Pensar lo impensable,
es recrear la mente en el escenario de las posibilidades, para “ver” aquello que
se encuentra restringido por los paradigmas vigentes que se tienen. Cuando DIOS pensó el hombre, rompió todos
los esquemas para darle vida a una creatura, que siendo imagen y semejanza suya
pudiera ser la extensión de su obra en la tierra.
El hombre tiene la
capacidad en sí mismo de pensar y pensarse, desde realidades insospechadas, como
una forma de encontrar espacios de reflexión que lo mantengan alerta y atento a
los cambios y retos que el entorno le provee para llevarlo al siguiente nivel
de evolución. Pensar lo impensable, es dar
un paso en el incierto, para explorar y experimentar aquello que aún no ocurre
y que es posible anticipar. Negarse a hacerlo, es vivir una vida correctiva,
poco recomendable y saludable para el hombre moderno.
DIOS en su infinita
bondad, siempre abierto y generoso con su creatura, le proporciona medios y
contextos para que abra su mente y corazón, con el fin de encontrarse con
sorpresas que lo lleven a pensar nuevamente sobre el presente y darle la
oportunidad de crear el futuro. Pensar lo
impensable, desde la omnipotencia del Creador, es arriesgarse a ver el mundo
desde el corazón humano y romper las barreras mentales, que atan al hombre con
su conexión terrena, para recuperar su habilidad y conectividad con la fuente
divina: la oración.
Esperar hoy que un
sistema humano, altamente interconectado, funcione como se espera, es caer en
la ingenuidad que este es predecible y analizable, siempre que las relaciones o
conexiones no cambien. Liderar desde lo incierto e inestable, es una apuesta por
encontrar en la volatilidad del entorno, el camino para decidir sobre la ruta a
tomar y tratar de tomar una posición anticipada sobre aspectos inéditos de una
realidad antes de que ocurra. Pensar lo
impensable, en la dinámica de los humanos, es caminar en el futuro desde las
imprecisiones y fallas del presente con el fin aprender rápidamente de las
tendencias que son débiles, contradictorias y raras en un marco vigente de
comprensión.
DIOS cuando crea al
hombre, cree firmemente en las capacidades que este nuevo ser va a fundar y
desarrollar. Conoce su entereza, su decisión y resiliencia para enfrentar aquellos
momentos contradicción, así como su necesidad de acompañamiento y consejo, que le
permita hacer un trabajo, que de justa recompensa y glorificación a su Padre. Pensar lo impensable, es concentrarse en cómo
poner al servicio los dones y habilidades humanas, para ayudar a otros a
encontrar los caminos de DIOS.
Pensar lo impensable,
es el nuevo imperativo de los líderes humanos y la declaración abierta de un
DIOS de posibilidades y no de probabilidades. Es decretar en la acción individual,
el sello de la excelencia, que no tiene miedo de la crítica y sus
contradictores por proponer aquello que no existe. Sus temores no tienen que ver con los “atemorizantes” conceptos y
apreciaciones los hombres, sino con la exigencia de su DIOS para dar lo mejor
de sí en todas sus actividades y así participar de la comunión permanente de la
gracia que todo lo puede.
Nunca piense que el
mundo es un lugar acabado, donde no hay opción para renacer, pues son muchas las
razones que el Divino Creador ha escondido en lo cotidiano, como ruta de seguimiento
y construcción interior, para aquellos que no tienen reparos en lanzarse a
rasgar el velo de la realidad y encontrar las pistas divinas que lo conduzcan a
convertirse en el sueño pensado de DIOS:
un
hombre que no se conforma con lo que ha alcanzado y se resiste a la inercia de
los que nunca lo han intentado.
El Editor
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