La incertidumbre es
una característica propia del entorno, y una realidad concreta en cada una de
las personas. Quieran o no, la incertidumbre siempre estará rondando sus
actividades y sus retos, como esa presencia vigilante y detonante de tus mejores
capacidades, cuando se trata de liberar tus propios miedos y asumir el reto de
dar un paso, en medio de lo que aparentemente no conocemos.
Se quiera o no, los
seres humanos viven en un rango de probabilidades, pero mejor, aún en un espacio
de posibilidades. La incertidumbre por defecto produce angustia, desesperación e
incomodidad, pues el ser humano está acostumbrado a la certidumbre y la
concreción de escenarios que sabe que puede manejar y conoce de antemano. Sin
embargo, es en el incierto, donde es posible liberar la ansiedad; cuando el
hombre es capaz de aceptar sus limitaciones y reconocer sus virtudes, podrá
llenarse de razones para saber de qué está hecho y retarse para superar sus propias
marcas.
La incertidumbre
siempre ha sido la responsable de muchas decisiones calificadas por “algunos”
como inapropiadas, audaces por “muchos” y visionarias por “otros”. Dichos
criterios de calificación responden a marcos conceptuales desde donde cada
persona mira el mundo, y por lo tanto, son relativos a cada realidad humana. Es
decir, el criterio dependerá del reto que cada ser humano está dispuesto a
asumir como la cuota de aprendizaje y renovación que le exige la vida para ganarse
el derecho a alcanzar el siguiente nivel.
La incertidumbre crea
un escenario compartido entre la realidad y la imaginación. Mientras las
cegueras cognitivas privan al hombre para ver ángulos distintos de su entorno, la
imaginación habilita espacios de reflexión inéditos para su análisis. En este
sentido, se hace necesario explorar desde la imaginación, con sentido positivo,
posibilidades que no se han contemplado antes, contrastando dichas condiciones,
frente a las capacidades disponibles en el momento y frente a aquellas que se
requieren desarrollar.
La incertidumbre no
es un juego de azar que aparece y desaparece sin razón aparente, es una
tendencia propia del entorno que se manifiesta, en palabras de Charán (2015),
como rarezas, inconsistencias y contradicciones, las cuales deben ser
identificadas y leídas, como insumo para avanzar y proponer alternativas que
hagan del “incierto”, una oportunidad para crear incentivos y motivaciones, que
quiebren el status quo y revelen aquello que no era posible ver previamente.
Cuando la
incertidumbre trata de dominar los pensamientos del hombre, deberá saber que se
enfrentará a las acciones con propósito, a la vocación y el sentido trascendente
del ser humano, que estará dispuesto a encontrarla y desafiarla en su propio
terreno. Nada más cierto que, un hombre decidido, empoderado, abandonado en la
divinidad y con propósito superior, es capaz de sobrepasar sus propios miedos y
superar el umbral de la desesperanza que le plantea la incertidumbre.
Así las cosas,
cuando la incertidumbre se revele en la vida, no la combata con su propias
armas, muéstrele que es capaz de construir escenarios tan retadores como los
que ella propone, para superar los imaginarios del “error” y construir la ruta impensada,
que destruye el miedo, aumenta la confianza y renueva la fe: el reto de ser sal
del mundo y luz para las naciones.
El Editor
Referencias:
Charan, R. (2015) The attacker’s advantage. Turning uncertainty into breakthrough opportunities. New York, USA: Perseus Books Groups.
Referencias:
Charan, R. (2015) The attacker’s advantage. Turning uncertainty into breakthrough opportunities. New York, USA: Perseus Books Groups.
No hay comentarios:
Publicar un comentario