que, a semejanza de las drogas, consume desde el interior al individuo, desdibujando su realidad exterior.

Cuando entendemos que cada día es una oportunidad para crear el futuro, desarrollar y potenciar nuestras habilidades, hemos entendido el evangelio de la fe, la esperanza y la caridad. La exigencia de salir de la zona cómoda, como una misión que tenemos encomendada para avanzar en medio de un camino, algunas veces conocido y otras veces incierto, es buscar los horizontes inexplorados que den sentido al reto inherente de hacernos otros distintos y conquistarnos a nosotros mismos.

Saber que en algún momento las cosas van terminar, no debe ser signo de tristeza y nostalgia, sino señal de fuerza, valor y alegría que nutre nuestros más profundos sueños, como la savia que alimenta el fuego interior, la magia de la voluntad y el valor de creer. Una declaración de poder sobrenatural que anticipa una nueva renovación personal y espiritual, donde el Maestro nos espera, para navegar hacia aguas profundas y lanzarnos a caminar sobre océanos desconocidos, guiados por la luz que nos viene de lo alto: la estrella que brilla en un portal.

El Editor

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