Entender la dinámica
de las organizaciones, es tratar de comprender la agenda de intereses y juegos
de poder y control que las empresas desarrollan. Pareciera que no es de esta
manera, sin embargo, los seres humanos, muchos de nosotros nos sentimos
motivados por estos ejercicios que generan las intrigas y mantienen una tensión
permanente entre los colaboradores y sus directivos.
Mientras más cerca
se está de esta dinámica interna de las organizaciones, menos se percibe, pues
lo que realmente ocurre, está lejos de lo que realidad revela. Es posible que
no podamos acceder a esa red interna de intereses y relaciones, pues no tenemos
ni contamos con las llaves de acceso para ingresar, pero lo que si es claro, es
que las decisiones que se toman en esos niveles, afectan los destinos y
contextos donde todos interactuamos.
Ante esta realidad,
parece que estuviésemos atrapados en dos realidades, enfrentados a dos
corrientes que circulan en un mismo espacio, a un acto de ilusionismo
sofisticado donde cada uno muestra una faceta de su vida que le corresponde
para mantenerse mimetizado en alguno de los dos mundos. En este sentido,
podemos tomar al menos dos posiciones, seguir la dinámica del juego que plantea
el entorno, tratando de no caer en la misma práctica o revelar la trama, lo que
implica dejar expuesto a todos en su juego.
Si asumes seguir la
dinámica del juego, sabrás que serás un observador privilegiado de la dinámica
que presencias. Tu presencia no se deberá notar, pues de hacerlo cambiarán todo
su escenario, dejándote nuevamente ausente, aislado y excluido, pues
rápidamente se elabora una nueva caja de observación donde de nuevo estarás
confinado en medio de “espejos” con una ilusión renovada para que sigas
creyendo que estás entendiendo el juego.
Si decides dejar a
todos expuestos, debes estar dos o tres pasos adelante, ser el más aventajado
de la clase y tomar las opciones para que los que “crean” las cajas, jueguen en
la dirección que deseas que jueguen y al final, encontrarse cara a cara con los
jugadores, haciendo parte de la rutina oculta y la construcción real de los que
no tienen dobles agendas o jugadas calculadas. Esta opción es por demás aventurada
e incierta, pues no sabes que puede pasar cuando se plantea el final del juego.
Estas líneas parecen un juego de palabras, una teoría de la conspiración empresarial, una propuesta de contrainteligencia para las fuerzas militares, sin embargo, es el tejido social latente e invisible que nutre las relaciones organizacionales propio de la naturaleza humana que busca formas alternas de mantener poder y control sobre lo que ocurre, para estar delante de los acontecimientos y poder motivar cambios de forma sutil y sin despertar sospechas.
Lo anterior, no es
nuevo en las organizaciones, ni en la historia de la humanidad. Muchos eventos
han sido y siguen siendo motivados desde escenarios y personas privilegiadas, que
con su sagacidad y criterio calculado, han logrado mantener los hilos del poder
y el control sin ser notados.
El reto no está en hacer parte de esta dinámica
ni enfrentarla, sino en usar esta construcción social para motivar cambios
positivos y tendencias altruistas que permita construir una visión de futuro
compartida, donde el poder y el control, no sirvan a intereses particulares,
sino que sean ocasión para servir a bienes generales y conquistar propósitos superiores.
El Editor.