domingo, 25 de enero de 2015

"App" trascendente

Las tecnologías de información y las comunicaciones (llamadas TICS) están cambiando nuestra forma de hacer las cosas y de interactuar con otros y así mismo está impactando la forma como las organizaciones enfrentan su propia realidad. Cinco elementos son determinantes para advertir esta realidad: (Cortada 2011, págs.91-95)

1. El costo de hacer una transacción electrónica, se disminuye entre 20 y 40% cada año.
2. La inversión en software y servicios de TI aumentan incrementalmente, como los gastos por fallas en el hardware.
3. Diferentes tipos y edades de dispositivos tecnológicos conviven en las infraestructuras actuales, lo que significa que los datos residentes allí no podrán ser compartidos fácilmente con otras áreas de la empresa.
4. Los usuarios finales generalmente no prestan atención a la aplicación de los estándares técnicos corporativos definidos, lo que va en detrimento de la agilidad empresarial.
5. La incorporación de proyectos de sistemas de información en las organizaciones toma entre 50 y 200% más de lo planeado.

Lo anterior supone que las empresas son las mayores generadoras y usuarias de la información, representados en hechos y conocimiento, que se convierten en otros de sus principales activos, junto con su inventario, sus instalaciones y el efectivo. Así las cosas, si cada persona en la organización recolecta, almacena y usa la información, eso sugiere que cada individuo por definición, es un gerente de estos activos.

Lo anterior, nos indica que no podemos esperar que “otros protejan la información por mí”, pues de no hacerlo, estaríamos exponiendo a la organización y mancillando nuestro encargo gerencial, basado en la confianza y la buena fe de la empresa. No obstante, no podemos detener el uso intensivo de información que tenemos en la actualidad, ni contener la explotación de este nuevo “recurso natural” que incrementa el apetito empresarial por la innovación, la eficiencia y la operación en tiempo real.

Que esta era digital y de información instantánea no nos distraiga de otros ángulos que nos ofrece la vida; que la intensidad de las redes sociales y la necesidad de estar conectado, no nos oscurezca la vitalidad y energía personal y espiritual que nos asiste en nuestra diario vivir; que la novedad de las tecnologías emergentes no nos oculten lo esencial de lo que somos y podemos; y que la vida espiritual que vibra en nuestro corazón, sea esa “app” que nos permita sintonizarnos con otros, no de manera virtual, sino de forma trascendente.

La realidad de un mundo interconectado, nos advierte de la visibilidad de nuestras acciones, de nuestras emociones, de nuestros sueños en dimensiones antes desconocidas. Hay alguien allá afuera en el ecosistema que conoce qué necesitas y está dispuesto a darte la oportunidad. De igual forma, tú eres parte de nuevas opciones para otras personas que, al igual que tú, hacen parte de este entramado de retos e ilusiones.

Por tanto, recuerda que por más tecnología y realidades emergentes que existan, mientras no encuentres tu conexión con lo sagrado ni el vínculo trascendente con el otro,  siempre tendrás que invertir más en el hardware (tu cuerpo), en servicios de mantenimiento (médicos del cuerpo y del alma); incrementar los costos de operación (tus gastos personales) y sobre manera el aumento del precio de las transacciones, pues no podrás balancear lo que el mundo te exige y lo que realmente es importante: la fuerza de lo que no se ve.

El Editor.

Referencia
Cortada, J. (2011) Information and the modern corporation. MIT Press. Essential Knowledge Series.

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