Dice el informe del
Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad de la República de Chile
que: “(…) aquello que llamamos innovación es, antes que todo, la
emergencia histórica de nuevas prácticas que modifican o desplazan a otras ya
existentes y que se encarnan en artefactos o en maneras de relacionarnos u
organizarnos. (…)” se este planteamiento es correcto, debemos ser, como
bien anota el informe, “surfeadores de la historia”, con el fin de identificar
y combinar diferentes aspectos de la realidad para crear nuevas prácticas que
transformen nuestra realidad y anticipen el futuro que queremos.
Para lograr “surfear en
la historia” es preciso navegar e identificar las olas de las posibilidades,
como las denomina el reporte. Dichas olas definen “seis horizontes temporales que
están constantemente operando y cruzándose en nuestra realidad (…)”, los cuales
pueden ser leídos bien como el “resultado de años de estudio y trabajo” o como “el
comienzo del camino en ámbitos completamente diferentes”.
El primer horizonte es
el de “(…) los productos maduros que ya
tienen su lugar en el mercado, que generan flujos de caja y ganancias, y por
ello las preocupaciones de la mayoría de los ejecutivos y empleados de la
empresa tienden a quedar confinadas a la maximización de los retornos económicos.
(…)”, estos muestran la evolución de una práctica conocida, que si no
evoluciona y se renueva, pronto será presa de la inercia, y lo que era valioso
y estándar, será una carga pesada y problemática que genera rezago frente a la
competencia.
El segundo horizonte habla
sobre “abrir mercados para nuevas ofertas”,
es decir allí donde se “cristalizan los
avances y se desarrollan los productos y servicios que abren espacios definitivos
en mercados no existentes.” Esto es la revelación de oportunidades para
generar procesos disruptivos que transformen el statu quo vigente y movilice
nuevas opciones y actores que antes no existían y que ahora forman parte del
nuevo juego creado por los nuevos desarrollos.
El tercer horizonte nos
presenta el “desarrollo de prototipos y
soluciones especialmente diseñadas”, donde la acción del interés
empresarial, los mercados y los clientes, se hace manifiesto. Esta situación
plantea retos en el mediano y largo plazo, sobre temas emergentes propios de
las industrias que exigen inversión e investigación especializada, que permita
explorar nuevas posibilidades que generen un panorama promisorio respecto de
los resultados que se prevean en esta exploración.
El cuarto horizonte nos
dice sobre “la búsqueda de aplicaciones más
concretas para aquellos principios descubiertos en la investigación”, es decir
con los desarrollos actuales y teorías fundadas, buscar aplicaciones prácticas
de los mismos que nos permitan experimentar y proponer alternativas diferentes
sobre problemas conocidos o desconocidos. El reto en este horizonte es explorar
constantemente sobre el uso real y específico de los ya desarrollado y que
aparentemente no es clara su aplicación concreta.
El quinto horizonte
habla de la “ciencia básica” que no
es otra cosa que los centros de investigación consolidados, donde se requiere
una inyección permanente de recursos y continuidad en los mismos, con el fin de
construir los instrumentos requeridos para transformar el estado actual de la
ciencia. Este horizonte, nos permite mantener la llama de la investigación y
formulación permanente como faro encendido que cuestiona lo que conocemos y nos
permite mirar más allá de lo que escapa a nuestra vista.
El sexto horizonte que
se denomina “fulgor”, que es aquel “donde
está ocurriendo el futuro y donde se empiezan a acumular el conocimiento y las
prácticas que darán paso después a nuevas tecnologías”. Esta realidad, es
la que demanda una especial habilidad de convergencia y conexión de diversos
saberes y conocimientos sintonizados alrededor de una experiencia, que lo que
hace es transformar aquello que conocemos y define una nueva forma de hacer las
cosas.
Bien anota el estudio
que usando de manera integral los seis horizontes y combinándolos al mismo
tiempo, es posible identificar aquellas nuevas prácticas que definen una forma
novedosa de hacer las cosas, no por esfuerzos aislados y sectoriales, sino por
distinciones cruzadas y surgidas de diferentes dominios que revelen ese
horizonte de “fulgor”, que nos capacita para hacer efectivo el reto que tenemos
como seres humanos: ser luz en medio de la oscuridad y fuego transformador que
nos libera de la mediocridad.
El Editor.
Referencia
CONSEJO NACIONAL DE
INNOVACIÓN PARA LA COMPETITIVIDAD (2013) Orientaciones estratégicas. Surfeando
hacia el futuro. Chile en el horizonte 2025. Disponible en: http://www.cnic.cl/images/comunicacionescnic/Orientaciones_Estrategicas/orientaciones_estrategicas.pdf
(Consultado: 13-04-2014)
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