sábado, 19 de julio de 2014

Sensatez



Con frecuencia cuando escuchamos intervenciones o comentarios de las personas, pensamos sobre la sensatez de sus apreciaciones, la medida de sus comentarios, la elegancia para expresarlos y la claridad, sin arrogancia, de los mismos. 

No se trata solamente de ser asertivos, se trata de comunicar la verdad con tacto y diligencia, sin mancillar al otro, pero con decida firmeza que deje evidente que existen cosas que se deben ajustar y conversar. La palabra sensatez, se encuentra viene de la palabra sensus (acción de sentir, percibir, juzgar y opinar, sentimiento, sentido común y buen juicio), de igual forma se la relaciona con la raíz senior, de edad madura.

De acuerdo con el eudista Alberto Linero, cjm, en su libro “La pasión de servir. Claves para ser un buen cristiano”, establece una serie de características de aquellos que hablan con sensatez: dicen la verdad, con las palabras correctas, en el lugar indicado, con los sentimientos idóneos, con las personas apropiadas y en el momento preciso

Decir la verdad, anota el religioso, “(…) No se puede vivir en la mentira ni en las verdades a medias. (…) Tenemos el derecho de manifestar a los otros lo que pensamos de sus comportamientos. (…)” Decir la verdad, es manifestar la consistencia con nuestros principios, la coherencia del vivir y la firmeza de las convicciones que dan fe de la búsqueda trascendente de nuestros comportamientos en la vida diaria.

Las palabras correctas, detalla el sacerdote católico, “(…) hay que elegir muy bien las palabras que vamos a usar y el tomo que vamos a utilizar para decir la verdad que creemos. (…)” Identificar la expresión más adecuada, exige un ejercicio permanente para demostrar caridad con el otro, de comprender que podemos ser nosotros quienes podemos estar en el otro lado de la conversación y esperamos la misma generosidad de aquel que se dispone a revelar aquello que debemos comprender.

El lugar indicado, en esta característica el presbítero eudista indica, “(…) los lugares tienen su propia dinámica y nosotros tenemos que sabernos comportar. (…)” No todo lugar es bueno para iniciar una conversación, más cuando los temas pueden ser de corte reservado y requieren una atmósfera más íntima y personal. Decidir el lugar, es una habilidad que debes desarrollar para que tu disposición al diálogo sea seguida por tu interlocutor.

Los sentimientos idóneos, sobre el particular el padre Linero comenta, “(…) es necesario tener los mejores sentimientos al hablar. (…)” No podemos emprender una interacción de dos personas, sino hay una disposición personal y sentimientos moderados, para encontrar formas de encontrarme con el otro, para descubrirme en el otro y lo mejor, hacerme prudente en mi ejercicio de reflexionar con mi contraparte.

Las personas apropiadas, aquí este hombre ungido por DIOS dice, “(…) es necesario saber mirar a los ojos a la persona apropiada y expresarle lo que pensamos y decimos. (…)” Saber a quién le decimos las cosas es un elemento fundamental para confirmar la sensatez. Se trata de reconocer esa persona particular con la cual se debe dar la apertura y la claridad, para no generar “comunicaciones inconclusas” o malos entendidos. La recomendación todo el tiempo, es hable directamente con aquel que requiere conversar y no por interpuesta persona.

Finalmente y no menos importante, con en el momento preciso, en esta característica en sacerdote eudista nos dice, “(…) hay que saber elegir el momento oportuno para compartir lo que pensamos y sentimos. (…)” Lograr identificar este tiempo, requiere una buena dosis de dominio de las pasiones, de los impulsos, para que tengamos el espacio requerido con el ambiente adecuado, para que aquello que deseamos que fluya lo haga con la naturalidad que se requiere.

Practicar la sensatez, exige una dosis permanente de valor civil para encarar las situaciones menos fáciles, olvidar los adornos literarios y barrocos que opacan el mensaje, y motivar un ambiente de apertura de doble vía que generosamente aparte los egos humanos, para que como resultado se tenga una experiencia que compartir, un motivo para recordar y un compromiso para actuar.

El Editor.

Referencia
LINERO GÓMEZ, A. (2014) La pasión de servir. Claves para ser un buen cristiano. Ed. Minuto de DIOS.

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