sábado, 10 de diciembre de 2016

Servir

Servicio es una palabra que para muchos puede llegar a ser despectiva o denigrante y para otros una oportunidad para descubrir un mundo nuevo a sus pies. Servir, en su etimología original habla de ser un esclavo, alguien que se somete a la voluntad de su amo para cuidarle y dispensarle en todo lo que necesite. Una persona que está pendiente de mantener un entorno saludable y cómodo para aquel que lo necesita y para quien trabaja.

Ejemplos de servicio vemos a diario: la señora que nos asiste en la oficina con las bebidas y los quehaceres domésticos, el repartidor del supermercado, el vigilante que está en las porterías de los edificios, el tendero que despacha en su tienda, la enfermera que atiende en un hospital, el mensajero que lleva los recados, todos esos oficios que muchas veces pasan desapercibidos, que invisibilizamos pues parece que no son relevantes para los retos y actividades que realizamos a diario.

Servir es una vocación inherente en el ser humano, una oportunidad para donarse a otros y encontrar esa fuente de energía que nutre la razón de ser de nuestra humanidad. Bien se dice que “el que no vive para servir, no sirve para vivir”, una expresión que nos anima a conectarnos con esa realidad superior que vive dentro de nosotros mismos, para sintonizarnos con las necesidades, retos y emociones de todos aquellos que la vida ha puesto y pondrá en nuestro camino.

El servicio es una experiencia humana, un reto de abandono de nosotros mismos para ser ocasión que otros surjan, vuelen y transformen sus vidas. Mientras más puedas servir, más oportunidades tendrás para vivir, para conocer, para reinventarte, pues allí encontrarás razones poderosas que te darán el horizonte que tu vida necesita, la respuesta a tus preguntas interiores; allí donde la divinidad se desborda en generosidad y te el ciento por uno.

Servir no es una opción en la vida, es la acción más relevante para lo cual has venido al mundo. Cuando no asumes el ejercicio de servir, el óxido de la arrogancia te detiene, el sarro de la envidia te contamina, el moho de la indiferencia te anula y la ceguera de la ignorancia te limita. Vive intensamente tu vocación de servicio, esa que está fundida en tus habilidades y capacidades para que experimentes en tu vida, la plenitud de la bendición que está reservada para ti.

El servicio no es una forma para someterse a otros, sino la oportunidad para conquistarse a sí mismo, la ruta que nos permite conectarnos con el universo en pleno y destruir la zona cómoda donde habitamos. Servir es descifrar la mirada de la esperanza que vive en el otro y experimentar el camino incierto que acompaña el reto de orientar y asistir, un desafío de flexibilidad personal y comunitario que no solo confía en el otro, sino que lo habilita para “caminar sobre las aguas” desconocidas.

Servir nos permite despertar del “sueño de las luces y los reconocimientos”, ser lámpara encendida en medio de la oscuridad, signo de contradicción de la soberbia de los poderosos y testimonio de aquellos que no tienen voz. El buen servidor finalmente, es aquel, que como anota De Mello (2015), “es como un árbol que da su sombra aún a la persona que lo está cortando, Y si fuese aromático, dejará su perfume en el hacha”.

El Editor

Referencia

De Mello, A. (2015) Caminar sobre las aguas. Décima reimpresión. Bogotá, Colombia: Ediciones Paulinas.

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