domingo, 18 de enero de 2015

Claves de la innovación

Luego de revisar el nuevo libro de Andrés Oppenheimer, “Crear o Morir. La esperanza de América Latina y las cinco claves de la innovación” se advierten elementos interesantes para desarrollar los elementos claves para fundar una cultura de innovación en Latinoamérica, dejando los paternalismos y agendas sensacionalistas de los gobiernos y abrirnos a una propuesta retadora que nos implica cambiar los lentes como vemos el mundo y cambiar nuestra propia mentalidad.

De acuerdo con el periodista internacional, son cinco las claves de la innovación y la forma como América Latina debe enfrentar el desafío de crear una vista innovadora de su realidad y sacarla de su letargo global, para transformarse en ese nuevo polo de desarrollo económico, social, científico y empresarial que demanda entender las exigencias de reinventarse a sí misma, no para sobrevivir en el medio plazo, sino ser la protagonista del nuevo orden mundial.

Oppenheimer, establece las siguientes claves para desarrollar la innovación en Latinoamérica: crear una cultura de innovación, fomentar la educación para la innovación, derogar las leyes que matan la innovación, estimular la inversión en innovación y globalizar la innovación.

Para crear una cultura de innovación, se hace necesario según el autor, aparte de estimular la graduación de ingenieros y científicos, desarrollar un “clima que produzca un entusiasmo colectivo por la creatividad, y glorifique a los innovadores productivos de la misma manera en que se glorifica a los grandes artistas o a los grandes deportistas, y que desafíe a la gente a asumir riesgos sin temor a ser estigmatizados por el fracaso (…)”. En pocas palabras, no solamente es tener las ganas, sino arriesgarse a hacer que las cosas pasen. En el ensayo y error, no hay fracasos sino formas diferentes de aproximarse al problema.

Fomentar la educación para la innovación, demanda mayor énfasis en las matemáticas y las ciencias, lo que implica, según el autor, “hacer que las ciencias y la ingeniería sean materias divertidas, y no algo abstracto sólo entendible para los alumnos más brillantes (…)”. Si bien en América Latina los estudiantes universitarios, indica el escritor, se vuelcan a las humanidades y ciencias sociales, la innovación y transformación puede venir de cualquier lugar, particularmente cuando la interdisciplinariedad y transdisciplinariedad se privilegia en el ejercicio intelectual y el desarrollo científico.

Derogar las leyes que matan la innovación, significa “simplificar los trámites para abrir o cerrar una empresa, adoptar leyes que hagan respetar la propiedad intelectual, y modificar sus leyes de quiebra para no castigar excesivamente a quienes fracasan en un emprendimiento (…)”. El ejercicio de pensar y crear exige horas de revisión y trabajo colaborativo para potenciar los talentos propios y de otros; mientras que si sólo pensamos en “piraterar aquello conocido” para vender y afectar a las multinacionales, el “potencial innovador” será comprometido y la oportunidad de hacer algo diferente se marchitará.

Estimular la inversión en la innovación, guarda una relación directa con la generación de patentes y los nuevos productos que salen al mercado, anota el reportero de la CNN. Alcanzar los niveles de inversión en investigación y desarrollo de países como Estados Unidos de América, Israel, Japón, Alemania o Francia, implica no solamente tener preparados centros de investigación, investigadores y empresas para hacer avanzar la innovación, sino tener “inversionistas de riesgo que saben que la mayoría de sus proyectos van a fallar, pero no les importa, porque con un proyecto grande que logre triunfar van a ganar más que con cualquier otra inversión (…)”.

Finalmente Oppenheimer, habla de globalizar la innovación, que implica “estar en contacto cercano y en tiempo real con quienes trabajan en proyectos parecidos en todo el mundo (…)”, lo que necesariamente exige una colaboración internacional abierta y permanente que permita fluir las ideas y las propuestas que confronten realidades locales para cambiar el status quo de lo que conocemos. El autor lo resumen en una frase retadora: “Hay que convertir lo que antes se llamaba la “fuga de cerebros” en una “circulación de cerebros”, e incluso en una “ganancia de cerebros” para los países emergentes.”.

Las conclusiones de Andrés Oppenheimer son un llamado de atención no solamente para las naciones, sino para las personas mismas, pues te has puesto a pensar ¿qué podrías hacer si supieras que no puedes fallar?, ¿qué estás dispuesto a aprender y desaprender dentro y fuera de tu disciplina?, ¿cómo puedes ser diferente y auténtico en lo que haces, y no morir como una copia?, ¿qué estás dispuesto a invertir para lograr que eso has querido? y ¿cómo vas a compartir lo que has aprendido para que otros sean más?

Así las cosas, este autor nos cuestiona para salir nuevamente de la zona conocida y lanzarnos a ejecutar el programa que viene instalado en nuestro “sistema operativo colectivo” para rodearnos de buenos mentores, competidores inteligentes y contar con una educación adecuada, con el fin de construir en conjunto la sociedad que queremos y no solamente la que merecemos, pues no hemos venido a ver que las cosas pasan, sino a hacer que pasen las cosas.

El Editor.

Referencia

Oppenheimer, A. (2014) Crear o Morir. La esperanza de América Latina y las cinco claves de la innovación. Penguin Random House Grupo Editorial. 

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