El poder de la fuerza interior es una energía que vive y anida en el corazón del hombre.
Es un fuego interno que está cual volcán dormido, esperando el momento justo
para mostrar su poder. Ese misterio de la conexión interna, nos refleja las
bondades y talentos que tenemos para conectarnos con los otros, para lanzarnos
a descubrir el mundo, para conquistar nuestros propios temores.
Vivir fuera
de la zona cómoda, es la esencia de la presencia del fuego interior, de una
actitud abierta hacia la vida, donde el aprendizaje y desaprendizaje son la
fuente donde reside la motivación para renunciar a los logros inmediatos y
aspirar a los premios trascendentes. Encontrarnos con nosotros mismos, es el
camino de esperanza que construimos cada día, la ruta que nos permite encontrar
el propósito de servicio y logro donde los otros son la parte clave de la
estrategia.
El poder
interior escucha las voces retadoras de tu vocación, hereda las memorias del
futuro de tu visión y explora las nuevas fronteras de tu pasión, allí donde lo
desconocido e inesperado, son la constante, para revelar aquello que transformará
tu entorno, tu práctica y quebrará el statu quo vigente a la fecha. No temas
enfrentar tu voz interior, pues allí está el plan maestro que refina tu madurez
y tú fe.
Revelar tu
poder interior, es aceptar a los demás sin prejuicios, es conquistar la
inteligencia emocional para alcanzar la sabiduría personal, es liberar nuestras
fronteras egoístas para alcanzar gracia y bendición delante de la Creación. Por
tanto, cultiva y conecta tu vida interior con la luz de la verdad, esa
invitación permanente de tu DIOS (cualquiera que sea tu imagen de él) para
encontrarse personalmente en el tribunal de las virtudes en lo profundo de tu
alma.
La vida
interior, cultivada por tantos santos, es la puerta estrecha para conectarnos
con el infinito, el secreto a voces de los místicos para domesticar la mente y
alinear el espíritu. No dejes de buscar esa conversación interior, esa
autopista de reconocimiento propio, de abandono personal, es puente natural
tendido entre la eternidad y tu humanidad para que la sonrisa del Universo se
desborde en toda clase de dones sobre tu vida.
Aprende a
conversar contigo mismo, esa gran virtud que hoy no se potencia, ni se motiva,
pues muchas veces no es conveniente para muchos, que tú descubras los
potenciales y grandes dones que tienes para transformar el mundo. Busca
insistentemente ese diálogo contigo, con el elogio de la libertad, de la
energía que reside en todo tu ser, para confrontar las diferencias de criterio
que el mundo te propone, no para enfrentarlo, sino para superarlo y experimentar
el regalo de ser único e irrepetible.
El tiempo
avanza inexorablemente para los que viven centrados en el mundo, pero es
flexible para los que viven en conexión con su espíritu. El ritmo, la cadencia,
las pausas, los momentos son escenarios para el advenimiento de una nueva
realidad, para escuchar la buena noticia, esa que está resonando desde antiguo,
donde la historia no termina y que solo está disponible para aquellos que han
dejado el “cómo y el cuándo” en manos del dueño de la vida.
El Editor.
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