Revisando algunos apartes del
libro de Irene Martínez, “Marca Profesional” se habla sobre “atraer la buena
suerte”, algo que aparentemente parece mágico, misterioso y místico, pero que
en la práctica, de acuerdo con la autora, es mucho más que esto y exige mucho
de nosotros mismos.
La consultora expresa cuatro
reglas generales para “atraer la buena suerte”, los cuales nutren nuestro
intelecto y motivan nuestra reflexión, toda vez que la suerte en últimas supone
mantener nuestro sentido del olfato atento a las oportunidades del entorno y a
crear las condiciones para que las cosas pasen.
1. La buena suerte depende de uno mismo. Revisa y potencia tus
talentos, tus habilidades y capacidades distintivas, ellas son el regalo
maravilloso del Creador extendidas en el crisol de tu vocación, para continuar
su obra en la tierra. Alcanzar maestría en ellas, es rasgar el velo de los
imposibles y revelar el escenario de los posibles, es ver seres ordinarios
transformarse en individuos extraordinarios.
2. La buena suerte llega cuando creas las circunstancias y te animas a
salir de la zona de confort. No somos víctimas de la realidad, ni títeres
del destino. Somos escultores del presente, historiadores y estudiantes
legítimos del pasado y herederos del futuro. En este sentido, el azar no
ninguna preocupación, es la variable dinámica que nos exige mantenernos alerta
y despiertos, aún cuando el panorama no se vea claro.
3. La buena suerte anida en la red de relaciones y contactos. Habla
con ellos, busca su consejo, aprende de sus experiencias, crea nuevas posibilidades
y sobremanera, ampliarás tu espectro de oportunidades, creando una espiral de
crecimiento ascendente donde podrás explorar patrones nunca antes vistos.
4. La buena suerte llega cuando perseveras. No abandones tus causas,
confía en tus capacidades, sintonízate con la Eternidad, para que abras
espacios en la abundancia del corazón y tus palabras declaren la bendición que esperas.
El que persevera asume los retos como provisión y nutriente del carácter, como
preparación para alcanzar lo que se propone.
Agregaría un quinto elemento
de la buena suerte llega cuando entiendes que, como afirma Dan Coyle, “el esfuerzo no es una opción, es una
exigencia biológica”, una declaración que nos invita a movilizarnos y dejar
las orillas de lo conocido, navegar hacia lo inexplorado, para así, darle mayor
plasticidad a nuestro cerebro, para que brille aquello que sabes que te hace
fluir.
La buena suerte nos acompaña
y permanece con nosotros siempre y cuando resistamos la tentación de la inercia
personal, el conformismo profesional y la sequedad espiritual. Busca siempre
fluir allí donde el ego desaparece, el tiempo vuela y tus sentidos se expanden,
una condición que es el signo distintivo de aquellos que encuentran la armonía
de su mundo interior y viajan por el mundo exterior, como extranjeros en
tierras conocidas.
El Editor
Referencia
MARTINEZ, I. (2014) Marca profesional. Cómo ser sobresaliente,
relevante y diferente. Alienta Editorial.
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