sábado, 3 de diciembre de 2016

Tres declaraciones: Superando el mundo conocido

Tres expresiones definen las posturas de los profesionales del mundo moderno: “la vida no es lineal”, “la formación continua no es un lujo” y “la curiosidad no es una opción”. Estas declaraciones establecen el fundamento de la movilidad permanente del pensamiento, los desafíos y el desarrollo de aquellos que han entendido que su misión es “destruir los muros” de lo conocido y habilitar el entorno para que las cosas sucedan.

Cuando se indica que “la vida no es lineal”, se advierte que el paradigma causa-efecto comienza a debilitarse, para dar paso a lecturas complementarias de la realidad, bien por el complemento o por diseños relacionales. Pensar por el complemento nos permite ver la parte de una distinción que no vemos, es decir, revelar la parte ciega de lo que conocemos, que nos permite una revisión alterna que confirma o desafía lo que hasta el momento se ha estudiado.

De igual forma, los diseños relacionales, privilegian, en palabras del profesor Calvo (2016) una integración sinérgica y valórica. En este sentido, continúa el académico: “aprender es holístico y cada nuevo aprendizaje implica la reconstrucción de los saberes precedentes” (Calvo, 2016, p.322), una realidad que entraña “estar en conexión con”, y no solamente “participar desde”. Esto comporta “organizar patrones de información significativos sobre la base de criterios emergentes” (ídem, p.322) que necesariamente reconocen al otro como fuente de rumbos inesperados y oportunidades insospechadas.

Si lo anterior es correcto, “la formación continua no es un lujo”, es la consecuencia natural de aquellos inquietos que están dispuestos a asumir la aventura de lo nuevo, que reconocen en la equivocación, no un resultado, sino un proceso que es capaz de sorprender y cuestionar los saberes previos y lanzarse a construir y resignificar sus propios conceptos y posiciones.  Quien en el mundo actual busca continuamente certezas, estará expuesto a las incertidumbres y contradicciones propias del entorno, las cuales estarán siempre modificando el refugio aparentemente seguro y temporal de los logros alcanzados.

En razón con lo anterior, la formación continua, no solamente ocurre dentro de la escuela, sino fuera de ella, en espacios, tiempos y lenguajes diferentes, allí donde se crean perturbaciones y alteraciones en el proceso de construcción de conocimiento; una oportunidad para “conocer, comprender y valorar lo que es la vida” desde la exploración y confrontación de los intereses individuales y colectivos.

Finalmente, y no menos importante, no es posible abrir nuevas oportunidades y posibilidades si la curiosidad no está presente. Parafraseando a Calvo (2016) los profesionales no logran asombrarse ante algún misterio que les provoque curiosidad, pues no logran conectarse emocionalmente con ellos y existen pocos ambientes activos que motiven su flexibilidad mental y posturas inestables. En consecuencia, la necesidad de certeza y relaciones preestablecidas, mantienen su prevalencia en muchas de las exigencias empresariales, pues la inversión en aprendizaje, si bien es necesaria, no siempre se está dispuesto a pagar el precio.

La curiosidad es el combustible de toda acción educativa, una apuesta que supone un avance no lineal e inseguro, donde la incertidumbre y la contradicción, crean distinciones que provocan emociones para entender y superar un reto. Como bien anota el académico Calvo (2016, p.93) “la riqueza del desafío radica en sospechar de a dónde puede conducir una ruta, pero ignorar el destino final”. Un juego de claroscuros cambiantes, donde no hay prioridades establecidas, sino realidades encontradas que conllevan en su interior la presencia del otro.

El Editor.

Referencias
Calvo, C. (2016) Del mapa escolar al territorio educativo. Disoñando la escuela desde la educación. La Serena, Chile: Editorial Universidad de la Serena.

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