domingo, 4 de noviembre de 2018

Redefinir, reinventar y anticipar


Si hay tres palabras que actualmente se usan en el contexto empresarial (y posiblemente en el desarrollo personal) son redefinir, reinventar y anticipar. Estas tres palabras establecen el marco general de actuación de las organizaciones que quieren identificar posiciones estratégicas en sus segmentos de mercado, o incluso, en otros que no son referentes para sus actividades actuales.

Redefinir, siguiendo a Burrus (2017, 66-67) es “ver las cosas con otra luz o contexto distinto”, es abrir la mente y cambiar los lentes con los que se ve la realidad, para comprender aquello que se conoce, de forma diferente, con otra perspectiva, que permite revelar aspectos inéditos de lo que se ve. Redefinir, es una ejercicio para establecer nuevos rumbos y horizontes, los cuales se abren cuando es posible distinguir y entender la realidad superando las cegueras cognitivas que los marcos de comprensión actuales imponen.

De otra parte, reinventar, Burrus (idem) la entiende como volver a fundar la realidad, transformarla desde nuevos paradigmas vigentes, lo que permite encontrar formas diferentes de hacer las cosas y continuar aprendiendo, en medio de la incertidumbre y la inestabilidad que implica hacer algo nuevo y tratar de consolidarlo. Reinventar, equivale a cambiar la lectura de la realidad, a enfrentar al status quo, con el fin de encontrar espacios de creatividad e innovación que entran en conflicto con las propias reflexiones prácticas y académicas.

Anticipar, es poner los reflectores sobre la realidad y establecer las tendencias emergentes. Esto es, encontrar las limitaciones actuales, para establecer las capacidades que se requieren para comprender y materializar mejor los diferentes escenarios del futuro. Es una capacidad que implica entender los eventos no conectados e inestabilidades del entorno, para darle forma en nuevos retos, con el fin de animar la imaginación, la mente intuitiva y las reflexiones científicas para darle vida a un escenario antes que ocurra.

Estas tres palabras tienen en su fundamento la exigencia de fallar y aprender rápido. Una experiencia de aprendizaje que le permite a la mente humana encontrar nuevas forma de conocer y explicar el mundo en donde vive. Fallar rápido es liberar la mente y el corazón de la frustración como sentimiento adverso, y transformarlo como poderoso motivador, que te permite avanzar y estar más cerca de aquello que se quiere alcanzar. Esto supone, encontrarse con el aprendizaje, ese momento donde lo que se sabía conocido, es sorprendido por aquello que se descubre.

Cada ser humano tiene la capacidad de redefinir, reinventar y anticipar, pues tiene en la esencia de su ser el espíritu del conquistador, del corazón inquieto, de la pregunta sin respuesta, que mantiene la fuerza de la transformación siempre activa, siempre nueva, siempre encendida. Esto se traduce, en una fuerza espiritual que restaura la luz del mundo y la sal de la tierra, un mandato divino para explorar las fronteras de lo conocido, degustar los sabores del aprendizaje y lanzarse a transformar la realidad desde una lectura personal que incomoda y confronta las verdades fundadas por otros.

El Editor.

Referencia
Burrus, D. (2017) The Anticipatory Organization. Turn disruption and change into opportunity and advantage. Austin, Texas. USA: Greenleaf Book Group Press.

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