Si hay tres palabras
que actualmente se usan en el contexto empresarial (y posiblemente en el
desarrollo personal) son redefinir, reinventar y anticipar. Estas tres palabras
establecen el marco general de actuación de las organizaciones que quieren
identificar posiciones estratégicas en sus segmentos de mercado, o incluso, en
otros que no son referentes para sus actividades actuales.
Redefinir, siguiendo
a Burrus (2017, 66-67) es “ver las cosas con otra luz o contexto distinto”, es
abrir la mente y cambiar los lentes con los que se ve la realidad, para
comprender aquello que se conoce, de forma diferente, con otra perspectiva, que
permite revelar aspectos inéditos de lo que se ve. Redefinir, es una ejercicio para
establecer nuevos rumbos y horizontes, los cuales se abren cuando es posible distinguir
y entender la realidad superando las cegueras cognitivas que los marcos de
comprensión actuales imponen.
De otra parte,
reinventar, Burrus (idem) la entiende como volver a fundar la realidad,
transformarla desde nuevos paradigmas vigentes, lo que permite encontrar formas
diferentes de hacer las cosas y continuar aprendiendo, en medio de la
incertidumbre y la inestabilidad que implica hacer algo nuevo y tratar de
consolidarlo. Reinventar, equivale a cambiar la lectura de la realidad, a
enfrentar al status quo, con el fin de encontrar espacios de creatividad e
innovación que entran en conflicto con las propias reflexiones prácticas y
académicas.
Anticipar, es poner
los reflectores sobre la realidad y establecer las tendencias emergentes. Esto
es, encontrar las limitaciones actuales, para establecer las capacidades que se
requieren para comprender y materializar mejor los diferentes escenarios del
futuro. Es una capacidad que implica entender los eventos no conectados e
inestabilidades del entorno, para darle forma en nuevos retos, con el fin de animar
la imaginación, la mente intuitiva y las reflexiones científicas para darle
vida a un escenario antes que ocurra.
Estas tres palabras
tienen en su fundamento la exigencia de fallar y aprender rápido. Una experiencia
de aprendizaje que le permite a la mente humana encontrar nuevas forma de
conocer y explicar el mundo en donde vive. Fallar rápido es liberar la mente y
el corazón de la frustración como sentimiento adverso, y transformarlo como
poderoso motivador, que te permite avanzar y estar más cerca de aquello que se
quiere alcanzar. Esto supone, encontrarse con el aprendizaje, ese momento donde
lo que se sabía conocido, es sorprendido por aquello que se descubre.
Cada ser humano
tiene la capacidad de redefinir, reinventar y anticipar, pues tiene en la esencia
de su ser el espíritu del conquistador, del corazón inquieto, de la pregunta sin
respuesta, que mantiene la fuerza de la transformación siempre activa, siempre nueva,
siempre encendida. Esto se traduce, en una fuerza espiritual que restaura la
luz del mundo y la sal de la tierra, un mandato divino para explorar las fronteras
de lo conocido, degustar los sabores del aprendizaje y lanzarse a transformar la
realidad desde una lectura personal que incomoda y confronta las verdades fundadas
por otros.
El Editor.
Referencia
Burrus, D. (2017) The Anticipatory Organization. Turn disruption and change into opportunity
and advantage. Austin, Texas. USA:
Greenleaf Book Group Press.
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