Con frecuencia cuando
escuchamos intervenciones o comentarios de las personas, pensamos sobre la
sensatez de sus apreciaciones, la medida de sus comentarios, la elegancia para
expresarlos y la claridad, sin arrogancia, de los mismos.
No se trata solamente de ser
asertivos, se trata de comunicar la verdad con tacto y diligencia, sin
mancillar al otro, pero con decida firmeza que deje evidente que existen cosas que
se deben ajustar y conversar. La palabra sensatez, se encuentra viene de la
palabra sensus (acción de sentir,
percibir, juzgar y opinar, sentimiento, sentido común y buen juicio), de igual
forma se la relaciona con la raíz senior,
de edad madura.
De acuerdo con el eudista
Alberto Linero, cjm, en su libro “La pasión de servir. Claves para ser un buen
cristiano”, establece una serie de características de aquellos que hablan con
sensatez: dicen la verdad, con las
palabras correctas, en el lugar indicado, con los sentimientos idóneos, con las
personas apropiadas y en el momento preciso.
Decir la verdad,
anota el religioso, “(…) No se puede
vivir en la mentira ni en las verdades a medias. (…) Tenemos el derecho de manifestar a los otros lo que pensamos de sus
comportamientos. (…)” Decir la verdad, es manifestar la consistencia con
nuestros principios, la coherencia del vivir y la firmeza de las convicciones
que dan fe de la búsqueda trascendente de nuestros comportamientos en la vida
diaria.
Las palabras correctas, detalla el sacerdote católico, “(…) hay que elegir muy bien las palabras que
vamos a usar y el tomo que vamos a utilizar para decir la verdad que creemos.
(…)” Identificar la expresión más adecuada, exige un ejercicio permanente para
demostrar caridad con el otro, de comprender que podemos ser nosotros quienes
podemos estar en el otro lado de la conversación y esperamos la misma
generosidad de aquel que se dispone a revelar aquello que debemos comprender.
El lugar indicado, en esta característica el presbítero eudista indica, “(…) los lugares tienen su propia dinámica y
nosotros tenemos que sabernos comportar. (…)” No todo lugar es bueno para
iniciar una conversación, más cuando los temas pueden ser de corte reservado y
requieren una atmósfera más íntima y personal. Decidir el lugar, es una
habilidad que debes desarrollar para que tu disposición al diálogo sea seguida
por tu interlocutor.
Los sentimientos idóneos, sobre el particular el padre Linero comenta, “(…) es necesario tener los mejores sentimientos
al hablar. (…)” No podemos emprender una interacción de dos personas, sino
hay una disposición personal y sentimientos moderados, para encontrar formas de
encontrarme con el otro, para descubrirme en el otro y lo mejor, hacerme
prudente en mi ejercicio de reflexionar con mi contraparte.
Las personas apropiadas, aquí este hombre ungido por DIOS dice, “(…) es necesario saber mirar a los ojos a la persona
apropiada y expresarle lo que pensamos y decimos. (…)” Saber a quién le
decimos las cosas es un elemento fundamental para confirmar la sensatez. Se trata
de reconocer esa persona particular con la cual se debe dar la apertura y la
claridad, para no generar “comunicaciones inconclusas” o malos entendidos. La
recomendación todo el tiempo, es hable directamente con aquel que requiere
conversar y no por interpuesta persona.
Finalmente y no menos
importante, con en el momento preciso,
en esta característica en sacerdote eudista nos dice, “(…) hay que saber elegir el momento oportuno para compartir lo que pensamos
y sentimos. (…)” Lograr identificar este tiempo, requiere una buena dosis
de dominio de las pasiones, de los impulsos, para que tengamos el espacio
requerido con el ambiente adecuado, para que aquello que deseamos que fluya lo
haga con la naturalidad que se requiere.
Practicar la sensatez, exige
una dosis permanente de valor civil para encarar las situaciones menos fáciles,
olvidar los adornos literarios y barrocos que opacan el mensaje, y motivar un
ambiente de apertura de doble vía que generosamente aparte los egos humanos,
para que como resultado se tenga una experiencia que compartir, un motivo para
recordar y un compromiso para actuar.
El Editor.
Referencia
LINERO GÓMEZ, A. (2014) La pasión de servir. Claves para ser un buen
cristiano. Ed. Minuto de DIOS.
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