Los acelerados
avances tecnológicos establecen retos para los seres humanos, retos que nos
hablan de pérdida de empleos, mayor individualidad, suplantación de personas
por robots, entre otros, que llaman la atención sobre la tensión que existe
entre el desarrollo tecnológico y el desarrollo humano y social. La llamada
cuarta revolución industrial alerta a muchos y emociona a otros, una realidad
que no es posible detener como esencia natural de la necesidad del hombre para
hacer las cosas de formas distintas.
Las evoluciones
tecnológicas se han agilizado en los últimos cincuenta años. Mientras de la primera
a la segunda revolución industrial y de la segunda a la tercera, la humanidad
tomó más de un siglo en alcanzarlas, esta última ha tomado menos de medio
siglo. Una evolución apresurada del mundo por alcanzar mayores niveles de
desarrollo y bienestar para la sociedad y dar el salto cualitativo y
cuantitativo de una mayor conquista de la naturaleza y la prevalencia de la
ciencia y el conocimiento sobre la materia.
Evolución de las Revoluciones industriales
(Traducción libre: Gráfica en plantillas de PresentationLoad)
Cada vez que la humanidad
enfrenta un salto tecnológico, social, político o económico, se presentan
ganadores y perdedores, un resultado propio de las sociedades que viven compitiendo
por los recursos, fundadas en las elaboradas reflexiones económicas que nos
hablan de cómo alcanzar riqueza material para mantener un nivel de vida que
asegure un mejor bienestar para todos.
Esta nueva
revolución industrial asistida de “redes de humanos, máquinas y cosas”,
establece una nueva frontera para la humanidad e inaugura una nueva forma de
interacción social: personas-cosas, cosas-personas, cosas-cosas. Este contexto
digitalmente modificado, amplia la visión de la vida como la conocemos hoy,
donde las tecnologías inteligentes comienzan a ganar espacios como referentes “cognitivos”
que nos asisten en las decisiones del diario vivir.
Estamos pasando de
una era digital a una era cognitiva, una era donde se quiere tener más
respuestas en poco tiempo, más capacidad de reflexión y sobremanera mayor capacidad
para anticipar tendencias hacia el futuro. Esta necesidad del hombre de avanzar
y anticipar, demanda mayores exigencias de procesamiento y aprendizaje, que las
propuestas recientes asociadas con inteligencia artificial están capitalizando
con desarrollos tecnológicos que muestran sus bondades en problemas concretos como
la salud, predicción del tiempo, la seguridad nacional, entre otros.
Así las cosas, las
habilidades y capacidades humanas y profesionales que se requieren para asumir
el reto de la transformación hacia lo cognitivo, pasa por una recuperación del
ser individual y único que somos, por la lectura transversal del mundo que reconoce
las relaciones vigentes y emergentes de la vida, por el fenómeno trascendente
que la tecnología no logra explicar ni experimentar, como el sello indeleble de
la humanidad que se resiste a perderse en la magia de las innovaciones
tecnológicas.
La cuarta revolución
industrial deberá considerar al SER como su apoyo fundamental para lograr las
transformaciones que tiene previstas, sin él, sólo será un movimiento
científico-tecnológico con muchos desfiles de modas, que sólo dejarán vacíos en
la implementación de poderosas innovaciones, con pocas y nuevas conquistas
humanas y muchas ganancias empresariales y ejecutivas.
El Editor
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