El mundo exige una vista novedosa
y abierta para conocerlo y entenderlo. Su capacidad de cambio y transformación
nos impone una dinámica diferente para descifrar las tendencias y los puntos
novedosos de nuestra realidad. En este
contexto, la forma como hemos venido conociendo nuestro entorno debe sufrir una
actualización para revelar la complejidad de la dinámica social, lo cual
demanda un observador calificado que combine, al mismo tiempo, la vista
positiva de las causas y los efectos, con las reflexiones por el complemento,
donde las relaciones definen el rumbo mismo de los acontecimientos.
No podemos seguir descubriendo el
mundo sobre la certeza de que somos capaces de establecer las condiciones y relaciones
relevantes entre variables, para explicar cómo se desarrollan las cosas. Es
necesario, cuestionar en profundidad la lectura de los resultados o reflexiones
que tenemos sobre nuestro inmediato presente, pues la sospecha de dichos
resultados, no son más que una vista parcial y posiblemente inestable de una
posibilidad que aún está en desarrollo.
El método científico, la ciencia
y sus métodos, nos han informado durante muchos años sobre la forma como operan
las cosas. Sin embargo, la pregunta que se plantea es, si la estabilidad de las
estrategias usadas para indagar sobre la dinámica de los problemas, ¿es posible
mantenerlas como quiera que el entorno cada vez más es volátil, incierto, complejo
y ambiguo - VICA? La respuesta posiblemente nos permita sospechar con mayor
claridad sobre los resultados que hemos tenido cuando de indagar sobre la
realidad se trata.
Pensar por el complemento, nos
permite dar cuenta de la realidad complementaria que no vemos y a lo que no
estamos acostumbrados; la dinámica de los contrarios nos permite advertir que,
fenómenos que se explican desde la estrategia positivista, se comportan de
formas insospechadas y nos brindan información adicional que nos permite
analizar nuevas condiciones de referencia sobre los mismos, que nuestro propio
paradigma no nos permite ver.
Vivimos muchas veces cegados por
los lentes con que leemos la realidad y cuando algún evento nos sorprende o
astilla nuestros “vidrios” entendemos que hay cosas fuera que debemos entender
y analizar. Esto es, la sorpresa,
aquello emergente y fuera de los objetos analizados, comienza a ganar espacio
nuestra realidad y genera la crisis natural de los modelos y enfoques con los
que explicamos el mundo, creando una nube de incertidumbre con la que no nos
sentimos cómodos.
Si la dinámica del mundo no nos incomoda
con sus exigencias VICA y no cuestiona las “verdades científicas”, la
modernidad perdería su velocidad y la novedad estaría destinada a desaparecer.
Por tanto, es necesario que tanto científicos, como ciudadanos nos dejemos
sorprender por los vectores de patrones emergentes, por los puntos de inflexión
identificados, por los hallazgos que comprometen lo establecido y sobre manera,
por las nuevas lecturas de la realidad, para poder continuar la espiral
ascendente de construcción de conocimiento, que nos permita como especie,
continuar creando el futuro y haciendo que las cosas pasen.
El Editor
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