sábado, 8 de abril de 2017

Modo "radar"

De acuerdo con Prize (2015, p.117) “ponerse en “modo radar” es saber escuchar, saber ver, saber sentir lo que el universo te está diciendo en todo momento”. Un modo que por lo general tenemos desconectado y abandonado, por el ruido permanente que existe en nuestra vida diaria: los afanes del trabajo, la rutina que atrapa, los contratiempos que intoxican, los objetivos que logramos, el dinero que perseguimos, los reconocimientos que deseamos, etc.

Vivir en modo radar, es abandonar la matriz de ruido donde estamos y sintonizar la armonía en la frecuencia de lo sagrado, una oportunidad para encontrarnos frente a los retos y conquistas como una fuente permanente de presencia, donde todas las preguntas tienen respuestas, donde tu diálogo interior fluye de forma natural y es capaz de conversar con el universo en pleno.

Vivir en modo radar, es afinar constantemente la lectura de nuestras capacidades personales y profesionales, es calibrar las métricas internas de nuestros estándares para aumentar la sensibilidad y precisión de las validaciones del entorno. Un ejercicio de práctica perfectible que busca comprender y revelar en el ambiente, relaciones emergentes que cambian la forma de entender el mundo, la vida y los conceptos conocidos hasta el momento.

El modo radar implica vigilancia y disciplina, un balance permanente de exploración e identificación de patrones relevantes para los planes estratégicos de las personas y organizaciones, y a la vez, un ritual permanente de evaluación y desempeño que demanda tanto de individuos como comunidades, visión y foco sobre aquello que se quiere lograr. El radar todo el tiempo permanece activo siguiendo los rastros de esas tendencias relevantes para hacer que las cosas pasen.

El modo radar descubre en cada oportunidad que identifica, retos que superar, expectativas que alcanzar y sobremanera, conceptos y verdades que hay que desconectar y repensar. Estar con el radar activo en la vida, es alcanzar tesoros inesperados, bendiciones de la divinidad que sólo están disponibles para quienes permanecen atentos a los signos y señales que el universo envía en cada momento.

El modo radar es una declaración de autoexigencia personal para mantenerse atento a lo que ocurre, pero de igual forma una experiencia de colaboración entre muchos, que permite dar cuenta de una experiencia renovada de lo que entendemos y conocemos, para concretar nuevas ganancias teóricas de aspectos antes inexplorados de nuestra práctica o proceso.

El modo radar es despertar la intuición que yace en cada uno de nosotros, esa vibración, ese pálpito informado, que busca concretar un camino, una realización, un reto, con el fin de cruzar la línea prohibida del “no puedo” y así motivar desde la gratitud y la fe, la fuerza necesaria para quitar el velo de lo conocido y lanzarse a despertar del sueño del pasado, para caminar y darle sentido a la propuesta del futuro.

Sin un radar encendido, los aviones pierden su entorno, los viajeros ignoran las señales, los hombres caminan sin rumbo. Por tanto, mantenerse en el modo radar, es vivir en el tiempo presente, en el aquí y en el ahora, allí donde la realidad sucede, donde el tiempo se detiene, donde los sueños se hacen realidad y particularmente, el hombre supera sus propias autorestricciones.

Bien dice Robin Sharma: “No te aferres demasiado a tus planes y objetivos. A menudo el universo te enviará un tesoro inesperado”, pues si te encuentra con tu radar apagado o en mantenimiento, puede ser que se te escape un regalo maravilloso verdaderamente relevante para ti.

El Editor

Referencia
Prize, W. (2015) 1000 ideas para atraer lo que quieras a tu vida. Madrid, España: Mestas Ediciones.

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