sábado, 1 de febrero de 2014

Atraer la buena suerte



Revisando algunos apartes del libro de Irene Martínez, “Marca Profesional” se habla sobre “atraer la buena suerte”, algo que aparentemente parece mágico, misterioso y místico, pero que en la práctica, de acuerdo con la autora, es mucho más que esto y exige mucho de nosotros mismos.
 
La consultora expresa cuatro reglas generales para “atraer la buena suerte”, los cuales nutren nuestro intelecto y motivan nuestra reflexión, toda vez que la suerte en últimas supone mantener nuestro sentido del olfato atento a las oportunidades del entorno y a crear las condiciones para que las cosas pasen.

1. La buena suerte depende de uno mismo. Revisa y potencia tus talentos, tus habilidades y capacidades distintivas, ellas son el regalo maravilloso del Creador extendidas en el crisol de tu vocación, para continuar su obra en la tierra. Alcanzar maestría en ellas, es rasgar el velo de los imposibles y revelar el escenario de los posibles, es ver seres ordinarios transformarse en individuos extraordinarios.

2. La buena suerte llega cuando creas las circunstancias y te animas a salir de la zona de confort. No somos víctimas de la realidad, ni títeres del destino. Somos escultores del presente, historiadores y estudiantes legítimos del pasado y herederos del futuro. En este sentido, el azar no ninguna preocupación, es la variable dinámica que nos exige mantenernos alerta y despiertos, aún cuando el panorama no se vea claro.

3. La buena suerte anida en la red de relaciones y contactos. Habla con ellos, busca su consejo, aprende de sus experiencias, crea nuevas posibilidades y sobremanera, ampliarás tu espectro de oportunidades, creando una espiral de crecimiento ascendente donde podrás explorar patrones nunca antes vistos.

4. La buena suerte llega cuando perseveras. No abandones tus causas, confía en tus capacidades, sintonízate con la Eternidad, para que abras espacios en la abundancia del corazón y tus palabras declaren la bendición que esperas. El que persevera asume los retos como provisión y nutriente del carácter, como preparación para alcanzar lo que se propone. 

Agregaría un quinto elemento de la buena suerte llega cuando entiendes que, como afirma Dan Coyle, “el esfuerzo no es una opción, es una exigencia biológica”, una declaración que nos invita a movilizarnos y dejar las orillas de lo conocido, navegar hacia lo inexplorado, para así, darle mayor plasticidad a nuestro cerebro, para que brille aquello que sabes que te hace fluir.

La buena suerte nos acompaña y permanece con nosotros siempre y cuando resistamos la tentación de la inercia personal, el conformismo profesional y la sequedad espiritual. Busca siempre fluir allí donde el ego desaparece, el tiempo vuela y tus sentidos se expanden, una condición que es el signo distintivo de aquellos que encuentran la armonía de su mundo interior y viajan por el mundo exterior, como extranjeros en tierras conocidas.

El Editor

Referencia
MARTINEZ, I. (2014) Marca profesional. Cómo ser sobresaliente, relevante y diferente. Alienta Editorial.

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