El académico de la
Universidad Autónoma de Barcelona, Joaquín Gairín Sallán, en su artículo “Cambio
de cultura y organizaciones que aprenden” comenta: “(…) Más que decidir lo que
vamos a hacer en el futuro, parece necesario tomar ahora las medidas que nos
pongan en condiciones de poder decidir adecuadamente cuando en el futuro sea
necesario. (…)”. Una frase que nos pone en perspectiva sobre lo que debemos
hacer para enfrentar lo inesperado del mañana.
Para poder anticiparnos al
futuro, es decir, poder construir desde hoy lo que queremos sea nuestra vida
mañana, el académico nos ilustra que debemos tomar aquellas medidas
fundamentales y establecer las condiciones necesarias y suficientes para que
podamos decidir adecuadamente cuando el momento llegue. Esto es, mantener una
visión concreta de nuestro mañana, para motivarnos a crearlo y perseguirlo desde
hoy para que se haga realidad.
Pensar en el mañana, debe ser
un ejercicio del presente y de realidades concretas. Entrar en un superávit de
futuro, puede llegar a ser contraproducente y dispersar la atención de los
interesados. Más bien, se quiere explorar y conocer nuestras habilidades
actuales y capacidades reconocidas, para crear el contexto y la fundamentación
requeridas, que permitan cambiar y transformar las estructuras conocidas, para crear nuevas cuando sea necesario.
El futuro es un juego de
expectativas humanas y asimetrías de los mercados, lo que para un analista es
un posible escenario, para el otro es algo diferente o totalmente divergente.
Estamos atrapados en nuestra propia historia y manera del ver mundo, por lo que
el ejercicio de anticipar o pronosticar basado en tendencias documentadas, es
una respuesta a nuestro deseo de certidumbre, a nuestra necesidad de certeza y
no una apuesta abierta para rasgar el velo de los nuevos retos emergentes.
En este sentido, nuestra
apuesta no puede estar atada a lo que vemos hoy, a lo que percibimos y creemos
actualmente, sino a preparar nuestra mente, nuestro entorno para desarrollar
una plataforma que nos permite repensar el presente y cruzar los dominios del
futuro, una realidad latente en cada uno de los individuos y que es impulsada
por sus sueños y anhelos.
No preparar el escenario
actual para crear el mañana, es atentar contra el plan celestial que se ejecuta
día a día en nuestras vidas. Es retrasar la obra generosa y valiosa que nuestro
buen DIOS tiene para cada ser humano, es detener las bendiciones y logros que
debemos alcanzar, y los temores que debemos conquistar para cruzar la línea que
divide el mundo conocido de aquellos que ven que las cosas pasan y el mundo inexplorado
de aquellos hacen que las cosas pasen.
El Editor.
Referencia
GAIRÍN SALLÁN, J. (2000)
Cambio de cultura y organizaciones que aprenden. Revista Educar. No. 27. Pp 31-85. Disponible en: http://educar.uab.cat/article/view/245/222
(Consultado: 14-12-2013)
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