La alquimia en general en la antigüedad
buscaba la transformación de metales vulgares o comunes en metales preciosos,
de altísimo valor. Aunque los antiguos fallaron, dejaron abierta la puerta a
enormes desarrollos humanos y científicos que tenemos en la actualidad. Hoy
autores modernos, hablan de muchos tipos de alquimia, una de ellas la alquimia
económica. Según Paul Pilzer, la alquimia económica consiste en “la habilidad
de tomar algo que tiene poco valor y convertirlo en algo con un valor
significativamente mayor”.
Esta teoría, nos muestra la capacidad
de los seres humanos para construir riqueza en todos los ámbitos de la vida. Es
decir, solo podemos transmutar o cambiar lo que somos hoy, si estamos dispuestos
a mejorar la vida de otros, si añadimos verdadero valor a las vidas de otras
personas. Revisando las anotaciones de Robbins, en su libro “Controle su
destino” encontramos elementos que verifican diferentes formas en las cuales es
posible expandir los horizontes, cuando logramos beneficiar a otros.
Expandir continuamente
nuestros conocimientos, afinar nuestras habilidades, para compartir más y
ayudar más, desequilibra la balanza del logro a favor de nuestros sueños, pues
los intereses que se persiguen tienen un fin superior, que canaliza la fuerza
del esfuerzo para modificar la vida de otro y revelar el potencial superior que
yace en ese ser humano. Lanzarse a desaprender y crear una nueva realidad para
el prójimo descubre la riqueza humana y espiritual que hay reservada para los
que se donan a sí mismos.
De otra parte, tenemos los
empresarios, cuyo verdadero propósito es crear productos y servicios que
aumenten la calidad de vida de todos aquellos clientes a los que sirve. Si esto
se logra, la prosperidad del negocio no se hará esperar. Cuando el emprendedor,
logra obsesionarse con esta declaración, se crea a una ola de generosidad y
riqueza que se canaliza en la distribución y comercialización del producto y/o
servicio que termina contagiando a su entorno, generando un efecto viral que
beneficia a todo cuanto toca.
La pregunta entonces, que
formula Robbins, es: ¿Cómo puedo añadir más valor en cualquier ambiente en que
me encuentre? Un interrogante que tiene respuesta en el interior de cada
persona, de cada individuo que se lanza a movilizar sus dones y talentos para
canalizar la fuerza sobrenatural de DIOS en la sociedad, en sus entornos de
trabajo, en su vida personal, en su vida familiar.
Si quiere mantener esta
alquimia económica vigente en su vida, recuerde una ecuación sencilla y
efectiva: desgástese menos emocionalmente e invierta la diferencia en la
potenciación de sus talentos, sólo así permanecerá en la frontera del bienestar
personal y económico, para que luego tenga la suficiente capacidad, para
generar valor emergente y remanente, con el cual exceda todas sus necesidades y
forme nuevos maestros “alquimistas” que superen sus logros de transmutación
alcanzados hasta el momento.
Desarrollar la habilidad de
la alquimia económica, pasa por la alquimia espiritual, esa que está animada
por la caridad y la fuerza personal, por el cambio de creencias negativas por
pensamientos positivos, por la motivación permanente de proteger sus emociones,
para continuar cambiando su entorno, declarando y decretando la presencia de
DIOS en sus vidas como fuente inagotable de gracia y bendición.
El Editor
Referencias
ROBBINS, A. (2014) Controle su destino. Despertando el gigante
que lleva dentro. Cuarta Edición. Ed. Debols!llo
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