El reto de ser uno mismo en una sociedad que quiere que
seamos como otros, es una realidad que el hombre moderno debe asumir como desafío
en esta nueva década del siglo XXI. Ser uno mismo, significa establecer
nuestros propios referentes de vida, nuestros valores y nuestras creencias, que
nos permiten vivir con intensidad y serenidad la búsqueda de nuestros
objetivos, de nuestros sueños, los cuales sin mancillar las expectativas
válidas de los demás, nos permitan descubrir nuestros potenciales y nuestras
capacidades.
Ser uno mismo, implica cuestionar el statuo quo, es decir, lo
que se conoce y cree de la realidad, para movilizar la energías y descubrir una
nueva forma de hacer las cosas, contar con unos nuevos lentes para ver el mundo
y mostrar una forma novedosa de observar el entramado humano y sus propiedades
emergentes latentes. Cuestionar el statuo quo, es tomar riesgos inteligentes,
aceptar la sensibilidad de la falla y hablarle a las mentes del mundo de las
transformaciones que están por venir.
Ser uno mismo, implica tener confianza sin arrogancia, es
decir, adelantar la decisiones que correspondan basados en hechos y datos, que
permitan movilizar esfuerzos para generar confianza y colaboración.
Tener confianza en sí mismo y sus ideales es un factor clave y determinante
para imprimir el sello a tu vida, es la fuerza que te impulsa aun cuando el
camino no se vea claro. Confiar en ti mismo, viene dado de la confianza en tu
ser trascendente, ese que te motiva y te lleva por caminos inesperados para que
seas uno con él.
Ser uno mismo, implicar ir más allá de uno mismo, es decir
buscar bienes superiores, metas trascendentes que no se hallan en nuestro
plano natural, sino que exige una vocación de trascendencia, que nos lleva a
vivir intensamente el presente para explorar espiritual y corporalmente el
futuro; esa morada desconocida pero esperada donde los intereses superiores
guían nuestras propias y limitadas visiones personales. Ir más allá de uno
mismo es salir de sí, para encontrarse con el yo trascendente del otro.
Ser uno mismo, implica ser siempre estudiantes, es decir,
mantenerse abierto a descubrir y dejarse sorprender por la realidad, a mantener
la curiosidad del primer día para perseguir a diario un constante crecimiento
intelectual y personal. Ser siempre estudiantes, es olvidarnos de nuestros
títulos ejecutivos y reconocer que siempre existe la oportunidad de aprender, esa
que nos da el boleto para mantenernos vivos y jóvenes a pesar del paso del
tiempo.
Ser uno mismo, implica tener un liderazgo heroico, un
compromiso indeclinable para actuar en consecuencia, fieles a nuestros
principios y valores, a no negociar aquello que nos define y buscar alcanzar
metas y retos superiores, esos que exigen nuestro mejor esfuerzo y
nuestra mejor estrategia para lograr el ciento por uno. Un liderazgo heroico,
exige poner a producir nuestros talentos para conspirar con el universo en la
construcción de aquello que hemos querido.
Negarse la posibilidad de ser uno mismo, es darle la espalda
al plan de DIOS y traicionar su confianza, pues ha puesto en ti todo lo
necesario para que desde tu originalidad y virtud, seas parte del mundo que ha
creado para ti.
El Editor
Referencias
Berkeley-Haas School
of Business. Defining Principles.
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