Recientemente vuelve
nuevamente a la escena la ya conocida reflexión sobre la relación entre
creatividad e innovación. Para algunos, la creatividad tiene connotaciones
asociadas con pensar distinto, con una mirada divergente de la realidad (Zuleta
& Zuleta, 2017) y para otros, como Ackoff (1997), aquella de liberarnos de
las restricciones que el mismo ser humano se autoimpone y experimentar las
consecuencias de haberse liberado.
Por otra parte, retomando
las reflexiones de Fernando Flores (2013), la innovación es “la emergencia histórica de nuevas prácticas
que modifican o desplazan a otras ya existentes y que se encarnan en artefactos
o en maneras de relacionarnos u organizarnos”, mientras para los más ortodoxos
es el resultado de la ecuación entre “Ciencia + Tecnología + Creatividad”, donde
se homologa el ser innovador con el uso ingenioso de la ciencia y la
tecnología.
Estas dos posturas
para cada uno de los conceptos, revela los encuentros y desencuentos de los científicos,
cuando se plantea una revisión convergente de estas dos expresiones del ingenio
humano. Lo creativo nace en la mente
humana y la innovación es una expresión materializada de esa creatividad, que
puede o no ser comercializada. Así las cosas, si algo es creativo, no es
necesariamente innovador, pero si algo es innovador, si necesariamente responde
a una manifestación de la creatividad.
En línea con la postura
de Flores (2013), la innovación genera un quiebre en las prácticas históricas vigentes,
creando un punto de inflexión que tensiona los saberes previos hasta ese momento,
abriendo una nueva espiral de conocimiento que desconecta los puntos conocidos,
genera nuevas apuestas hasta el momento desconocidas y establece una manera inédita
de conectarlos y llevarlos a la realidad.
Los negocios
digitales como son entre otros Amazon, Netflix o Uber, responden a la dinámica
de la innovación, cuando cambian las reglas históricas relativas a comprar en
una tienda, ir al cine o tomar un taxi. En este sentido, más allá del acto
creativo que tuvieron sus creadores, la magia de esta nueva revolución, está en
la manera como cambian las prácticas vigentes por nuevos normales que retan el statu
quo en sus diferentes dominios para dar cuenta con una realidad distinta y
ahora digitalmente modificada.
En lectura
espiritual, cada ser humano es único, especial e irrepetible, la expresión manifiesta
de la creatividad de la divinidad: una apuesta de confianza, amor y fe, que entrega
en su criatura, las llaves de la creación para ser extensión de su sueño y crear
las nuevas dinámicas de la historia de la humanidad. El hombre frente a esta responsabilidad
no puede ser inferior y debe mantener una conexión permanente con este mandato,
que no es otro que el ser fieles administradores de la vocación y el querer de
su Creador.
En este contexto, el
ser humano es al mismo tiempo innovación y creatividad, una fusión de entendimientos
y saberes, muchos de ellos más allá de su comprensión, que libera a la humanidad
de su visión huérfana en la historia, y lo dota de nuevas condiciones de hijo y
elegido, que le permiten ser heredero de las primicias de sus Creador. Esto es,
explorar y trascender las cosas materiales conocidas, para elevarse y alcanzar nuevos
momentos de suspensión de la realidad, donde no existen apreciaciones buenas o malas,
sino experiencias significativas que pueden cambiar o no, el estado del arte de
su propia lectura de la vida.
El Editor
Referencias
Flores, F. (2013) Orientaciones estratégicas. Surfeando hacia
el futuro. Chile en el horizonte 2025. Consejo Nacional de Innovación para
la Competitividad. Disponible en: http://www.cnid.cl/wp-content/uploads/2013/05/Surfeando-2013.pdf
Zuleta, N. & Zuleta, C.
(2017) La creatividad en 7 verbos. Bogotá, Colombia: Intermedio
Editores.
Ackoff, R. (1997) Cápsulas de Ackoff. Administración en pequeñas
dosis. México, México: Noriega Editores. p.117-120
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