La evolución acelerada del
mundo, nos indica que cada vez más el cambio se inserta en nuestras vidas, como
algo natural y cotidiano, diferente a lo que ocurría diez años atrás. Las
plataformas informáticas, las demandas de servicios de información y los nuevos
productos expuestos sobre la densidad digital, esa que está articulada en el
flujo de información permanente entre las personas, nos advierten que cualquier
momento es bueno para generar una nueva disrupción en el contexto social y
tecnológico que vivimos.
Esto nos implica tener una
mente que observe el mundo y sus movilidades actuales de manera asertiva y
exploradora, para reconocer allí, una nueva forma de crear el futuro, una nueva
forma para hacer que la densidad digital cambie y la sensación de la realidad
sea renovada. Ver con los ojos de la holística y crear con la agilidad de la
mente, dos condiciones básicas para motivar nuevos comportamientos que liberen
las “almas” de los procesos corporativos y quiebren los silos donde siempre han
habitado.
Alterar la realidad
circundante con propuestas novedosas, no necesariamente depende de la
tecnología o herramientas especiales, es cambiar la mentalidad de lo análogo,
para migrarse al mundo digital, donde nuestro comportamiento modela parte del
mismo entorno y somos capaces de influir en él. Movilizar nuestro talento en el
contexto digital, significa ver en la nube de información disponible, como
encontrar sentido a nuestras pasiones y quebrar los límites de nuestras
respuestas.
La mentalidad digital se
define a sí misma como una motivadora de oportunidades, donde nada es
inherentemente brillante o inexperto, donde las posibilidades se imponen sobre
las probabilidades, donde la ingeniería, el producto y el mercadeo superan su
vista de islas, para crear una experiencia diferente en el usuario final, en la
mente del cliente, donde yacen las ideas disruptivas que superan el tradicional
“no se puede”, por el “vamos a intentarlo”.
Cuando logras encontrar tu
propia mentalidad digital, pasas de un estado estático y anquilosado, a uno
dinámico y demandante de tu capacidad, para ver “lo que no se ve” y “oír
aquello que no se oye”. Es una etapa, donde te liberas de lo que
tradicionalmente te ofrecen, para pensar en el margen de las hojas y desatar el
deseo interior de transformación que tenemos y al que constantemente somos
llamados.
Recuerda que cuando
encuentres esa movilidad interior, esa nueva vida digital, que busca intentar y
alcanzar, habrá condiciones exteriores que tratarán volcarte a tu realidad
análoga, que no cambia y que permanece. Por tanto, deberás perseverar en la
nueva condición que has alcanzado, cuestionando cada vez el statu quo y
explotar la plataforma digital que has elegido seguir, que has optado crear,
para nunca más ser parte de una foto histórica y gastada, sino de un permanente
presente que cambia y evoluciona contigo.
Ser un disruptor digital, es
ir más allá de las tecnologías y dispositivos modernos y comprometer la vida
con una renovación permanente, que nos libere de la “comodidad” de lo que
sabemos y entendemos, que nos quiebre el modelo conceptual que tenemos y
podamos crear nuevas condiciones del entorno para que otros puedan encontrar su
ruta hacia su propio destino, ese que todos tenemos y debemos cumplir para
hacer pleno nuestro llamado a la libertad.
El Editor
Referencias
MCQUIVEY, J. (2013) Digital
disruption. Unleashing the next wave of innovation. Forrester Reserach. Amazon Publishing.
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