Recientemente una
consultora internacional del Dale Carnegie Institute, ha comentado sobre la
importancia del síndrome de Procusto, un personaje de la mitología, un posadero
que tenía su negocio en las colinas de Ática. “Cuando un viajero solitario se alojaba allí, Procusto entraba por la
noche en su habitación y le ataba las extremidades a las esquinas de la cama. Entonces,
había dos posibilidades. Si el viajero era más grande que la cama, Procusto le
cortaba las extremidades que sobresalían (pies, brazos, cabeza…) para que ‘encajase’
exactamente en el lecho (1)”.
Este síndrome en la
lectura organizacional moderna nos habla de la incapacidad de reconocer las
ideas de otros, del temor a ser superados por otros, del eliminar iniciativas,
aportes o ideas que puedan dejar en evidencia a un superior, entre otras. Un
síndrome a todas luces nocivo para la evolución de una empresa y contraproducente
para la cultura y clima organizacional de una corporación en pleno siglo XXI.
Las personas con
este síndrome viven prevenidas, se esconden detrás de las prácticas
tradicionales e impiden nuevas propuestas que revelen su incapacidad de
adaptarse a la nueva realidad de la organización. No permite que se les
contradiga con argumentos, se apropian de las ideas y propuestas de otros de
forma ágil para recibir reconocimientos y aplausos en los altos niveles, exigen
nivel de calidad y perfección que ellos mismos no pueden alcanzar, prima su
visión particular e intereses específicos frente a los retos de eficiencia y
eficacia.
Una persona con
síndrome de Procusto, habilita un escenario para que aquellos que sobresalen
por sus talentos especiales, no tengan más oportunidades para brillar por sí
mismos, y motiven su fuga a otros departamentos u organizaciones, donde se
habiliten espacios de construcción conjuntas, donde la diferencia no sea
ocasión de limitación o sometimiento, sino una oportunidad para dar lo mejor de
sí y crear una diferencia en la práctica misma de la organización.
Cuando usted detecte
que está en presencia del síndrome en mención, deberá saber que si es un
superior en la estructura organizacional, no tendrá ocasión de establecer una
postura distinta a la que él tiene, para lo cual utilizará toda su influencia y
posición para hacer ver que usted no tiene razón o sus argumentos no están
ajustados a la realidad de la organización. Por tanto, si quiere mantenerse
allí deberá “hacer caso” aún no esté de acuerdo, posición nociva para su propia
autoestima y criterio profesional, o buscar alternativas en otros espacios
dentro o fuera de la organización.
Participar de una
organización supone tener la oportunidad de concretar espacios de construcción
de sentido, significado y valor que permita fundar experiencias personales que
enriquezcan a los colaboradores de las empresas y de igual forma, definir sus
aportes particulares para fortalecer los objetivos y resultados de la
corporación. Sin este prerrequisito, las organizaciones serán presa de
ejecutivos con Síndrome de Procusto, que generen tracción frente a las nuevas
ideas que son necesarias para hacer realidad el futuro de la compañía.
Referencia
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