domingo, 10 de mayo de 2020

"Nuevo normal"

Se habla por estos días de la palabra “normal”, del “nuevo normal”, de “qué cosas van a cambiar cuando acabe el confinamiento”, situaciones y contextos que dialogan sobre una necesidad de las personas por “conocer y ver qué va a ser distinto” frente a lo que se venía haciendo. Una necesidad de novedad natural, que la esencia del ser humano busca y motiva para ver cambios y transformaciones.

Pero, ¿realmente sabemos qué era lo “normal”? ¿O vivíamos en “automático”? ¿Estábamos, como dicen los informáticos, en un ciclo infinito donde las cosas sencillamente pasaban sin cuestionarnos, ni “darnos cuenta” de los eventos a nuestro alrededor? Cuando de repente lo que reconocíamos como realidad, como lo cotidiano y “normal” se interrumpe abruptamente, se genera un “quiebre” conceptual donde todo parece tener un sentido distinto y lo que conocíamos como cierto, comienza a ser interrogado.

Suspender el ejercicio de la realidad implica reconocer que estábamos tranquilos y cómodos con lo que habíamos aprendido y que el mundo no tendría mayores cambios y la vida seguiría relativamente tranquila y sin sobresaltos. Una emergencia sanitaria cambió la forma de vivir, se nos aparece como una gran “piedra en el camino” que no podemos ignorar y nos obliga a tomar distancia de todo cuanto hemos aprendido y conocido hasta el momento. El incierto aparece y crea zonas de confusión y contradicción, que nos saca de la zona cómoda de las respuestas y nos lleva las tensiones propias de las preguntas, muchas de ellas sin respuesta.

Ahora debemos re-iniciar nuestro sistema de conocimientos y creencias frente a un escenario hasta ahora desconocido donde todo lo que teníamos como certezas, se transforma de manera inesperada para motivarnos a descubrir nuevas formas de hacer las cosas. Lo que antes “no se podía hacer” pues había que hacerlo presencial, hoy es viable y real hacerlo virtual. Nos hemos dado cuenta que teníamos muchas “excusas” y “miedos” que nos detenían para cambiar aquello que era una oportunidad inédita para hacer las cosas distintas.

Estamos en un momento donde se habilitan las posibilidades, más que las probabilidades. Es una cuestión de supervivencia y mantenerse en movimiento, de probar y experimentar para ver qué ocurre, de explorar y pronosticar escenarios para descubrir y caminar en el futuro donde los sueños se hacen realidad. Cambiar la manera de hacer las cosas, es tomar este momento como un laboratorio pedagógico y personal para renovar nuestros cuerpos de conocimiento y certezas científicas, un espacio de aprendizaje donde el error hace parte inherente de este proceso.

Cuando se “rompe el normal”, se quiebran los lentes con los cuales vemos el mundo. Esta emergencia más que respuestas nos ofrece nuevas preguntas. Preguntas que nos interrogan por aquello que no se ve y nos invitan a planear y ejecutar ese viaje pendiente que tenemos hace nuestro interior, con el fin de cultivar el hábito de entender primero y hacer juicios después. Preguntas que deben habilitar la curiosidad como fundamento de la "nueva realidad” para hacernos más atractivos, interesantes y empáticos con la inestabilidad y el incierto, y así habilitar el aprendizaje como el “nuevo normal” para hacernos personas más sanas, menos ansiosas y abiertas a las oportunidades, a pesar de no conocer todos los detalles.

El Editor.

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