sábado, 30 de junio de 2018

Aprender a desaprender


Se habla con frecuencia tanto en el ámbito educativo como en el empresarial que una de las competencias más importantes de los individuos debe ser “aprender a aprender”. Esta afirmación se funda en la necesidad tanto de las organizaciones como de la persona, para mantenerse vigente en medio de los cambios e inestabilidades que el mundo actual presenta, así como una forma en que la persona se reinventa y se valida frente sus propios retos.

Si vemos el desarrollo de esta competencia, desde la vista educativa, se encuentra que el “aprender a aprender” “implica la capacidad de reflexionar en la forma en que se aprende y actuar en consecuencia, autorregulando el propio proceso de aprendizaje mediante el uso de estrategias flexibles y apropiadas que se transfieren y adaptan a nuevas situaciones” (Díaz & Hernández, 2002, p.234). Una postura que se concentra en el proceso cognitivo y consciente del ser humano que busca cómo ajustarse a las condiciones del entorno y superar sus propios sesgos frente a sus saberes previos.

En el escenario empresarial, esta competencia implica “hacerlo de forma sencilla y práctica”, es decir, un ejercicio donde “se cuenta con la información para entender donde están las situaciones problemáticas, se empodera a las personas para que tomen las mejores decisiones y se motivan para que usen sus habilidades y cooperen, teniendo en cuenta los circuitos de realimentación que advierten de manera directa las consecuencias de sus acciones” (Morieux, 2011). Esta lectura se concentra en la capacidad de la personas para reconocer la dinámica de la organización, encontrar formas diversas de comprenderla y establecer posturas diferentes que repiensen el hacer organizacional.   

Las dos visiones demandan que tanto organización como individuo privilegien un “aprendizaje dinámico” (Staats, 2018), que supere el aprendizaje continuo que se espera en los diferentes sistemas de gestión conocidos. En este contexto, el aprendizaje dinámico, reclama un aprendizaje discontinuo, que lleva necesariamente a un “aprender a desaprender”, esa competencia que favorece el compartir conocimiento, desconectar el saber existente, fallar de forma inteligente, tener más preguntas que respuestas, concentrarse en el proceso y no en el resultado, aprovechar las fortalezas individuales, asociarse con otros y transferir conocimiento entre diferentes dominios del saber. (Ver figura 1)

Figura 1. Competencia - Aprender a desaprender

En mundo cada vez más volátil, incierto, complejo y ambiguo, el “aprender a desaprender” será una competencia que permita, no sólo encontrar nuevas fuentes de valor para las organizaciones, sino motivar y descubrir el potencial de las personas para alcanzar todo aquello que se han propuesto. Desarrollar, el “aprender a desaprender”, exige crear una espiral ascendente de conocimiento, que procura una vista transdisciplinar del mundo donde cada individuo, desde su particularidad, suma a un propósito superior abandonando la zona cómoda del mundo disciplinar, donde la imaginación tiene pocas posibilidades para florecer.

Cuando “aprendes a desaprender”, no existen “verdades absolutas en el mundo conocido”, sino respuestas parciales, que son inherentes a condiciones y experiencias de tiempo, modo y lugar, las cuales definen los marcos de reflexión que son expuestos (¿o impuestos?) y que debemos comprender para superar nuestras propias limitaciones cognitivas y prácticas de la manera como entendemos el mundo hasta ese momento, sin olvidar los referentes éticos y transcendentes que guían la esencia misma de la experiencia humana.

Referencias
Díaz, F. & Hernández, G. (2002). Estrategias docentes para un aprendizaje significativo. México, DF: McGraw-Hill.
Morieux, Y. (2011) Smart Rules: Six Ways to Get People to Solve Problems Without You. Boston Consulting Group. Recuperado de: https://www.bcg.com/publications/2011/smart-rules.aspx
Staats, B. (2018) Never stop learning. Stay relevant, reinvent yourself, and thrive. Boston, MA. USA: Harvard Business Review Press.

sábado, 9 de junio de 2018

Recursos EDiRP


Dice la teoría de la empresa, que lograr un modelo de negocio ganador implica contar con recursos Especializados, Difíciles de copiar, Raros y Preciosos (EDiRP) (Bock& George, 2018, p.59) (Ver figura 1).

Los especializados tienen que ver con aquello que la organización desarrolla basado en su conocimiento, que es capaz de combinar de manera original para lograr un producto o servicio totalmente diferente. Los difíciles de copiar, que se conciben desde una manufactura única o a través de procesos específicos, que le dan una característica particular al producto final o servicio.

Los raros, tienen que ver con conocimiento inusual o habilidades únicas, que una vez aplicados se tiene como resultado una experiencia inédita para los clientes. Los preciosos están asociados con el ejercicio de clasificar los recursos disponibles: aquellos que son más valiosos que otros, privilegiando esos que hacen la diferencia en el cliente y concretan la promesa de valor de la empresa.


Figura 1. Recursos EDiRP

Te has preguntado ¿cuáles son esos recursos EDiRP que hacen de tu vida un “negocio” exitoso? Cuando tenemos conciencia que la vida en un reto permanente para hacer la diferencia en los demás, es clave saber qué es aquello que nos permite dejar nuestra impronta única en el mundo.

Por un lado nuestros saberes Especializados, establecen las bases sobre la cuales leemos, construimos, conectamos y desconectamos los elementos de la realidad. Una búsqueda permanente de aprendizajes y desaprendizajes, que nos mantiene fuera de la zona cómoda, conquistando nuevas fronteras de comprensión de aquello que suponemos debemos conocer.

De otra parte, las diferentes vistas disponibles para comprender los retos y asumirlos, establecen ese recurso difícil de copiar. La actitud y la experiencia aplicada en diferentes entornos, sectores y situaciones, permite elaborar una lectura holística del entorno. Una identificación de las relaciones más relevantes que habilitan acciones dirigidas y orientadas a dar cuenta de la esencia de la situación problemática.

Una habilidad especial, una postura novedosa o una apuesta fuera de lo común, configura ese halo de singularidad (de rareza), que permite contar con una ventaja competitiva en su marca personal. Lo que se configura como raro, debe sorprender al cliente y llevarlo por caminos insospechados para que cree su propia aventura, su propia versión de la historia.

Todos estos recursos, si bien son claves y relevantes para nuestro escenario de actuación, habrá unos más relevantes o valiosos que otros. El momento, las circunstancias, las variables PETLAS (políticas, económicas, tecnológicas, legales, ambientales y sociales) hacen que algunos de ellos tengan mayor o mejor lectura que otros. En este sentido, lo valioso se funda en cómo podemos combinar los recursos disponibles, para ganar la mayor ventaja competitiva en contextos cada vez más distintos y cambiantes.

Cuando logramos incorporar, desarrollar, actualizar y reinventar los recursos EDiRP en el ejercicio de la vida, podemos advertir una existencia llena de oportunidades y retos, de situaciones inusales que tensionan nuestra visión del mundo, de lecturas inciertas de la realidad y sobremanera, descubrir que tenemos un “modelo de negocio” único, que ha sido cargado de recursos EDiRP y nos corresponde, con la luz de la divinidad, descubrirlo y potenciarlo.

El Editor

Referencia
Bock, A. & George, G. (2018) The business model book. Design, build, and adapt business ideas that thrive. Harlow, UK: Pearson.

domingo, 3 de junio de 2018

El hombre: Innovación y creatividad


Recientemente vuelve nuevamente a la escena la ya conocida reflexión sobre la relación entre creatividad e innovación. Para algunos, la creatividad tiene connotaciones asociadas con pensar distinto, con una mirada divergente de la realidad (Zuleta & Zuleta, 2017) y para otros, como Ackoff (1997), aquella de liberarnos de las restricciones que el mismo ser humano se autoimpone y experimentar las consecuencias de haberse liberado.

Por otra parte, retomando las reflexiones de Fernando Flores (2013), la innovación es “la emergencia histórica de nuevas prácticas que modifican o desplazan a otras ya existentes y que se encarnan en artefactos o en maneras de relacionarnos u organizarnos”, mientras para los más ortodoxos es el resultado de la ecuación entre “Ciencia + Tecnología + Creatividad”, donde se homologa el ser innovador con el uso ingenioso de la ciencia y la tecnología.

Estas dos posturas para cada uno de los conceptos, revela los encuentros y desencuentos de los científicos, cuando se plantea una revisión convergente de estas dos expresiones del ingenio humano. Lo creativo nace en la mente humana y la innovación es una expresión materializada de esa creatividad, que puede o no ser comercializada. Así las cosas, si algo es creativo, no es necesariamente innovador, pero si algo es innovador, si necesariamente responde a una manifestación de la creatividad.

En línea con la postura de Flores (2013), la innovación genera un quiebre en las prácticas históricas vigentes, creando un punto de inflexión que tensiona los saberes previos hasta ese momento, abriendo una nueva espiral de conocimiento que desconecta los puntos conocidos, genera nuevas apuestas hasta el momento desconocidas y establece una manera inédita de conectarlos y llevarlos a la realidad.

Los negocios digitales como son entre otros Amazon, Netflix o Uber, responden a la dinámica de la innovación, cuando cambian las reglas históricas relativas a comprar en una tienda, ir al cine o tomar un taxi. En este sentido, más allá del acto creativo que tuvieron sus creadores, la magia de esta nueva revolución, está en la manera como cambian las prácticas vigentes por nuevos normales que retan el statu quo en sus diferentes dominios para dar cuenta con una realidad distinta y ahora digitalmente modificada.

En lectura espiritual, cada ser humano es único, especial e irrepetible, la expresión manifiesta de la creatividad de la divinidad: una apuesta de confianza, amor y fe, que entrega en su criatura, las llaves de la creación para ser extensión de su sueño y crear las nuevas dinámicas de la historia de la humanidad. El hombre frente a esta responsabilidad no puede ser inferior y debe mantener una conexión permanente con este mandato, que no es otro que el ser fieles administradores de la vocación y el querer de su Creador.

En este contexto, el ser humano es al mismo tiempo innovación y creatividad, una fusión de entendimientos y saberes, muchos de ellos más allá de su comprensión, que libera a la humanidad de su visión huérfana en la historia, y lo dota de nuevas condiciones de hijo y elegido, que le permiten ser heredero de las primicias de sus Creador. Esto es, explorar y trascender las cosas materiales conocidas, para elevarse y alcanzar nuevos momentos de suspensión de la realidad, donde no existen apreciaciones buenas o malas, sino experiencias significativas que pueden cambiar o no, el estado del arte de su propia lectura de la vida.

El Editor

Referencias
Flores, F. (2013) Orientaciones estratégicas. Surfeando hacia el futuro. Chile en el horizonte 2025. Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad. Disponible en: http://www.cnid.cl/wp-content/uploads/2013/05/Surfeando-2013.pdf
Zuleta, N. & Zuleta, C. (2017) La creatividad en 7 verbos. Bogotá, Colombia: Intermedio Editores.
Ackoff, R. (1997) Cápsulas de Ackoff. Administración en pequeñas dosis. México, México: Noriega Editores. p.117-120