Luego de revisar el
nuevo libro de Andrés Oppenheimer, “Crear o Morir. La esperanza de América
Latina y las cinco claves de la innovación” se advierten elementos interesantes
para desarrollar los elementos claves para fundar una cultura de innovación en Latinoamérica,
dejando los paternalismos y agendas sensacionalistas de los gobiernos y
abrirnos a una propuesta retadora que nos implica cambiar los lentes como vemos
el mundo y cambiar nuestra propia mentalidad.
De acuerdo con el
periodista internacional, son cinco las claves de la innovación y la forma como
América Latina debe enfrentar el desafío de crear una vista innovadora de su
realidad y sacarla de su letargo global, para transformarse en ese nuevo polo
de desarrollo económico, social, científico y empresarial que demanda entender
las exigencias de reinventarse a sí misma, no para sobrevivir en el medio
plazo, sino ser la protagonista del nuevo orden mundial.
Oppenheimer, establece las siguientes claves para desarrollar la innovación en Latinoamérica: crear
una cultura de innovación, fomentar la educación para la innovación, derogar
las leyes que matan la innovación, estimular la inversión en innovación y
globalizar la innovación.
Para crear una
cultura de innovación, se hace necesario según el autor, aparte de estimular la
graduación de ingenieros y científicos, desarrollar un “clima que produzca un
entusiasmo colectivo por la creatividad, y glorifique a los innovadores
productivos de la misma manera en que se glorifica a los grandes artistas o a
los grandes deportistas, y que desafíe a la gente a asumir riesgos sin temor a
ser estigmatizados por el fracaso (…)”. En pocas palabras, no solamente es
tener las ganas, sino arriesgarse a hacer que las cosas pasen. En el ensayo y
error, no hay fracasos sino formas diferentes de aproximarse al problema.
Fomentar la
educación para la innovación, demanda mayor énfasis en las matemáticas y las
ciencias, lo que implica, según el autor, “hacer que las ciencias y la
ingeniería sean materias divertidas, y no algo abstracto sólo entendible para
los alumnos más brillantes (…)”. Si bien en América Latina los estudiantes
universitarios, indica el escritor, se vuelcan a las humanidades y ciencias
sociales, la innovación y transformación puede venir de cualquier lugar,
particularmente cuando la interdisciplinariedad y transdisciplinariedad se
privilegia en el ejercicio intelectual y el desarrollo científico.
Derogar las leyes
que matan la innovación, significa “simplificar los trámites para abrir o
cerrar una empresa, adoptar leyes que hagan respetar la propiedad intelectual,
y modificar sus leyes de quiebra para no castigar excesivamente a quienes
fracasan en un emprendimiento (…)”. El ejercicio de pensar y crear exige horas
de revisión y trabajo colaborativo para potenciar los talentos propios y de
otros; mientras que si sólo pensamos en “piraterar aquello conocido” para
vender y afectar a las multinacionales, el “potencial innovador” será comprometido
y la oportunidad de hacer algo diferente se marchitará.
Estimular la inversión
en la innovación, guarda una relación directa con la generación de patentes y
los nuevos productos que salen al mercado, anota el reportero de la CNN.
Alcanzar los niveles de inversión en investigación y desarrollo de países como
Estados Unidos de América, Israel, Japón, Alemania o Francia, implica no
solamente tener preparados centros de investigación, investigadores y empresas
para hacer avanzar la innovación, sino tener “inversionistas de riesgo que
saben que la mayoría de sus proyectos van a fallar, pero no les importa, porque
con un proyecto grande que logre triunfar van a ganar más que con cualquier
otra inversión (…)”.
Finalmente
Oppenheimer, habla de globalizar la innovación, que implica “estar en contacto
cercano y en tiempo real con quienes trabajan en proyectos parecidos en todo el
mundo (…)”, lo que necesariamente exige una colaboración internacional abierta
y permanente que permita fluir las ideas y las propuestas que confronten
realidades locales para cambiar el status quo de lo que conocemos. El autor lo
resumen en una frase retadora: “Hay que convertir lo que antes se llamaba la “fuga
de cerebros” en una “circulación de cerebros”, e incluso en una “ganancia de
cerebros” para los países emergentes.”.
Las conclusiones de
Andrés Oppenheimer son un llamado de atención no solamente para las naciones,
sino para las personas mismas, pues te has puesto a pensar ¿qué podrías hacer
si supieras que no puedes fallar?, ¿qué estás dispuesto a aprender y
desaprender dentro y fuera de tu disciplina?, ¿cómo puedes ser diferente y
auténtico en lo que haces, y no morir como una copia?, ¿qué estás dispuesto a
invertir para lograr que eso has querido? y ¿cómo vas a compartir lo que has
aprendido para que otros sean más?
Así las cosas, este
autor nos cuestiona para salir nuevamente de la zona conocida y lanzarnos a
ejecutar el programa que viene instalado en nuestro “sistema operativo
colectivo” para rodearnos de buenos mentores, competidores inteligentes y contar
con una educación adecuada, con el fin de construir en conjunto la sociedad que
queremos y no solamente la que merecemos, pues no hemos venido a ver que las
cosas pasan, sino a hacer que pasen las cosas.
El Editor.
Referencia
Oppenheimer, A.
(2014) Crear o Morir. La esperanza de
América Latina y las cinco claves de la innovación. Penguin Random House
Grupo Editorial.
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