Completar un periodo, iniciar
uno nuevo es una experiencia que cada uno de nosotros vive, que cada uno de
nosotros distingue. Bien sea contado en horas, días, años, siglos o cualquier
otra métrica lo importante, es que son inicios y fines que en cada momento los
seres humanos asumimos y registramos.
Cada ciclo nos permite
aprender y reconocer los avances que hemos tenido, las fortalezas que hemos
potencializado, los logros que hemos alcanzado, los retos que hemos superado,
tantas cosas que debemos considerar como elementos base de nuestro propio
desarrollo, experiencias propias que nos dicen que no somos iguales, que algo
ha cambiado dentro y fuera de nosotros.
Iniciar un nuevo año es la
oportunidad para creer que podemos seguir alcanzando nuevas cumbres, que
nuestro viaje hacia nuestro interior continua y que nuevas aventuras tendremos
para reconocer aquellos dones que aún tenemos adormilados, una búsqueda
renovada de nuestra capacidad de soñar y transformar nuestro entorno, que
encuentra en este nuevo ciclo una oportunidad para liberar nuestro talento
interior que busca pasar de buenas intenciones a actos concretos.
Un nuevo tránsito de la
tierra alrededor del sol, es escribir en cada momento los retos y metas que nos
movilizan, es encontrar nuevas razones para superarnos a nosotros mismos, es
mantener la llama de la vocación encendida, es encontrarnos con nuestros sueños
y transfigurarnos con ellos, una declaración abierta para vivas la fuerza del
universo conspirando contigo, en últimas, una agenda nueva que está dispuesta
para que escribas en ella, todo aquello que enaltece, brilla y renueva: una
historia de un hombre que se dona todo de sí.
365 días de esfuerzo, de
cumplir promesas, de escuchar atentamente, de ser compasivos y de ser fieles a
la verdad, son las premisas que anteceden a una voluntad indeclinable, a un
espíritu disciplinado, a una vida centrada en lo más importante, en aquello que
se esconde a los ojos del mundo, pero no a los ojos del corazón. Esto es, hacer
la diferencia en lo que hacemos, transformar nuestra visión del mundo, nuestra
forma de encontrarnos con el otro, el reto de ser protagonistas de nuestra
propia historia.
Cada día de este nuevo ciclo
debe ser un momento para sobrepasar nuestras habilidades de entender cómo
funcionan las cosas, para hacer mágicos nuestros pensamientos y relaciones,
para vivir la irracionalidad de los imposibles que produce resultados
impensables, para escribir en las márgenes y descubrir en las letras ilegibles puntos
de quiebre que cuestionen el statu quo, en fin, que cada una de las 8760 horas
sean de luz, iluminación y transmutación de hombres ordinarios en seres
extraordinarios.
Bienvenidos estos nuevos
momentos, estas nuevas horas, para dar rienda suelta a la iniciativa, la
imaginación y la pasión para crear la nueva página de nuestra vida, donde cada
día la inspiración que motiva, la fogosidad que consume y el empuje que congrega
nos libere de la zona de confort y recobremos la confianza para reinventarnos
en lo esencial y así, arriesgarnos a predecir el futuro, es decir, a crearlo.
El Editor.
Como comenta el autor, es un momento apropiado para ver con los ojos del corazón. Comparto la siguiente cita bíblica que nos invita a reflexionar en estas 8760 horas:
ResponderEliminarEclesiastés 12:9 - 14 (RVR1960)
9 Y cuanto más sabio fue el Predicador, tanto más enseñó sabiduría al pueblo; e hizo escuchar, e hizo escudriñar, y compuso muchos proverbios.
10 Procuró el Predicador hallar palabras agradables, y escribir rectamente palabras de verdad.
11 Las palabras de los sabios son como aguijones; y como clavos hincados son las de los maestros de las congregaciones, dadas por un Pastor.
12 Ahora, hijo mío, a más de esto, sé amonestado. No hay fin de hacer muchos libros; y el mucho estudio es fatiga de la carne.
13 El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre.
14 Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala.