sábado, 5 de agosto de 2017

Buscar respuestas

Cuando el ser humano busca respuestas a los grandes interrogantes del mundo; busca respuestas en el exterior, en las búsquedas bibliográficas, en las experiencias de otros, entre otras fuentes, con el fin de apropiarse del medio donde se encuentra y ver cosas diferentes a lo que su marco vigente de saber le indica.

Buscar respuestas exige del hombre sumergirse en la realidad de su conocimiento limitado del mundo, en las contradicciones que tiene, en las respuestas parciales que ha podido construir y sobre manera, en una experiencia de humildad personal, que le implica reconocerse como un ser en construcción permanente, que cuyas lecturas del mundo son inconclusas y por lo tanto, siempre abiertas a continuar explorando alternativas antes inexistentes.

Buscar respuestas a los interrogantes del mundo, demanda desconectar lo que hemos aprendido, liberar nuestros conceptos particulares de las interpretaciones que aceptamos como ciertas, para darle paso a nuevas opciones propuestas desde otras realidades, para crear tensiones creativas que movilicen, actualicen y renueven las perspectivas que utilizamos para apropiarnos del mundo y sus retos.

No podemos dar respuesta a los interrogantes del mundo, si pensamos que las “sabemos”, que hemos llegado a la concreción de una idea formal; pues en ese punto y hora, habrá que descubrir el complemento de aquellas, para saber que estamos viendo el mundo desde perspectivas que nos ubican en un punto ciego, donde muchas veces no logramos trascender la experiencia previa que tenemos sobre un evento, concepto o situación particular.

En esa búsqueda de respuestas del hombre, es necesario experimentar la desorientación, la inestabilidad y la contradicción, pues allí es donde surge la posibilidad de una oportunidad, una lectura inesperada e inexistente que permite contrainterrogar al mundo frente a sus estándares y descubrir un espacio en blanco donde escribir una realidad inédita que revela una apuesta que complementa las lecturas previas de otros.

Dar respuesta a los interrogantes de la vida, implica reconocernos parados sobre hombros de gigantes, sobre experiencias vividas y al mismo tiempo en horizontes nuevos, que en perspectiva de sospecha, nos permiten siempre capitalizar lo aprendido, cuestionar lo conocido y abrirnos de forma confiada y decidida a lo incierto, donde es posible reinterpretar lo vital y cotidiano en clave de innovación.

Todas las respuestas que podamos construir desde nuestra apuesta actual sobre la vida que vivimos y aquellas que se puedan concretar desde la vista de un futuro próximo, estarán siempre bajo la observación del presente, como un testigo formal del ahora donde estamos y existimos. Un ejercicio de concentración y convergencia de la mente, que si bien divaga y navega por las posibilidades, debe coincidir y converger en acciones específicas que movilizan y logran objetivos.

Responder el llamado de los inciertos e inestabilidades de la vida, es entrar en la presencia mutua de cada ser humano consigo mismo y la divinidad, un instante de silencio, sin tiempo, ni espacio, donde solamente existe un continuo de aprendizaje; una continua acción de gracias mientras se recorren los senderos de la existencia llenos de retos, desafíos y sorpresas, donde sólo hay “mejores preguntas”.


El Editor

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